Clorinda Matto de Turner, Susana Baca y María Parado de Bellido 8Foto: Difusión)
Clorinda Matto de Turner, Susana Baca y María Parado de Bellido 8Foto: Difusión)
Juan Carlos Fangacio

Si ser mujer en el Perú es y ha sido difícil, ser mujer y además ser chola o negra o mestiza ha sido doble, triplemente difícil. Lo vivieron en carne propia muchas de las que hoy conocemos como protagonistas fundamentales de nuestra historia: Micaela Bastidas en su cruenta lucha independentista; las rabonas de la Guerra con Chile, quienes tuvieron un rol injustamente secundario detrás de los soldados, a pesar de su participación clave en la resistencia; Victoria Santa Cruz, quien aprendió a aceptar que le gritaran "¡negra!"; o Magaly Solier, estigmatizada y burlada en pleno siglo XXI por el simple hecho de ser quechuahablante.

Algunas de esas formas múltiples de la adversidad son presentadas en el libro "Había una vez una peruana" (Xilófono, 2018), publicación que reúne a más de 50 mujeres notables de nuestra historia para homenajearlas como se debe. Porque en el Perú no solo se las ha relegado en la acción, sino también en el discurso. No importa que hayan sido mártires o extraordinarias poetas, defensoras del medio ambiente o inolvidables cantantes. En nuestro país ha habido una inclinación dolosa –y a veces también inconsciente– por ningunearlas o silenciarlas. Por ser mujeres. Por su lengua. Por su origen. Excusas absurdas hay muchas.

Mamá Angélica (Foto: Difusión)
Mamá Angélica (Foto: Difusión)

DEJAR LA PIEL
"Había una vez una peruana", que se presentó ayer en la , es un libro esencialmente femenino no solo por su contenido sino por su concepción: está estructurado sobre la base de breves biografías escritas por mujeres y acompañadas por vistosos retratos, también a cargo de mujeres. Entre las plumas participantes están Carmen Ollé, Gabriela Wiener, Giovanna Pollarolo, Karina Pacheco, Valeria Román, Katherine Subirana y Ana Núñez; entre las ilustradoras resaltan Claudia Coca, Natalia Revilla, Issa Watanabe, Leslie Umezaki, Natalia Iguiñiz, Sheila Alvarado y el proyecto de serigrafía Amapolay. En esa confluencia también se han cruzado diversos orígenes, generaciones, tonos, estilos.

Victoria Santa Cruz (Foto: Difusión)
Victoria Santa Cruz (Foto: Difusión)

Para destacar está el hecho de que el libro no solo incluye a individualidades: algunos de los textos aluden a colectivos de mujeres que, gracias a su esfuerzo conjunto, han logrado ser mucho más visibles y hacerse escuchar. Desde el colectivo SÖI, conformado por las artistas shipibo-konibo de Cantagallo, hasta las miles de mujeres que desde hace un par de años han tomado el bastión de la lucha con el movimiento Ni Una Menos.

Si todas son tan diferentes, ¿pueden ser todas iguales? Es en esa aparente contradicción donde se resume la esencia de su diversidad. Una tensión, un choque, una búsqueda de equilibrio que pasa de ser obstáculo a convertirse en invalorable riqueza.

SOBRE LA CAMPAÑA
"De inga y mandinga" es un esfuerzo periodístico de El Comercio para combatir el racismo desde la evidencia científica de la biología genética. La campaña, que cuenta con el auspicio de la Fundación BBVA, abonará a favor del mejor conocimiento del ADN propio de la peruanidad, fusión étnica y cultural que debemos celebrar.

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