El nuevo libro de crónicas de Angulo Daneri es editado en el Perú por Estruendomudo y saldrá a la venta a partir del viernes 22. (Foto: Difusión)
El nuevo libro de crónicas de Angulo Daneri es editado en el Perú por Estruendomudo y saldrá a la venta a partir del viernes 22. (Foto: Difusión)
Raúl Tola

Toño Angulo Daneri (Lima, 1970) termina su café y lo deja sobre la mesa. Desde la terraza del hotel se tiene una vista privilegiada de Uliánovsk, la cuna de Lenin. A un lado discurre el ennegrecido curso del río Volga y al otro se aprecia la ciudad, con sus edificios bajos de techos rojos y verdes a dos aguas.

Angulo ha llegado hasta aquí siguiendo el itinerario de la selección peruana. Estuvo en Saransk, viendo la reaparición de la Blanquirroja en los mundiales, y luego tomará un tren a Ekaterimburgo, donde el equipo se jugará la vida mañana contra la Francia de Pogba, Mbappé y Griezmann.

Como los casi 60 mil peruanos que, se calcula, han cruzado las fronteras rusas en las últimas semanas, Angulo ama el fútbol. Prueba de ese afecto incondicional y antiguo es "Perdonen la alegría (treinta y seis años después)", su nuevo y esperado libro, un itinerario emocional con el que repasa ese largo paréntesis de fracasos que se cerró con Rusia 2018.

"La última participación mundialista peruana ocurrió en España 82, cuando yo tenía 12 años. Ha pasado muchísimo tiempo para un país futbolero como el nuestro. Entre tanto, los niños se han hecho adultos, los adultos se han hecho mayores, los mayores tuvieron nietos. Treinta y seis años podrá ser un suspiro en la historia de la humanidad, pero en la historia de la peruanidad futbolera ha sido, más bien, un larguísimo lamento".

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

Sorprendentemente, el origen de esta narración trepidante y conmovedora está en otro libro, que Angulo solo conoce de oídas. "Hace unos años me enteré por un artículo de Juan Villoro de la existencia del libro de memorias de un escritor al que admiro mucho, el húngaro Péter Esterházy. Lo curioso es que no lo he podido leer, porque aparte del húngaro solo tiene traducción al alemán. Se titula 'Deutschlandreise im Strafraum' (algo así como 'Viaje por Alemania en el área del penal'). Esterházy tenía cuatro años cuando se jugó el Mundial de Suiza 1954. Hungría era un equipazo, pero cayó en la final por 2 a 3, y Alemania salió campeona. El resultado fue un verdadero trauma nacional. Él confiesa que desde entonces dedicó toda su energía a erradicar de la historia del mundo esos noventa minutos y, como consecuencia, 52 años después escribió esas memorias".

AUTOBIOGRAFÍA REDONDA
De ahí que, además de una crónica sobre las presencias y ausencias del Perú en los mundiales, "Perdonen la alegría" también pueda leerse como una autobiografía, donde el fútbol es un mero disparador de los afectos. El Toño Angulo que creció en el Callao y de niño iba al estadio Telmo Carbajo con su padre para hablar de la vida mientras disfrutaban de las diabluras de 'Piticlín' Palacios, es el mismo que, ya adulto, comparte cábalas, conversaciones y confidencias con su hijo Gabriel, un pequeño zurdo nacido en Madrid y enamorado del Barza de Messi.

La suya ha sido además una terquedad que no han roto el tiempo ni la distancia. "Como vivo en España (dejó el Perú en el 2005), tuve que seguir la clasificación peruana al Mundial de Rusia a 12 mil kilómetros de distancia, con 6 o 7 husos horarios de diferencia. En términos prácticos eso significa: no poder ir al estadio sino verlo a través de una señal pirata de Internet; poner el despertador a las tres de la madrugada y ver el partido con audífonos para no despertar a mi chica ni a mi hijo pequeño; no poder abrazar a nadie para celebrar un gol; y al día siguiente, cualquiera haya sido el resultado, que en mi entorno cercano eso no le importe a nadie más que a mí mismo".

Cuenta Angulo que todos estos desvelos valieron la pena. Lo mismo que el largo viaje que lo espera de Saransk a Ekaterimburgo —la ciudad rusa más próxima a la Siberia de todas donde se juega el Mundial— y el todavía peor trayecto de 36 horas a Sochi. "Una vendedora de flores catalana me dijo hace mucho tiempo, con sabia elocuencia, que sufría con el fútbol para no caer en la tentación de sufrir por otras cosas que tampoco tienen ninguna importancia. Creo que aquí hay otra clave del libro: para un futbolero el fútbol es importante, pero solo entre las cosas que no tienen importancia. Es un juego, y como lo sabe bien cualquier niño, el juego es la única cosa que merece ser tomada en serio en esta vida".

(Foto: Difusión)
(Foto: Difusión)

Angulo lloró de emoción cuando esperaba el Perú-Dinamarca y por los parlantes del Mordovia Arena de Saransk se escucharon los inconfundibles compases del "Contigo Perú" en la voz del 'Zambo' Cavero. Es cierto que el fútbol no es lo más importante, pero cómo se le parece en estos días en los que la selección peruana se codea con los principales combinados del mundo y decenas de miles de peruanos hacen de Rusia una sucursal de su barrio de toda la vida. Perdonen la alegría.

DATO:
"Perdonen la alegría (treinta y seis años después)" se presentará el martes 10 de julio, a las 8:00 p.m., en Escena Libre del Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro). Participan Lizzy Cantú y Daniel Titinger.

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