Ricardo Piglia: "Hoy viajan los escritores, pero no los libros"
Ricardo Piglia: "Hoy viajan los escritores, pero no los libros"
Redacción EC

OSCAR BERMEO OCAÑA
Especial para El Comercio

Buenos Aires. La novela que marcó el regreso definitivo de Ricardo Piglia a Argentina le valió el reconocimiento en la reciente Feria del Libro. “El camino de Ida”, libro inspirado en su larga estancia en una universidad estadounidense, ganó el Premio del Lector y confirma la vigencia de uno de los autores argentinos más importantes de los últimos 50 años. “Cuando me dijeron que fueron más de 10 mil votos, pensé que podría postularme a concejal”, dice, risueñamente.

Emilio Renzi, su eterno álter ego, llega a una universidad de Nueva Jersey atraído por la figura de la directora Ida Brown. La inexplicable muerte de su colega generará una serie de preguntas en Renzi, quien se sumerge en las zonas más oscuras del mundo académico.

¿Qué supone para un escritor ser premiado por los libreros y lectores?
Los libreros y lectores son grandes amigos de los escritores, más que los críticos y editores, con los cuales existen conflictos. Los lectores se acercan para saludar o esperar una recomendación. Aunque también está la escena paradojal donde uno siente que el afecto del lector está más referido a la figura del escritor que a la persona. 

¿Hay cierto temor en los escritores en no responder a las expectativas de los lectores en esos encuentros?
Eso suele suceder. Me encuentro con colegas a quienes admiro y en persona son otra cosa. No hay que confiar en la impresión personal, pese a que en esta época viajan los escritores, pero no los libros. Hoy son los escritores quienes están en primer plano y responden más a la imagen que se tiene de un escritor que a la esencia del trabajo. Aunque hay excepciones. Por ejemplo, Borges era muy parecido a lo que escribía. A diferencia de otros como Onetti, que era muy hosco, o Rulfo, que casi no hablaba.

¿“El camino de Ida” cierra su etapa estadounidense?
Sí. Pese a que no sea un escritor descriptivo que hace una reproducción fiel del lugar, siempre he escrito novelas donde he vivido. Es una particularidad que no recomiendo, pero se explica por la seguridad que me da escribir sobre algo que conozco bien. Por ejemplo, me costaría mucho escribir una novela que se desarrollara en Lima, por más que investigue. Entonces, la idea de escribir una novela que sucediera en un pueblo cercano a Nueva York tenía que ver con haber vivido ahí.

¿Esta novela se puede entender como una descripción de la sociedad norteamericana?
Por lo menos, de una zona de esa sociedad.  En la novela aparece algo que es muy visible para cualquiera que no es de ahí: la violencia extrema, la cual está oculta por una política de Estado, que tiende a decir que la violencia está afuera. Sin embargo está muy presente. Cada tanto nos llegan imágenes de alguien que sube a la terraza y dispara. Casos como esos no se pueden entender solo como raptos psiquiátricos. Muchas veces tienen un trasfondo político, porque es una sociedad donde la política está ausente en el sentido que puede haber en Perú o Argentina, donde la gente pierde el trabajo y va a un partido, sindicato y hace un poco de lío. En EE.UU. es muy difícil eso.

¿Su álter ego Emilio Renzi, que ha guiado su obra literaria, es esa parte suya que realiza acciones que usted no haría?
Es un poco de eso. También es una voz. En la literatura uno siempre busca cierta música, entonces el tono de Renzi lo conozco perfectamente. Es como un músico de jazz que tiene que improvisar, pero sabe que hay un ritmo determinado.

Es un estudioso de la obra literaria de su país, ¿cómo la ve actualmente?
Muy bien, la veo muy activa, con buenos escritores jóvenes. Me interesan mucho las primeras novelas porque son la marca de lo que está pasando. En la lista finalista del Premio del Lector 2014 había varias primeras novelas. Eso hace pensar que son escritores con voz propia y hay gran futuro.

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