En estos tiempos marcianos, cuando la palabra incertidumbre y desasosiego se han convertido en lugares comunes, el centenario del escritor Ray Bradbury, pareciera acompañarnos muy estrechamente. “¡Y ojalá así sea!”, nos dice Rodrigo Fresán. Para uno de los escritores argentinos más reconocidos, Bradbury es un escritor de ciencia ficción marcado por el optimismo más humanista. Alguien que piensa que el futuro será un mejor lugar. Sin embargo, si se lo preguntan, el autor de “Historia argentina” creería que los tiempos que vivimos están más cerca de las ficciones de Phillip K. Dick (Blade Runner), quien tanto escribió sobre futuros ya instalados en nuestro presente, donde todo funciona mal y en el que el volumen de idiotez y mala gestión demostrado por los humanos alcanza dimensiones cósmicas.
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Fresán es responsable del magnífico prólogo que abre el portal de la edición especial de “Crónicas Marcianas”, publicada por editorial Minotauro por el centenario del autor nacido en Waukegan, Illinois, un 22 de agosto de 1920. Una tarea que, en 1955, cumplió don Jorge Luis Borges para el mismo sello, en la primera edición castellana, lanzada desde Argentina. “A Bradbury lo he leído y releído con una cierta constancia”, comenta el escritor en esta entrevista vía Zoom que vincula pantallas de Lima y Barcelona. Recuerda que la primera vez que lo leyó fue a los 7 años, en tiempos que cualquier niño interesado en la lectura podía acceder al “Siddhartha” de Herman Hesse, a “Un mundo feliz” de Huxley, o a “Fahrenheit 451” del mismo Bradbury. “Recuerdo con cierta nostalgia la época en que los libros no eran destinados específicamente para un lector joven, sino que simplemente seducían a los jóvenes, novelas de formación, muy educativas en el sentido más puro, estricto y luminoso del término”, afirma el escritor porteño.
Ray Bradbury es un escritor al que Fresán le está agradecido. “Si uno acaba siendo escritor, Bradbury es uno de esos autores que te enseñan mucho. Es muy preciso a la hora de mostrarte cómo se estructura una historia. Escritores como Proust, Borges o Nabokov son formidables, pero no tienen mucho por enseñarte. Son como sistemas cerrados, lo único que pueden mostrarte es a escribir como ellos, algo patético, pues solo producen pastiches e imitadores. Bradbury, en cambio, es como una caja de herramientas”, explica. De hecho, su primera novela, “Historia Argentina”, es producto de ese aprendizaje, confiesa el escritor. “Crónicas Marcianas es un ejemplo de ensamblado. La idea configurar una novela con una serie de relatos es un mecanismo al que Bradbury volvió varias veces”.