Sergio Ramírez: Cervantes en tierra de Darío
Sergio Ramírez: Cervantes en tierra de Darío
Enrique Planas

Dos hombres se pelean por el cerebro del poeta Darío. Un país de arañas asesinas, ballenas devoradas y peces que hablan a los migrantes. La revolución sandinista y una miseria material y humana que se niega a desaparecer en Nicaragua. Estas imágenes, tomadas de libros tan diversos como "Margarita, está linda la mar" (1998), "El reino animal" (2006), o "Adiós muchachos" (1999), demuestran que para Sergio Ramírez la imaginación es una emanación de la realidad, un vapor luminoso que sale de la realidad tras frotarla, como se hace con la lámpara maravillosa del cuento de Aladino.

Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942), novelista y vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990, es parte viva de la historia de América Latina. Símbolo del autor comprometido que en la revolución sandinista en Nicaragua derrocó al dictador Anastasio Somoza, pero también del hombre sencillo y encantador, cuya hondura de reflexiones y trato afable extiende todas las conversaciones.

"Si aún existe en el mundo un escritor que responda al calificativo de 'comprometido' ese es sin duda Sergio Ramírez", señala el escritor Jorge Eduardo Benavides. "Lúcido y coherente, figura política de larga trayectoria y escritor de ambición que ha cultivado la novela, el ensayo, el cuento y la memoria, el nicaragüense ha sabido trasladar con maravilloso equilibrio su dimensión cívica a su trabajo narrativo", afirma el autor peruano radicado en Madrid.

Para el escritor mexicano Antonio Ortuño, Ramírez resulta un vínculo de las generaciones de escritores más jóvenes con el llamado 'Boom' literario. "Me parece que eso es algo que se nota estilísticamente, incluso, en el lenguaje y en la construcción de su narrativa. Sergio es un hombre que ha cumplido esa misma función de puente, un lector atento de la tradición y a la vez, en espacios como el encuentro Centro América Cuenta, un promotor de los jóvenes", señala.

—"En estado de gracia"—
Pocas horas después del anuncio en Madrid del ministro español de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, en Managua el flamante premio Cervantes ofreció una conferencia para la prensa local. En ella confesó sentirse “en estado de gracia” tras la noticia. “Yo espero que el premio signifique mucho para mi país, donde se aprecia a los poetas y a los escritores. Lo dedico a mi país”, dijo la mañana del jueves.

"Siento con este reconocimiento que no me equivoqué cuando a los 14 años publiqué mi primer cuento", recordó. “Mi padre quería que fuera abogado y antes de llevarle el título de abogado le llevé el libro de cuentos y, en lugar en regañarme, me dijo que escribiera una novela".

Doctor en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y periodista activo, Ramírez actualmente dirige la revista electrónica Carátula y escribe en el blog literario Boomerang del diario "El País". Sus artículos se publican en diarios y revistas de una veintena de países.

—Centroamérica existe—
En sus 40 años de historia, el premio a Sergio Ramírez significa la primera vez que el importante galardón en lengua castellana llega a Centroamérica. Un olvido que revela lo invisible que resulta para España y el resto de América una tradición literaria que cuenta con notables representantes.

Sin embargo, el olvido parece que ha empezado a ceder. Prueba de ello son las declaraciones de Gioconda Belli, quien celebró con entusiasmo el premio para su colega, paisano y ex compañero de militancia sandinista.

"Cerré los ojos celebrando a Claribel y los abro ahora para leer que Sergio ganó el Cervantes. ¡Qué belleza! Felicidades, querido Sergio", expresó la autora de la novela "El país de las mujeres", en su cuenta de Twitter.

En su mensaje, Belli aludía además a la poetisa nicaragüense Claribel Alegría, quien hace solo dos días recibió a los 93 años el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Nicaragua y su escritor deberán esperar hasta el 23 de abril, día en que es entregado el premio, en coincidencia con en el aniversario luctuoso del autor de "Don Quijote". Dotado con 147.500 dólares, esta edición del premio ha vuelto a cumplir la ley no escrita que reparte el galardón de forma alternativa entre Latinoamérica y España.

REACCIONES AL PREMIO

Fietta Jarque (periodista cultural)
Conocer personalmente a un escritor completa la figura que uno se hace de él a través de su obra. El año pasado compartí una mesa redonda con Sergio Ramírez en el Hay Festival Arequipa, donde hablamos sobre gestión cultural en Latinoamérica. Seriedad y pasión no suelen ser compatibles, pero en él se dejaba ver que ni las mayores adversidades en su cometido de difundir el amor a la literatura habían conseguido desilusionarlo. Sabio, sensato, coherente, activo, Ramírez es un intelectual completo, como los que necesitamos en nuestros días.

Santiago Roncagliolo (novelista)
​Sergio Ramírez marca el final de una estirpe. Aparte de él, Mario Vargas Llosa o Jorge Edwards, no quedan muchos de los latinoamericanos que marcaron el siglo XX, aquellos que hicieron de la literatura parte de su compromiso con las ideas. Como vicepresidente y luego crítico del sandinismo, encarna a esos intelectuales que decidieron que la mejor utopía era la democracia, parte de la corriente principal del pensamiento de la región. Además, no deja de representar la literatura de Centroamérica, región nunca suficientemente leída ni valorada.

Fernando Iwasaki (novelista)
​Sergio Ramírez es el último de una estirpe a punto de extinguirse. Me refiero al linaje de los escritores alumbrados por el estallido del 'Boom' y que son los únicos que no solo cuentan con miles de lectores, sino que todavía llenan auditorios por los países iberoamericanos. Es autor de novelas maravillosas como "Margarita, está linda la mar" (1998) o "Mil y una muertes" (2004), así como de unas memorias que todo latinoamericano debería leer: "Adiós muchachos" (2007), además de cuentos que están entre los mejores que he leído en lengua española, como "Charles Atlas nunca muere".

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