Los ojos verdes, el caballo danzante, rubio, negro, rojo, castaño, las barbas, las sonrisas de ambas, el piano, el pianista, aquel guitarrista de pie, sus vestuarios, sus botas, el look entero, digno de catálogo para enmarcar. Imágenes que aparecen como flashes en cuanto buceamos en la mente para identificar cuál es nuestro primer recuerdo de Abba. Es aquel el color que envuelve su música y su simpatía imperecederas. Son como el arreglo final que enciende melodías que son también pequeñas máquinas del tiempo que nos llevan a las pistas de baile a desafiar la noche, o, sencillamente, a mirar el mar en busca de una imagen que nos abrace a un pasado que se cree siempre mejor. Canciones románticas, festivas, juguetonas. La demostración de que lo naif puede ser también entrañable. Tanto, que la oculta crítica política de algunos temas pasa aún desapercibida para muchos. El mérito es, por supuesto, de los cuatro integrantes –dos de ellos compositores de los temas, junto al manager Stig Anderson- y de su productor, Michael B. Tretow, inspirado en el Wall of Sound de Phil Spector y en las canciones de los Beatles para darle personalidad a composiciones que pronto intuyó mágicas.
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Cuando el 11 de diciembre de 1982, Björn, Agnetha, Benny y Anni-Frid (Frida) hicieron su última presentación como Abba en un programa de televisión, probablemente ni ellos imaginaban que no se repetiría una situación similar y que sus caminos pronto tomarían rumbos distintos. Habían sido amos y señores de la década de los setenta gracias a sus hits pegadizos, claro, pero también gracias a la imagen impoluta que tenían como grupo, capaz de hacerlos llegar a grandes y chicos y, por supuesto, al carisma y belleza de sus dos cantantes femeninas. Aunque las cifras varían ligeramente, se calcula que han llegado a vender alrededor de 500 millones de álbumes en todo el mundo. Algunos hablan de 300, otros de 400. Considerando que se formaron en 1972, hablamos de unos 10 millones de álbumes vendidos por año. Un hecho fabuloso que los pone en la lista de los artistas más exitosos de la historia, al lado de otros como los Beatles, Michael Jackson, Madonna, Elton John o Elvis Presley.
Cuando alguien de más de 40 años escucha una canción de Abba, es inevitable la nostalgia, el volver a la infancia o juventud, el revivir momentos felices de la vida. Cuando alguien menor de 30 o 20 años canta aún canciones como “Dancing Queen” se constata, además, la vigencia y contemporaneidad de su música. Ahí están “Waterloo”, “Mamma Mia”, “Fernando”, “Knowing Me, Knowing You”, “Money, Money, Money”, “Take a Chance on me”, “Thank You For The Music”, “Gimme, Gimme, Gimme”, “Voulez Vous”, “I Have a Dream”, “Chiquitita”, “Super-Trouper”, “The Winner Takes it All” o “Lay All Your Love on Me”, temas que tienen la virtud de ser reconocidos por oyentes de Suecia, por supuesto, pero también en lugares como Perú, Israel o Zimbabwe, tanto como en Costa Rica, Polonia, Japón, Australia o la antigua Unión Soviética. Hasta la cortina de hierro bailó con ellos. Más que una banda escandinava que cantaba en inglés, Abba supo ser universal. Cuando el planeta entendió que no volverían a subirse a un escenario para cantar juntos, tácitamente, una era alegre, inquieta e inocente se decretó terminada. Tuvieron que pasar unos años para que el olvido diera paso a la nostalgia y a la revalorización de su música, invulnerable al tiempo.
Los reyes del baile
A pesar de lo que muchos creen, los integrantes del grupo siguieron en la música tras su alejamiento. Agnetha y Anni-Frid (Frida), lanzaron discos solistas, buscando retomar las carreras que ya tenían y que quedaron truncas tras su unión a Abba. Benny y Björn se dedicaron a los musicales y luego a componer canciones para otros artistas. Bajo ese mismo espíritu, para fines de los años 90 compusieron el musical Mamma Mia!, basado en las canciones del famoso cuarteto que ellos mismos compusieron. Para el 2008, alrededor de 65 millones de personas habían visto la representación en las diversas producciones realizadas alrededor del mundo. Se estima que ha recaudado, aproximadamente, 4 mil millones de euros. Es, por supuesto, uno de los musicales más exitosos de la historia. Tanto así, que el 2008 fue llevado al cine, con Meryl Streep y Pierce Brosnan como protagonistas. El filme costó 52 millones de euros y recaudó 609 millones de dólares en 24 semanas. El 2018, tuvo una segunda parte y una tercera, según se rumorea, es bastante posible.
En ese lapso de tiempo, sus temas siguieron vivos gracias no solo a la radio, que los seguía tocando, sino a Erasure, que lanzó el EP tributo Abba-Esque en 1992, revitalizando sus canciones. Luego también al cine, pues sonaron en una variedad tan amplia de películas que iban desde la australiana “La boda de Muriel” (P.J. Hogan, 1994) hasta la balcánica “Gato negro, gato blanco” (Emir Kusturica, 1998). Su música también ha estado presente en los soundtracks de filmes como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), Summer of Sam (1999), The Martian (2015), Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (2017) o la reciente Thor: Love and Thunder, al lado de los mejores hits de Guns N´ Roses.
A estas alturas, siendo los cuatro integrantes septuagenarios alejados de las tercas veleidades de estrellas del rock como Jagger o Richards –y pesar de que se separaron sin una despedida oficial-, se vislumbraba imposible un reencuentro en forma de gira mundial. Entonces, Frida (76), Agnetha (72), Björn (77) y Benny (75) se decidieron por la tecnología. Representados por los Abba-tars, sus hologramas, pudieron volver a ser jóvenes y reencontrarse con su público en una serie de conciertos revolucionarios –iniciada en Londres, en mayo de este año- que no necesitó tenerlos físicamente presentes en el escenario. Nuevas generaciones tienen así la oportunidad de disfrutar su música. “Estuve allí en la noche de apertura. Una de las mejores noches de mi vida. Ver el futuro, bellamente entrelazado con el pasado. ABBA es verdaderamente una leyenda”, escribió un usuario en uno de los videos que circulan por YouTube. “Nada puede prepararte para estar allí y experimentarlo. La iluminación, el sonido, la atmósfera y por supuesto ¡ABBA! La creatividad y la producción en torno a todo el espectáculo van más allá de lo que podría haber imaginado y esperado. Los 43 años de espera valieron la pena”, escribió otro, que pareció haberlos visto también en su momento de mayor gloria. En dicha plataforma hay varios videos de cómo se realizó el proceso de creación de los hologramas generados en 3D y hay fotos de los integrantes con los trajes de sensores necesarios para concretar dicha proeza tecnológica. Las leyendas suecas de la música parecen haber encontrado la piedra filosofal, clave para el secreto de la eterna juventud.
“Cuando veo mi avatar en el escenario, realmente se convierte en una mezcla. Es como si tuviera una especie de vida infundida en este tipo que vemos en la pantalla”, ha dicho Björn sobre la experiencia. Para Frida, ”Es asombroso el trabajo que han puesto en este proyecto. En serio, es increíble”.
Por si fuera poco, el 2021 publicaron un nuevo álbum con nuevos temas, “Voyage”, otro éxito para su colección: fue número 1 en 18 países y vendió un millón de copias solo en la primera de semana de su lanzamiento. Hasta hoy, según Forbes, el grupo llegó a ganar 2 mil millones de dólares. La fortuna sumada de los cuatro, en la actualidad, supera los 500 millones de dólares. Casi 23 millones de personas los oyen mensualmente en Spotify.
Por eso mismo, su historia no solo es estudiada por músicos, sino también en las escuelas de marketing y negocios internacionales. El 2013, Estocolmo inauguró un museo dedicado a ellos. Y es que, además de la mencionada Spotify, Ikea o Volvo, Suecia tiene en ellos otras joyas que preservar para su economía, su cultura y su alegría.
Gracias por la música
¿Qué mejor manera de mantener viva una leyenda que contando su historia, es decir, cantando sus canciones? Desde 1999, un grupo de artistas reunido en Londres decidió convertirse en Mania The Abba Tribute y dedicarse a rendirle tributo constante a la música del cuarteto escandinavo, un repertorio de casi 200 temas que se mantiene vivo en la memoria del planeta. Tamsin Stewart, Rhiannon Porter, JoJo, Duncan Walsh-Atkins, Lucas Hajiantoni y Edward Handoll han sabido representar el sonido al que veneran.
De este modo, países como Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Francia, España, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur o Sudáfrica han podido revivir la sensación de ver en concierto a la legendaria banda sueca, gracias a la agrupación británica que, acompañada de un poderoso show de luces y sonido, hace realidad el sueño de muchos en un viaje a través del tiempo y el espacio a un mundo en el cual las bolas de colores aún siguen girando, las pistas de baile deslumbran con sus luces y los años setenta cobran vida renovada. Los intérpretes ya han vendido más de 3 millones de tickets alrededor del mundo.
Para quien quiera vivir nuevamente la experiencia de sus canciones, explorar los caminos del sentimiento, la nostalgia y, por supuesto, la fiesta, Mania The Abba Tribute es el camino. Finalmente, como cantaron Frida, Agnetha, Björn y Benny en aquel clásico “The Way Old Friends Do”, que también sonó en uno de los fugaces y siempre amistosos reencuentros que tuvieron desde su separación –la del grupo y la de los matrimonios de las parejas que formaron-: “You and I can share the silence/ Finding comfort together/ The way old friends do/ And after fights and words of violence/ We make up with each other/ The way old friends do” (“Tú y yo podemos compartir el silencio/ Encontrando consuelo juntos/ Como lo hacen los viejos amigos/ Y después de peleas y palabras de violencia/ nos reconciliamos/ Como lo hacen los viejos amigos”).
Mientras tanto, nosotros, testigos de sus 10 años de éxitos y 40 de silencio, podemos mirarlos y decirles “Thank you, Abba, for the music”. “Quiero dar las gracias/ por las canciones/ que transmiten/ emociones”. Que los años 70 no terminan jamás.
Día: miércoles 26 de octubre
Hora: 9.00 p.m.
Lugar: Arena Perú
Dirección: Av. Javier Prado Este 4406, Santiago de Surco.
Entradas: Teleticket.
Ojo: los tickets comprados para la fecha anterior, programada a mediados de año, son válidos para esta nueva fecha.
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