Chuck Berry: un perfil de la leyenda del rock and roll
Chuck Berry: un perfil de la leyenda del rock and roll
Czar Gutiérrez

En aquellos primeros tiempos de la creación, hermanos, la Tierra era plana y giraba a 33 y 45 revoluciones por minuto. La Tierra era un esférico de aluminio finamente recubierto por laca y nitrocelulosa. De acetato, claro. En aquellos primeros tiempos –1940 en adelante–, la atmósfera era un terso compuesto de salmos gospel. Que apenas tocaban el alma, pero los devotos entraban en éxtasis religioso. A eso se le llamaba rocking. No tardaría en aparecer la corte de réprobos para pervertir el rocking. Sujetos como Roy Brown, Deacon Jones o Wild Bill Moore contaminaron el son sacrosanto con la concupiscencia blues, country y otros aires de lúbrica apetencia. Con Bill Haley y Little Richard empeoraron las cosas: aceleraron el rock (movimiento hacia atrás y adelante) y el roll (movimiento lateral). Todo lo cual devino en desmadre cuando Elvis, la pelvis, entró en modo licuadora y ya sabemos en qué terminó el rocking.

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CHUCK AND ROLL
"Si quisieran darle un nuevo nombre al rock and roll, podrían llamarlo Chuck Berry", dijo John Lennon con didáctica y meridiana claridad. Porque si algo caracterizó la presencia de Chuck Berry en este mundo (Missouri, 18 de octubre de 1926 - ibídem, 18 de marzo de 2017) fue clarificar la polvareda, redefinir el rhythm and blues, y edificar las bases del rock and roll. ¿Cómo lo hizo? Domesticando el blugrass, limando el hillbilly, refinando los pleistoceicos boogie-woogie, western swing y gospel de cara a un hibridaje que en la cintura de Elvis adquirió dimensión coital. Lo de Berry era otra cosa, claro. Tercer párvulo de un diácono baptista, a los 27 años se embarcó en un combo de rhythm and blues llamado Sir John Trio, cuyo frontman, Johnnie Johnson, es inmortalizado en "Johnny B. Goode", unánimemente la mejor canción de guitarra en la historia del rock. 
De allí al estratosférico "Maybellene" (1955) habría un pequeño paso para el hombre, pero un salto gigante para la humanidad: Chuck tomó una Gibson ES-335 y expropió a T-Bone Walker el saltito sobre una pierna, mientras movía la otra adelante y atrás, con el adicional pendular de testa. Pero Chuck inventó el “paso de pato” para disimular las arrugas de su gabardina (y hasta en esos azares influyó: Angus Young, Pete Townshend y Keith Urban lo imitaron). Pero la gravitación universal de Berry no fue un paso de baile; fue un misil que atravesó un océano y encontró diana en el reino de Inglaterra, cuya armada se alistaba para asaltar el planeta.

CORONADO DE ESTRELLAS
Conserje, estilista, fotógrafo y carpintero: así fue el hombre que sometió a la pérfida Albión, cuya artillería de élite se inclinó reverente ante su majestad: The Beatles, The Rolling Stones, The Yardbirds y The Animals conquistaron el mundo con las armas de Chuck. También plagiado por Beach Boys, Lennon y Dylan, de sus internamientos en la cárcel se habló tanto como cuando puso cámaras en los baños de su restaurante para grabar damiselas en paños menores. Respecto a su show en Buenos Aires (2013), solo diré que resultó inolvidable porque ni siquiera recordaba la letra de su rola más célebre. 
Nada de lo cual destrona a uno de los 5 mejores guitarristas de todos los tiempos. El que le puso diamantes a la corona de Elvis. El primero en sonar en la sonda Voyager para que nos escuchen en otros mundos. No por gusto creó el rock and roll, el sonido que aroma la galaxia.

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