¿Cómo pasó Chris Martin de caminar por la playa de Studland a ser una megaestrella que llena estadios cinco veces por semana? Así es como se puede resumir el meteórico ascenso, en poco más de 20 años, de la banda británica : un conjunto de muchachos que empezaron haciendo rock alternativo, con más que evidentes influencias de Radiohead, y que ahora llevan de gira por el mundo uno de los mejores shows de la actualidad.

La noche del martes lo demostraron con el primero de los dos conciertos agendados en el Estadio Nacional. Festín de luces, pirotecnia y otros efectos especiales que tienen como uno de sus principales ganchos la interactividad con el público. Lo dicen en las pantallas gigantes: hay códigos QR para sus páginas web, ‘hashtags’ para compartir la experiencia en redes sociales, y una machacona campaña ambientalista que se ha convertido en uno de los rasgos principales del show.

Porque, claro, todos los elementos del concierto de Coldplay son socialmente responsables, biodegradables, reutilizables, etc. Y el énfasis se pone en la limpieza de los océanos, la rehabilitación de la vida silvestre y otros activismos solo equiparables al de la joven Greta Thunberg. A estas alturas, nos queda claro que Coldplay es una suerte de banda ONG (aunque con fines de lucro) y que Chris Martin es el nuevo Bono del siglo XXI. Porque si el vocalista de U2 parecía en algún momento obsesionado con ganar el Nobel de la Paz, Martin no se queda atrás. Que a nadie le sorprenda si un día la Academia le entrega el galardón.

Camila Cabello durante su show como telonera de la banda Coldplay en Lima, el 13 de septiembre del 2022.
Camila Cabello durante su show como telonera de la banda Coldplay en Lima, el 13 de septiembre del 2022.

Calentando motores

Obviando toda esa dimensión oenegera, hay que señalar que la calidad del concierto de Coldplay es inapelable. Dos horas de entrega continua y pareja, que han aprendido a dominar a la perfección sea frente a las 40.000 personas del Nacional de Lima o las más de 100.000 que los siguieron en el Rock in Rio brasileño, el último fin de semana.

Antes de que salieran al escenario, una joven Andrea Martínez –la telonera peruana– cumplió con un público que apenas la conocía, pero que enganchó con su performance. Después de ella, un punto alto de la noche fue la cubano-mexicana Camila Cabello. Primero envuelta en un abrigo ‘oversize’, típico de la moda ‘centennial’, y luego más desinhibida en un enterizo floreado, la estrella ofreció un show de gran arrastre.

Con su particular mezcla de dulzura pop y ‘twerking’ sensual, Cabello demostró tener suficiente carisma y talento para conectar con los asistentes, apelando a la conexión latina, al sabor exuberante de los trópicos. En eso, su perfecto dominio del español le jugó un gran punto a favor. Y el público no pareció decepcionado.

Chris Martin de Coldplay en su ingreso al escenario.
Chris Martin de Coldplay en su ingreso al escenario.
/ Alonso Chero/ El Comercio

Explosión musical

Tras Martínez y Cabello, bordeando las 9:20 p.m., llegaba el turno de Coldplay. Sonaba el tema clásico de “E.T.” y se activaban dos grandes pantallas laterales, mucho confeti, gigantescos balones que recorrían la masa humana, y las pulseras de luces que llevaba cada asistente en la muñeca. El arranque fue con “Higher Power”, energética y coreada con fruición, para luego empalmar con una que puso a saltar a medio mundo, “Adventure of a Lifetime”.

“The Scientist” fue otra de las más aplaudidas de la noche, y tras ella Chris Martin empezó a dar muestras de su bonachona actitud articulando un español pobre, pero esforzado. “Muy agradecido de estar juntos en este mundo loco”, masticaba el vocalista. “Pese al Covid, el tráfico, la economía, la corrupción”, agregaba. Alusiones precisas para encontrar el entusiasmo de la gente que se sentía claramente identificada con sus palabras.

Luego empalmó con la popular “Viva la Vida”, pero fue en ese momento que Martin comenzó a mostrar algunos problemas en la voz que lo acosaron el resto de la presentación. Tuvo que parar en más de una ocasión, beber agua, y maquillar sus dificultades apoyándose en el público como multitudinario coro. Una enorme ventaja a su favor es que el colectivo se sabía casi todas tus canciones.

Galería de fotos, por Alonso Chero/ El Comercio.

Clásicas de sus primeros discos, como “In My Place” o “Yellow”, fueron las canciones en las que Martin se mostraba más como músico puro y duro –con la guitarra al hombro o sentado frente al piano– y menos como mero ‘showman’ –que tampoco está mal, ni mucho menos–. Pero aquí es momento de confesar, si es que ya no se ha notado, que quien esto escribe prefiere por lejos a la banda de sus inicios, más sencilla e íntima, que a esta versión de estadio y activista en la que se han ido convirtiendo con los años.

Como fuese, el espectáculo en ningún momento decayó, y eso se debe en parte a la inteligente distribución de temas, que fue alternando viejas conocidas y ‘hits’ más recientes. Se sucedieron así “Clocks”, “Something Just Like This”, “My Universe” (su tema con los archipopulares BTS) y “A Sky Full of Stars”, canción en la que cual acertadamente pidieron a la gente guardar por unos minutos sus teléfonos y entregarse con limpieza al momento, al desconectado ahora. Un detalle que hoy, en tiempos virtuales, parece desfasado e incluso obsoleto.

El último tramo del concierto vino con otra antigua, “Sparks”, y luego con un pedido especial por parte de una fan: su interpretación sin ensayar de “Til Kingdom Come”, tema que no tocaban desde el 2017, pero que gustosos le dedicaron a la muchacha que fue invitada a subir al escenario para disfrutar de su privilegiado regalo.

“Humankind”, la emocionante “Fix You”, y “Biutyful” –cantada junto a una muñeca parecida a Nicolasa– fueron las últimas tres canciones de un show que, en su grandiosidad y apabullante despliegue, resulta prácticamente infalible. ¿Qué se le puede objetar a una banda que llega a darlo todo, como si fuera el último show de sus (y nuestras) vidas? Pues casi nada. Porque cuando se entregan orgánicamente a la música, y hacen a un lado su tendencia a la campaña social, parecen volver a esa playa solitaria de sus inicios, soportando la lluvia y esperando ver las estrellas.

Coldplay en su primera noche en Lima para el tour "Music of the Spheres".
Coldplay en su primera noche en Lima para el tour "Music of the Spheres".
/ Alonso Chero/ El Comercio
Sepa más…
Un 'setlist' completo y diverso

Higher Power

Adventure of a Lifetime

Paradise

Charlie Brown

The Scientist

Viva la Vida

Hymn for the Weekend

In My Place

Yellow

Sunrise

Human Heart

People of the Pride

Clocks

Infinity Sign

Something Just Like This

Midnight

My Universe

A Sky Full of Stars

Sparks

Til Kingdom Come

Humankind

Fix You

Biutyful