Mario se encuentra trabajando en el cuarto disco de su proyecto de música experimental llamado “Maywa”. (Alessandro Currarino / El Comercio)
Mario se encuentra trabajando en el cuarto disco de su proyecto de música experimental llamado “Maywa”. (Alessandro Currarino / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Cajas, batidoras, cuchillos o instrumentos clásicos intervenidos, el ruidismo recoge todos esos sonidos para componer canciones.

“He visto a contrabajistas franceses que usan lapiceros o fierros para tocar sus instrumentos. Las posibilidades son infinitas”, nos cuenta Mario Maywa, un músico experimental peruano que el último viernes se presentó en el festival Minutos para el Fin, organizado por la Fundación Telefónica.

Nota del autor: Recomiendo acompañar la entrevista con la siguiente canción.

— ¿Qué diferencia a la música del ruido?
Yo creo que están muy relacionados. Ambos son herramientas de expresión para quien quiera experimentar. En mi caso, como músico y como artista, uso la música y el ruido para crear cosas nuevas. En mi vocabulario de sonidos, el ruido es una vertiente más, es interesante partir del error, de la imperfección.

— ¿Encontrar música donde otros solo ven ruido?
Exactamente. Y no solo yo sino todos los artistas que se mueven por este entorno de la música experimental. El ruido, propiamente dicho, es el que llega de la calle, de la electricidad, todo tiene ruido y eso genera un diálogo interno creativo, entras en un proceso de composición. Cuando yo toco guitarra en mi casa, por ejemplo, me gusta dejar las ventanas abiertas para escuchar a los carros, a la gente, me funcionan como sintetizadores.

— ¿Cómo empezó en este género musical?

Lo fui encontrando. De hecho yo toco la guitarra al revés, soy zurdo y no volteo las cuerdas. Es decir, la cuerda grave es la de abajo. Es un caso superraro hasta donde sé. Pero partió de una necesidad, mi hermano mayor es músico, yo cogía su guitarra y la tocaba. Cuando mi hermano y mi papá me veían, me decían que así no debía sostenerla. Al poco tiempo mi hermano se compró una guitarra eléctrica y un amplificador, eso coincidió con los inicios de Kurt Cobain, quien jugaba mucho con el ‘feedback’. Es decir, pegar la guitarra al amplificador consiguiendo un sonido eléctrico. Así que tomaba su guitarra y jugaba con los volúmenes, buscaba sonidos que iban más allá de tocarla porque pensaba que la tocaba mal. Con esas pruebas descubrí una onda interesante que a mí me gustaba mucho. Ese ruido, en una dosis bien proporcionada, te puede generar un trance, y para mí de eso se trata la música.

— ¿Cuál es la mejor forma de asimilar su música?

Sentirte como un bebe, como si no hubieras escuchado nada antes. Un estado idóneo me parece antes de dormir, cuando estás bien relajado y tus sentidos abiertos, ahí la sensibilidad está a flor de piel y podrías acceder mejor a este tipo de texturas y propuestas. Ahora, con el desarrollo de las tecnologías, la música se vuelve una pieza de toda la experiencia, se mezcla con video mapping, danzas.

— Mencionaba a los contrabajistas franceses. ¿La música experimental ha tomado fuerza en Europa?

De hecho, es una movida ‘underground’ pero es consumida por mucha gente.

— ¿Y acá?
Aquí el público aún se está formando. Yo llevo tocando este género desde hace varios años y al inicio no había casi nada, no había acceso. Últimamente vemos disqueras como Buh Records, de Luis Alvarado, que comenzó a darle un poco más de cabida. Y si bien aún no hay mucha gente –es la misma en la mayoría de eventos–, está creciendo y para ello los festivales gratuitos son muy favorables. La gente debe verlo como una experiencia, no está nada mal sentir cosas nuevas.

— El público peruano suele temerle a cosas nuevas…

Yo pienso que sí. Aunque los más jóvenes están mucho más abiertos porque tienen bastantes medios para acceder a esta música. Pero sí, sigue siendo un género un poco apartado. En todo caso, lo hace mejor que comparta rubros con otras ramas, lo convierte en una experiencia 360, va más allá de un mero concierto.

— La música folclórica es una de tus influencias, ¿cómo se dio eso?
He tenido períodos en los que me he pegado a distintos tipos de música. En el caso del folclor es una herramienta muy valiosa porque sus canciones están hechas por la necesidad o deseo de transmitir cosas. En ese sentido siento que se acerca mucho a la música experimental. Hubo una época en la que viví en Cusco y escuché mucho de la guitarra de la sierra. En Ayacucho igual. Lo que se me quedó pegado fue la tendencia que tienen a la técnica pedal, es decir, tocan una misma nota y sobre eso construyen las canciones; muy parecido a la música oriental. Lo asimilé a mi música y me abrió la cabeza para otros estilos musicales como la india o la arábiga. En medio de eso está mi vida como limeño, una mezcla de ruido, rock y electrónica.

— ¿El ruidismo es la mejor forma de describir Lima?

No sé si decirlo así por miedo a sonar soberbio pero sí, Lima es un ruidismo total, es una mezcla de tráfico, humo, cláxones, y eso se transmite en estos sonidos. Además es la energía, la tensión.

— Los puristas de la música pueden oponerse a sus ganas de mezclar todo...
Es bastante divertido poder mezclar cosas y parte de la satisfacción es consumir muchos tipos de música, mezclarla y no etiquetarla. No me gusta sentir que debo tocar de una forma porque lo dijo [Johann Sebastian] Bach o Miles Davis. Lo acepto, lo respeto, pero ellos, como yo, hacían lo que sentían. La música es infinita, la podemos agarrar de muchas formas. El problema es, quizá, cómo te acercan a la música, lo hacen de forma muy rígida.

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Ficha del entrevistado

Mario Maywa, músico experimental
Nací en Lima hace 32 años. Estudié por períodos cortos en la Escuela Nacional de Quilmes y el Sindicato de Músicos de Argentina. Dirijo el sello WM Estudio y la disquera Kalkuta Record. Pueden conocer más de mi trabajo en .

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