
Para cuando Alejandro Lerner volvió a Los Ángeles, la ciudad aún no ardía en llamas. En su lugar, una estela de humo se alzaba, anunciando semanas difíciles por venir. Pasaron los días, y cada servicio básico fue desapareciendo, mientras el riesgo de ser evacuado se hacía cada vez más inminente. Con el devenir de llamaradas que iluminaban sus noches y los miles de bomberos que intentaban apagarlas, Lerner finalmente decidió quedarse en su hogar, combatiendo la incertidumbre componiendo canciones, una pasión que lo acompaña desde niño.
“Venía de Argentina a descansar luego de giras, conciertos y hacer composiciones, para reencontrarme con mi familia. Los niños comenzaban el año escolar... Fue difícil. A pesar del dolor que se vivió en las últimas semanas, estos días parecen más días de cambios y esperanza”, menciona el compositor bonaerense Alejandro Lerner.

En sus primeros años, su primera audiencia fue su nona, con quien compartía sus creaciones. Luego, a los 16 años, iniciando como pianista, formó parte de las bandas de León Gieco, Raúl Porchetto, Pietro, Gustavo Santaolalla y Nito Mestre & Los Desconocidos de Siempre. Sin embargo, no sería hasta la llegada de Sandra Mihanovich, de quien fue director musical, que su carrera tomaría un rumbo definitivo.
“Yo trabajaba en una obra de teatro, Sandra era una actriz. Tocaba mis canciones como parte de la banda sonora, pero cuando me preguntó de dónde las sacaba y si podía incluirlas en su disco, descubrí mi potencial como compositor”, comenta Lerner.

Componer éxitos
“Luis Miguel te quiere invitar a su casa, lleva algunos cassettes para que él escuche tus temas”, escuchó Alejandro Lerner, aceptando incluso antes de haber recibido la llamada. No era la primera vez que sus composiciones eran interpretadas por artistas de talla internacional. En su haber ya estaban figuras como Mercedes Sosa y Ricardo Montaner. Tras reunirse con el Sol de México en su casa de Acapulco, otra llamada confirmó sus sospechas: “Él quiere que tu tema ‘Dame’ sea el primer sencillo de ‘Nada es igual’, su nuevo álbum que saldrá pronto”.

El éxito de “Dame” (1996) no solo marcó un punto alto en la carrera de Luis Miguel, convirtiéndose en uno de los hits más esperados de sus espectáculos, sino que también abrió nuevas puertas para Lerner. Poco después, vendrían otros artistas como Céline Dion, quien recurriría a él junto a Huberto Gatica para realizar la versión en español de “All By Myself” (1996). Luego, Santana lo contactaría para colaborar en las composiciones de su álbum “Shaman” (2002), consolidando aún más su estatus en la escena musical internacional.

“Parte de ese éxito se debe a la decisión de dejar la comodidad de ser un artista popular en mi país y mudarme a Los Angeles. Durante seis años viví en un hotel hasta que pude costear un lugar propio. Ese riesgo tuvo su recompensa. Fue un camino largo, pero me ha llevado a todas partes del mundo”, comparte Lerner.
A la par de sus colaboraciones como compositor, Lerner lanzaría su primer álbum, “Alejandro Lerner y la magia” (1982), y más tarde “Todo a pulmón” (1983), una producción que considera su obra más honesta y donde demostró que también podía brillar como intérprete. “Para quienes se lo pregunten, puedo cantar todos los temas que compuse. Tal vez no con la voz de Dion o Luis Miguel, pero tengo mi toque particular”, explica con una sonrisa.

Uno de los retos más grandes en su carrera llegó con Disney, cuando le pidieron componer las canciones en español para la película “Chicken Little” (2005). Su trabajo quedó reflejado en temas como “Ya no sé quién soy”, “Todos tenemos a alguien” y “Solo un desliz”, demostrando su versatilidad para trabajar en distintos formatos y públicos.
Con más de 50 años de trayectoria, Lerner ha lanzado más de 20 álbumes, incluyendo discos recopilatorios y sencillos, lo que le valió nominaciones a los Premios Grammy y, recientemente, un reconocimiento a la Excelencia Musical. A pesar de su extenso repertorio, Lerner no mide su trabajo en números, sino en su capacidad para conectar con el público, incluso si no es a través de su voz.