Lucía de la Cruz recuerda los inicios de su carrera. (Fuente: El Comercio)
Diana Mery Quiroz Galvan

“La gente puede decir mil cosas de Lucía, pero tienen que convivir conmigo para saber realmente quién es Lucía Magdalena de la Cruz Cuya”, nos dice la criolla apenas nos encontramos con ella en su casa de Chorrillos. En el patio, tres elefantes hechos de marfil y madera, nos dan la bienvenida. Están dando la espalda como mandan los ritos para atraer la buena suerte. Al fondo, un pequeño altar completa las efigies que rigen las creencias y devociones de la intérprete. “A los elefantes les sobo la espaldita y les rezo a mi Divino Niño y a mi Cruz de Motupe”.

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