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Ronaldinho debuta como músico: Todos los futbolistas que se volvieron cantantes
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Ronaldinho debuta como músico: Todos los futbolistas que se volvieron cantantes

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vuelve a sorprender, aunque esta vez no con un pase imposible ni una jugada de fantasía. El ídolo brasileño cambió la cancha por el estudio de grabación y acaba de lanzar “Bruxaria 051, su primer álbum, una producción de 22 temas donde se funden ritmos urbanos —funk, rap y trap— con la cadencia de su tierra natal.

Aunque el exfutbolista ya había coqueteado con la música en el pasado —su colaboración con Dennis DJ en Joga o Copo pro Alto (Vamos Beber) lo había adelantado—, este proyecto marca su salto formal al universo sonoro. Ronaldinho no solo canta: dirige, convoca y articula a más de cuarenta artistas del sur de Brasil, moldeando una propuesta coral, identitaria y rítmicamente diversa. “La magia se volvió música —un sueño que nació en las calles y se convirtió en arte”, escribió en sus redes. Con este paso, se une a una larga lista de futbolistas que, tras dejar los botines, decidieron probar suerte frente al micrófono.

El exjugador del Barcelona y campeón mundial con Brasil en 2002 incursiona en la música con un proyecto de 22 canciones de funk, rap y trap. (Foto: Difusión)
El exjugador del Barcelona y campeón mundial con Brasil en 2002 incursiona en la música con un proyecto de 22 canciones de funk, rap y trap. (Foto: Difusión)

Del gol al hit

Julio Iglesias

En sus primeros años, Julio Iglesias tenía puesta la mirada en el fútbol: formó parte del equipo juvenil del Real Madrid Castilla como guardameta, mientras cursaba Derecho en la universidad, incluso ascendió como portero en el primer equipo del Real Madrid, y en el mejor momento de su joven carrera, en 1962, un accidente automovilístico le provocó una grave lesión de columna que puso fin a sus aspiraciones deportivas y lo obligó a replantear su vida.

Tras aquella adversidad, encontró en la música un medio de expresión y superación: la guitarra se convirtió en su herramienta de rehabilitación, y empezó a componer canciones que reflejaban sus vivencias y deseos. Con el tiempo, su nombre se elevó en la música hispanoamericana: más de ochenta álbumes, ventas internacionales masivas y reconocimientos como los Grammy lo consolidaron como una figura icónica de la canción en español.

Sergio Ramos

Durante dieciséis temporadas vistió la camiseta del Real Madrid, donde fue pieza clave tanto en el club como en la selección española, gracias a su liderazgo y capacidad para marcar goles decisivos desde la defensa. Tras el anuncio del fin de su era deportiva, el mundo musical parece abrirse como parte del retiro.

En 2025 lanzó su primer sencillo, “Cibeles", un tema dedicado a su vínculo con el Real Madrid y su despedida, fusionando balada, flamenco y ritmos urbanos bajo la producción de Ovy on the Drums. Aunque incipiente, su proyecto musical busca consolidarse con seriedad: la música aparece como una nueva forma de contar su historia y prolongar su presencia más allá del césped.

Álvaro Benito

De la cantera del Real Madrid emergió como centrocampista ofensivo, debutando con el primer equipo en la temporada 1995-96. Poco después, una grave lesión de rodilla truncó su carrera cuando aún prometía. Consciente de que el fútbol ya no le ofrecía el futuro esperado, dio un giro decisivo y se volcó en la música.

En 2002 fundó el grupo Pignoise, donde asumió voz, guitarra y composición. Su propuesta de pop rock y pop punk, heredera de las bandas anglosajonas pero adaptada al contexto español, le permitió construir una segunda vida profesional nacida de una crisis deportiva.

José Manuel Pinto

Como portero profesional, militó en clubes como el Barcelona, el Betis y el Celta de Vigo, acumulando una destacada trayectoria en el fútbol español antes de retirarse en 2014. Paralelamente, desde sus años como jugador ya mostraba inclinación por la música: fundó su sello Wahin Makinaciones en el año 2000 bajo el alias “Wahin”.

Tras dejar el fútbol, se consolidó como productor y mezclador en el ámbito urbano. Su trabajo como ingeniero de sonido en el álbum “Ámame como soy" de Niña Pastori le valió un Latin Grammy en 2016. Pinto representa el tránsito más técnico del deporte a la música: del arco al estudio, de la precisión defensiva al pulso rítmico.

Pablo Sabbag

Delantero colombiano de trayectoria en clubes como Deportivo Cali, La Equidad y Alianza Lima, Pablo Sabbag ha decidido experimentar fuera del terreno deportivo sin abandonar su carrera futbolística. A diferencia de otros jugadores retirados que dieron el salto definitivo a la música, el barranquillero combina ambas facetas de manera simultánea.

Su debut musical llegó con “Seúl”, un tema inspirado en el K-pop, con una producción orientada al pop electrónico y una estética cercana a los videoclips coreanos. Más que un intento de transformación artística, la canción se presenta como el inicio de una incursión en ese género musical.

Pelé

Edson Arantes do Nascimento, Pelé, es recordado como una leyenda mundial del fútbol, pero también incursionó en la música con notable entusiasmo. Compuso más de cien canciones —en su mayoría sambas y melodías dirigidas al público infantil— y colaboró con figuras como Elis Regina en temas emblemáticos de la música popular brasileña.

En 2006 publicó “Pelé Ginga”, un disco que combinaba samba, pagode y otros ritmos nacionales. No buscaba conquistar listas de éxitos, sino cerrar un ciclo vital en el que el arte y el deporte se entrelazaban como dos pasiones hermanas.

Germán “Mono” Burgos

Portero argentino que destacó en River Plate, Atlético de Madrid y la selección nacional, Burgos era tan intenso fuera del campo como bajo los tres palos. Tras su retiro, creó la banda de rock The Garb, un proyecto de sonido duro y actitud rebelde, más próximo a la energía del vestuario y su fanatismo por The Rolling Stones.

Su incursión musical fue una prolongación natural de su carácter: visceral, expresivo, directo. Aunque sigue vinculado al deporte en el área técnica, en la música encuentra otra forma de canalizar esa misma furia creativa.

Jackson Martínez

Delantero colombiano del Porto, Atlético de Madrid y la selección nacional, fue conocido por su instinto goleador y su carisma dentro del campo. Las lesiones, sin embargo, marcaron su retiro prematuro en 2020. En ese proceso de reinvención personal encontró en la música una nueva voz.

Martínez se inclinó por el rap y el góspel, géneros donde canaliza su fe y sus experiencias personales. Aunque no ha alcanzado grandes éxitos comerciales, su propuesta se mantiene como una carrera en proceso.

Ronaldinho

La leyenda brasileña comenzó su carrera en el Grêmio y brilló en clubes como el Paris Saint-Germain, el Barcelona y el Milan, además de conquistar la Copa del Mundo 2002 con Brasil. Su estilo, siempre ligado a la improvisación y la alegría, encontró un nuevo cauce tras el retiro deportivo.

Su álbum debut, “Bruxaria 051, compuesto por veintidós temas y numerosas colaboraciones con artistas urbanos brasileños, propone un viaje entre la magia del balón y la poética del asfalto.

El sueño del Bruxo

Parece broma, o puro marketing nostálgico, pero no lo es. Ronaldinho, aquel ídolo de sonrisa perpetua y gambeta de dibujos animados, decidió formalizar su salto a la música con Bruxaria 051, un disco que reúne 22 temas y más de cuarenta colaboraciones de la escena urbana brasileña. El proyecto, nacido entre Porto Alegre y São Paulo, se mueve entre el trap, el funk y el rap, géneros que el exfutbolista describe como “la banda sonora de su vida”. El número del título —“051″— es el código de área de su región natal, una manera de señalar que el “bruxo” no reniega de sus orígenes, solo los remezcla con autotune y beats digitales.

El álbum, más que una jugada de marketing, es un experimento curioso: una mezcla de homenajes, egotrips y apuntes autobiográficos que funcionan como radiografía sonora de un personaje que nunca se despidió del todo del escenario. Ronaldinho no canta, exactamente: declama, improvisa, se deja llevar. La textura de su voz no busca virtuosismo sino pertenencia; más que competir con la escena urbana brasileña, parece conversar con ella, como quien entra en una roda de amigos a rapear sobre su propia leyenda.

Bruxaria 051 es un álbum de 22 temas producidos entre Porto Alegre y São Paulo. Incluye colaboraciones con más de 40 artistas brasileños y fusiona funk, rap y trap bajo el sello One Rpm.
Bruxaria 051 es un álbum de 22 temas producidos entre Porto Alegre y São Paulo. Incluye colaboraciones con más de 40 artistas brasileños y fusiona funk, rap y trap bajo el sello One Rpm.

Hay momentos en que Bruxaria 051 se siente como una colección de anécdotas convertidas en ritmos; otras veces, como un intento de encontrar sentido después del retiro. En canciones como “Minha Quebrada” o “É o Bruxo na Área”, los versos suenan a tributo callejero, entre el orgullo del barrio y la nostalgia del estadio. La producción, aunque irregular, tiene destellos interesantes: bases sólidas, ecos de funk carioca y una atmósfera que, sin ser innovadora, mantiene una coherencia emocional.

No todo funciona. Algunos cortes parecen hechos con prisa, como si la idea de “Ronaldinho músico” bastara por sí sola para sostener el concepto. Las colaboraciones, aunque numerosas, a veces diluyen su presencia; en otras, la elevan. Hay una honestidad en ese desequilibrio, una torpeza que no busca esconderse: el disco no pretende ser perfecto, y tal vez ahí radique su encanto.

Al final, Bruxaria 051 no es el debut de un cantante, sino la extensión natural de un personaje que siempre entendió la fama como performance. Para quienes esperan un disco de pop comercial, puede resultar irregular; pero para quienes aceptan sus cargas emocionales, el álbum es un manifiesto artístico inesperado. El futbolista que jugaba riendo ahora improvisa con el mismo desparpajo, cambiando el balón por el micrófono. Puede que no todos los temas funcionen, pero algo queda claro: Ronaldinho sigue jugando, aunque el campo sea otro.