
Shakira no solo llenó el Estadio Nacional, lo hizo vibrar. Su regreso a Lima después de catorce años no fue un simple reencuentro, sino una reafirmación de su vigencia en la música y en la memoria colectiva de sus fans. La barranquillera entendió que su espectáculo debía ser más que un repaso de éxitos y, con una producción impecable, recorrió todas sus facetas: la rockera de guitarra en mano, la diva pop de coreografías perfectas y la loba que, entre aullidos, exorciza su pasado reciente.
Más allá del despliegue técnico —luces, pantallas y cambios de vestuario estratégicos—, el peso real del show estuvo en la conexión con su público. No importó si eran seguidores de Pies Descalzos, de Loba o de la era de TikTok: cada generación tuvo su momento. Desde el coro espontáneo de Acróstico con el estadio teñido de azul hasta la euforia colectiva con La Tortura y BZRP Music Sessions #53, Shakira manejó cada emoción con precisión quirúrgica.
Al cierre, con She Wolf y su icónica danza, el Estadio Nacional fue un solo rugido. No fue solo un concierto, sino una reivindicación: Shakira sigue en la cima, reinventándose sin perder su esencia. Y si quedaba alguna duda de su lugar en la industria, la promesa de su regreso en noviembre terminó de disiparla.
Un inicio abrupto
La presencia de Shakira resultó accidentada en el Perú. Tras su llegada el sábado, donde fue recibida por una multitud en el aeropuerto Jorge Chávez, la intérprete de “Hips Don’t Lie” pasó unas horas en la ciudad hasta que el domingo en la madrugada ingresó a la Clínica Delgado de Miraflores. Tras unas horas de incertidumbre, la misma artista comunicó en sus redes sociales que no cantaría en la primera fecha por un problema de salud en el área abdominal.
Con una mezcla de emoción y tristeza, Shakira se dirigió a sus seguidores peruanos a través de sus redes sociales: “Estoy muy triste de no poder subir al escenario el día de hoy. He estado con una gran emoción e ilusión para reencontrarme con mi querido público peruano”, expresó en su mensaje.

Tras varias horas de incertidumbre, el lunes 17 por la mañana se confirmó que la segunda fecha del show ocurriría como estaba planeada. Posteriormente, la organización del concierto confirmó que la primera fecha sería reprogramada para el sábado 15 de noviembre del 2025; no obstante, las personas que soliciten una devolución del costo de la entrada de esa fecha podrán obtener el dinero.

Un show muy esperado
No es solo una, sino varias generaciones las que han crecido con Shakira como banda sonora de sus vidas. Desde aquellos que la vieron con el cabello ondulado y guitarra en mano en sus inicios, hasta los que aún no habían nacido cuando sus clásicos se volvieron himnos. Pocas artistas logran atravesar el tiempo con la misma vigencia de sus llamados “años dorados”, pero la barranquillera sigue desafiando el reloj.
La experiencia de un concierto de Shakira comienza mucho antes de que suene la primera nota. Se vive en las largas colas que se forman desde días antes, en las carpas improvisadas, en los carteles de amor dibujados con esmero. Sin embargo, lo que pasó en nuestro país el domingo 16 de febrero, quizá desafió todo lo anterior: esa adoración también se dejó sentir en los coros de aliento que acompañaron a la cantante colombiana fuera de la Clínica Delgado, donde estuvo internada por un cuadro estomacal.
La noche del lunes, la historia fue otra. Lima se convirtió en una fiesta multitudinaria donde cada estribillo fue coreado con la misma pasión de siempre. Shakira, una vez más, no solo cantó: recordó por qué su lugar en la música es inamovible, y por que, luego de tantos rumores sobre su recuperación, las caderas no mienten.

La melena rubia con destellos oscuros asoma en medio del Estadio Nacional. Vestida con un traje plateado, avanza bajo el resplandor de los reflectores, seguida por miles de manos que se alzan en su dirección. Tras abrir el show con las primeras notas de La Fuerte, la loba sube a la pasarela, elevando su voz que resuena más fuerte que nunca, mientras su nombre es coreado por la multitud.
Después de interpretar “Girl Like Me” y realizar el primero de sus cambios de vestuario, toma el micrófono para recordar un número que, ante la euforia del momento, parece irreal. “Catorce años pasaron y esto es un sueño. Gracias por apoyarme ayer, siempre están ahí, en las buenas y en las no tan buenas. Esta noche somos uno”, sentencia antes de que las luces se apaguen y, con guitarra en mano, arranque “Inevitable”.
El concierto continúa con sus temas más recientes, como Te Felicito, el éxito que marcó una nueva etapa en su carrera, transformando su divorcio con Gerard Piqué en un espectáculo de superación, amor propio y récords. Antes de seguir, deja mensajes que resuenan en el estadio: “Si nos caemos, nos levantamos más sabias, peruanas” o “Ahora ya no lloramos, ahora facturamos”.

Las luces vuelven a negro y la pantalla proyecta su faceta más vulnerable: una loba junto a sus hijos. El mensaje es claro, al igual que el Estadio Nacional, que se tiñe de azul. Acróstico es el siguiente tema. Al terminar la canción, la noche se convierte en una fiesta con La Bicicleta, La Tortura, Loca y otros éxitos en un setlist que lo tiene todo: desde la Shakira de pelo oscuro y rímel negro hasta la diva pop de melena dorada y la creadora de hits con trajes de diseñador.
Con su séptimo cambio de vestuario, se planta en el escenario -y desfila por la pasarela- ante un estadio que corea cada tema sin excepción, y se conmueve con “Antología, tema más votado por los peruanos para que la interpretara la colombiana, quien lloró tras culminar, dejando unas palabras. “Perú, los llevo en el corazón”.
Luego de desatar gritos masivos y una marea de celulares capturando cada movimiento de cadera, las luces se apagan una última vez. En lugar de un cierre extravagante, una loba colosal se proyecta sobre el escenario. Las pulseras de colores se tornan púrpura, al igual que el último atuendo de Shakira, quien arranca con “She Wolf”, uno de los temas más esperados de la noche.

Se recitan los mandamientos de la loba, entre los que destaca el noveno: “Las lobas no codiciarán las posesiones de sus vecinos… ¡CLARAMENTE!”. Es la última referencia de la noche a su expareja, aunque a lo largo de la gira la repetirá como un mantra. Luego, sin pausa, llega “BZRP Music Sessions #53″, la canción que da nombre a su tour mundial y que el público corea con una energía arrolladora.
Tras más de dos horas de espectáculo, juegos de luces multicolores y un estadio dividido entre la nostalgia y la euforia del presente, Shakira agradece, se disculpa por última vez y promete regresar. Esta vez, como un regalo previo a la Navidad, con dos conciertos en noviembre que, al igual que su regreso, son simplemente inevitables.
Tras un comunicado de Indecopy, que evaluaba iniciar un proceso sancionador con multas de hasta 450 UIT (2 407 500 soles) y medidas correctivas a favor de los consumidores, Masterlive Perú anunció la reprogramación del concierto del domingo 16 para el 15 de noviembre de 2025. Además, la empresa organizadora añadió una nueva fecha: el 16 de noviembre.
La fuerte
Girl Like Me
Las de la intuición
Estoy aquí
Empire
Inevitable
Te Felicito
TQG
Don’t Bother
Acróstico
Copa Vacía
La Bicicleta
La Tortura
Hips Don’t Lie
Chantaje
Monotonía
Addicted To You
Loca
Soltera
Cómo, dónde y cuándo
Última
Ojos así
Pies descalzos, sueños blancos
Antología
Poem To A Horse
Objection (Tango)
Whenever, Wherever
Waka Waka (This Time for Africa)
Encore:
She Wolf
Bzrp Music Sessions, Vol. 53
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