
En 1996 Shakira no tenía la fama que tiene ahora, tampoco el estilo. Era una barranquillera de pelo oscuro, sencilla, que todavía no encontraba el estilo que definiría su carrera. Pero tenía experiencia: tres álbumes de estudio que le habían dado experiencia para desarrollar su talento vocal. Pero el talento solo te lleva hasta cierto punto; el resto es trabajo, es viajar y entrar en contacto con el público.
Veintinueve años antes de su doble sold-out para el “Las mujeres ya no lloran world tour” en el Estadio Nacional de Lima, la periodista de El Comercio Milagros Leiva conversó con ella antes de uno de sus shows. A continuación, el texto original publicado el 20 de octubre de 1996:
La suite huele a rosas frescas; son los dos arreglos enormes los que dan la bienvenida a la colombiana que más suena en las radios. Abajo en el lobby del hotel docenas de admiradores intentan robarle una mirada, si pueden el clásico autógrafo “para... con amor, Shakira”. En el piso once su madre nos recibe; la cantante, la que hoy en la noche hará delirar con sus canciones, está en el baño, maquillándose para las fotos, cuidando las sombras de la luz, el exceso de rubor. En febrero cumplirá veinte años y cada vez que se mira al espejo no se siente bonita. Sus admiradores piensan lo contrario, piensan que es linda, que tiene una hermosa voz y que la seguirán con los pies descalzos para escucharla cantar.
—”Pies descalzos” fue la tercera oportunidad para una Shakira que siempre perseveró para alcanzar el éxito. Si no resultaba la Sony te mandaba a tu casa, ¿eres así, perseverante, paciente?...
Creo que la perseverancia es la compañera inseparable de la vocación. La música ha sido de las pocas cosas en mi vida que he seguido con real perseverancia, pasión y voluntad; no hay otro motor detrás que no sea la vocación, porque es ella el termómetro que permite medir que tanto estás dispuesta a dar, que tantos golpes estás dispuestos a recibir. A mí me costó conseguir el éxito, pero creo que componer y cantar es lo único que sé hacer.

— ¿Tienes miedo de todo este “boom” que se ha generado alrededor tuyo?
Por un lado me encuentro agradecida con Dios y con el público, pero con un fuerte compromiso. Dentro de mi crece un gran temor de no poder lograr el otro cincuenta por ciento de mi vida.
—¿Cuál es el otro cincuenta por ciento?
Trascender con mis canciones a través del tiempo, quiero ser recordada e importante con mi música. Sé que falta muchísimo, sé que no estoy ni cerca, pero hacia este objetivo estoy encaminando mis pasos. No hago esto ni por dinero ni por fama. Si me vuelvo rica y famosa pues nadie se pone bravo...

—Porque además ya te volviste rica y famosa...
Bueno... rica no tanto.
—Pero famosa ya...
Sí, pero la fama se puede conseguir de cualquier forma. Se puede conseguir haciendo tal escándalo en el hotel que luego mi nombre dé la vuelta al mundo. Pero eso no me interesa. Lo que deseo es hacer una carrera sólida que me dé la oportunidad de expresarme a través de la música.
—¿Qué significa “trascender” para Shakira?
Poder ser recordada pero no como una moda. Quiero que mi música no sólo suene en las emisoras y se archive sino que cumpla una misión más profunda, que de pronto se incorpore en la vida de la gente. Yo quiero que después de años las personas se acuerden que se enamoraron con mis canciones; y que los hijos de esas personas no se burlen de esta música que hoy en día estoy haciendo. Y que cincuenta años más tarde mi música siga siendo igual de importante para los nietos... para mí ese sería el valor real de mi trabajo.
—La música como objetivo comercial...
Carece de todo sentido, de todo valor. Para mí la música es una especie de herencia, de legado y como te repito no estoy muy cerca pero para eso tengo que trabajar... ese es el otro cincuenta por ciento del que te hablaba.
—Muy pocas personas logran un éxito parecido al tuyo a corta edad. Por eso hacía referencia al temor, ya que ahora tus seguidores esperan con una enorme expectativa tu cuarta producción...
Dentro de mí van creciendo y voy albergando muchos temores que quizás empañan mi felicidad. Podría ser más feliz de lo que soy actualmente precisamente pero me invade el temor. Tengo miedo de que más adelante no exista lo que hoy estoy viendo, ¿entiendes?, tengo temor de mi misma... no sé... no sé si algún día pueda reventar un monstruo interno, porque de alguna manera todos llevamos un pequeño monstruo que los factores externos hacen que crezca, por eso tengo miedo... de que cambie mi ambiente actual y que en algún momento pueda defraudar la confianza de la gente. Hoy tengo muchas presiones no sólo externas si unas que nacen de adentro hacia adentro...
—¿Cuáles son esas presiones?
Poder seguir haciendo música. Para mi disquera tengo que seguir vendiendo y así podré seguir adelante. Pero no quiero caer en el hacer música pensando en vender. Creo que la venta es una consecuencia, no la causa... por eso espero que mi próximo disco siga siendo honesto y aprobado por la gente. Eso sería realmente maravilloso para mí.