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Eduardo Guerrero en Lima
Diana Mery Quiroz Galvan

Aquí tienes tus botas. Ya puedes entrar a la escuela”. El regalo se lo hizo su abuela Dolores, conmovida por el pedido que el nieto de seis años le había hecho. Aquellos zapatos fueron testigos de sus primeros pasos de flamenco y marcaron el camino de Eduardo Guerrero como bailaor. Tres décadas después y con una vasta y exitosa experiencia por los escenarios del mundo, el artista español trae a Lima “Guerrero”, espectáculo que le rinde homenaje a las mujeres que colmaron su vida de aprendizajes. El Gran Teatro Nacional acogerá las funciones este 6 y 7 de abril.

LAS ARMAS DE GUERRERO

Pasaron muchos años para que el guiño escénico a su apellido se hiciera realidad. El detonante creativo surgió tras la lectura de “El arte de la guerra” de Sun Tzu. “La mejor victoria es vencer sin combatir” era una de las frases que daba vueltas en la cabeza de Guerrero. “En este espectáculo quería hablar de una guerra, pero de sentimientos. Sin luchas ni violencia. Las únicas armas que yo quería tener eran la voz, la guitarra y el baile’”, indica. 

La propuesta es también una forma de contar por qué ama tanto a las mujeres. “Ellas son las que nos dan la vida, allí está mi madre; las que nos enseñan a caminar, como mi abuela; mis maestras, Aída Gómez, Eva Yerbabuena, Rocío Molina. Me di cuenta de la importante relación que tuve con ellas y quise darles este agradecimiento”.

“Guerrero” cuenta con la participación de tres cantaoras que son las que crean el hilo conductor del montaje, interpretan e interactúan con el bailaor. “Ellas hacen más evidente el sonido de la voz de la mujer, ese grito que hay que lanzar y que se tiene que escuchar en todo el mundo”.

ESTIRPE DE BAILAORAS

Tras ser declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial d la Humanidad en el 2010, el baile andaluz se convirtió en una danza del mundo. Países como Francia e Inglaterra en Europa, o Japón en Asia, ostentan legiones de admiradores del flamenco. Durante los últimos años su popularidad en Latinoamérica también ha experimentado un progresivo aumento. En Perú lo confirma el auge de festivales, espectáculos y centros que pregonan su enseñanza. Entre estos últimos existe una escuela con más de 50 años de vida dedicada exclusivamente a difundir los secretos del baile jondo. Se trata de Alma Gitana dirigida por Lourdes Carlín desde hace más de 20 años, quien heredó la labor iniciada por su tía Haydee Salazar, pionera desde 1954 en la instrucción del flamenco en Perú, junto a la dinastía de los Amaya.

Cuenta Carlín que la bailaora española María, hermana de la legendaria Carmen Amaya, se instaló en Chimbote junto a su familia y fundó la Venta Amaya, lugar donde se impartían clases de flamenco. Allí entabló amistad con su tía Haydee, quien ahondó en el aprendizaje de esta danza con los propios cultores. Así fue como el flamenco se fue abriendo paso en el Perú. Como prueba de ello los lazos entre ambas familias continuaron a través del tiempo. Lo confirma la constante participación de la cantaora Leo Amaya, hija de María y sobrina de Carmen, en los espectáculos que organiza Alma Gitana. Esperanza y Mayra, hija y nieta de Leo, respectivamente, también forman parte de estos. Toda una estirpe de gitanos afincados en Lima. Por el lado de los Carlín está Luciana, bailaora y heredera de la escuela; su hermano, Juan Manuel Serra es percusionista.

SIMILITUDES, APORTES Y DEUDAS

Con más de 40 años como apasionada bailaora y estudiosa del flamenco, Lourdes Carlín tiene autoridad para argumentar que existen algunos rasgos similares entre esta danza española y las peruanas. “El Toromata tiene la postura de este baile; el tanguillo y el festejo tienen casi la misma cadencia; la elegancia de la marinera, el uso del pañuelo y el movimiento de los dedos son otras similitudes”, comenta. Sobre el innegable aporte del cajón peruano al sonido del flamenco, la también terapeuta artístico considera que “el Perú aportó el corazón a esta danza. El cajón marca el compás que antes se hacía con las palmas. No solo marca el tiempo, también la emoción del baile”.

Para Carlín una de las razones de la gran aceptación del flamenco es que no requiere de un estereotipo físico para practicarlo. “No tienes que ser ni alta ni delgada. Lo que se necesita es bailar de una manera auténtica. El flamenco te permite aceptar tu propio cuerpo y ser tú, contar tu propia historia con libertad”. Confiesa, sin embargo, que aunque Alma Gitana ha logrado cinco promociones completas tiene una deuda pendiente: un bailaor que se haya mantenido en el tiempo. “No tenemos ninguno que sea peruano. Que los padres vengan y matriculen a sus hijos no parece ser una opción. Hay mucho prejuicio”.

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