Hablamos sobre William Shakespeare con Alberto Ísola
Hablamos sobre William Shakespeare con Alberto Ísola

¿Qué hace de Shakespeare el dramaturgo por excelencia del mundo occidental?

Para comenzar tenemos que dejar de lado la idea del dramaturgo que se sienta en la soledad a escribir. Eso no es real. Él se nutría del entorno. Reciclaba material. Tenía muchos colaboradores. Por supuesto, era genial y tiene cosas como “Hamlet” que son insuperables. Pero creo que él fue un gran catalizador de muchas cosas. Cuando Harold Bloom dice que Shakespeare inventa lo humano no es tan cierto, lo que hace es ponerlo en vitrina.

Harold Bloom le da una importancia inmensa a Shakespeare. Y nos dice que, después de Jesucristo, Hamlet es el ser humano por excelencia .

Yo creo que sí. No se me ocurre otro personaje de esa complejidad.

Shakespeare no crea la conciencia humana, pero es el que la pone en escena.

La pone en escena y le pone una voz inconfundible. Los clásicos son como los mitos y en todas las comunidades estos se van contando y a la vez se van transformando. Nosotros al perder los mitos tenemos en Shakespeare al articulador de esas historias. Puso a la gente de su época y a nosotros en contacto con esas historias que contienen verdades esenciales. ¿Cómo lo hizo? No lo sé. Si fue una corporación de gente o una sola persona, eso no lo sé. Pero es eso. Es como si de repente tuvieras una persona y todo se concentró en él.

Más allá de lo humano y hablando en términos teatrales, ¿có- mo ha sobrevivido estos cuatro siglos e incluso puede resultar más moderno que alguna pieza de O’Neil?

Es un punto muy interesante. Esto pasó con Shakespeare, pero también con los grandes clásicos como Lope de Vega y Moliere. Pero lo que lo caracteriza es que lo puedes leer de muchas maneras. Sus obras no te condicionan, no te proponen un tipo físico para sus personajes o un escenario más allá de lo específico. Tienes libertad al llevarlo a escena. Una de las primeras preguntas que te haces al llevar a Hamlet a escena es cuántos años tiene, cómo es; Shakespeare no te lo dice. Es como si te permitiera releer e interpretar de muchas maneras.

“Hamlet” es un caso especial porque recién encuentra su lugar hacia el siglo XX.

Los grandes actores ingleses se negaban a interpretar a Hamlet. Hasta que el romanticismo lo rescató. El primero en atreverse fue Edmund Kean.

Y luego del psicoanálisis mucho más.

Claro. Porque el personaje te lo permite. Laurence Olivier lo dirigió e interpretó en una película con ese sesgo.

Como Hamlet, otros personajes de Shakespeare son muy jóvenes. Romeo y Julieta son adolescentes, y Yago es jovencísimo para ser tremendo villano.

Son todos jóvenes. Pero tiene que ver con el tipo de actores con los que contaba. Recuerda que los papeles femeninos eran interpretados por hombres. Específicamente por chicos a los que no les había crecido la barba todavía ni les había cambiado la voz. Eso a veces me mata. Pensar en que Lady Macbeth o Cleopatra lo interpretaba un chico es muy raro. Claro, en las comedias como “As You Like It” puede funcionar, pero no en las grandes tragedias.

Harold Bloom nos dice que la cumbre de Shakespeare se encuentra, por supuesto, en “Hamlet”, y también en “Antonio y Cleopatra”. ¿Estás de acuerdo con ello?

A mí me encanta. Es una obra muy curiosa porque presenta a Antonio y Cleopatra en la madurez. No son Elizabeth Taylor y Richard Burton. En los años ochenta, Peter Hall dirigió una puesta en escena increíble de la obra con Judi Dench y Anthony Hopkins, que ya eran cincuentones y no lucían muy heroicos. Porque Shakespeare te lo permite. Como también Chéjov, Ibsen o Brecht.

Hablando de las historias de amor de Shakespeare, hay quienes piensan que la pareja más sólida y el amor más logrado lo viven los Macbeth.

Puede ser. Es una relación muy particular. Tuve la enorme suerte de ver el montaje de Trevor Nunn con Ian McKellen y Judi Dench. En la escena en la que Lady Macbeth invoca a los espíritus, Judi Dench se asusta. Una reacción inesperada. Esto surgió en los ensayos y como propuesta de la actriz. Un gesto a través del cual entiendes por qué enloquece y todo lo que sigue. Una vez más, Shakespeare nos permite muchas maneras de interpretarlo. Una de las cosas que me gustó tanto de este montaje es que había una relación de amor muy grande.

Lady Macbeth desaparece muy pronto. ¿Es “Macbeth” una obra trunca? ¿Se han perdido escenas o así fue concebida?

Una de las cosas que hacen de Shakespeare un genio es que resuelve problemas que el montaje le presenta. Lady Macbeth lo interpretaba un chico y tienen que haberse preguntado ¿cuánto tiempo puede interpretar un personaje como este luego de la escena de la locura? Y lo mismo sucede con otras obras. Los personajes femeninos de Shakespeare tienen pocas escenas. Esas dificultades las resolvía incorporándolas a la obra. ¿Por qué el balcón en “Romeo y Julieta”? Porque había un balcón en el escenario que tenía que utilizar. ¡El balcón de Verona es un cuento para turistas!

Me estás diciendo que Shakespeare resolvía problemas prácticos como cualquier director o productor de teatro.

Exacto. Era un hombre de teatro en todo el sentido de la palabra. Por eso, insisto en que a Shakespeare hay que tratar de entenderlo no con la idea romántica del genio que trabaja aislado, sino como el hombre que recicla, que inventa e interpreta, y que se enfrenta a problemas diarios. Escribía para sus actores, para su teatro, para su público.

Después de todo lo dicho. ¿Por qué dar a conocer a Shakespeare a las nuevas audiencias?

Porque es la mejor puerta de entrada al teatro clásico. El teatro clásico entendido no como una cosa académica, sino como un contacto con los grandes arquetipos. El gran problema del teatro en este momento es el público. Es muy inestable, cambiante. A veces tenemos muchas obras y no hay público. Tenemos que crear una audiencia.

Yo creo que es inútil vivir hablando de la cultura cuando no tenemos una población educada. Si no mejora la educación, no podemos pretender que los programas culturales tengan éxito .

Por eso es tan importante comenzar en el colegio. Por un lado, tenemos que acabar la idea de que el arte es esta cosa distante y lejana. Y por el otro, no podemos caer en el error de decir que es digerible y fácil.

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