Anneliese Fiedler y David Carrillo dan vida a las parejas en cuestión. Un juego de amantes reflejados. (Foto: isabel Falcón Rojas)
Anneliese Fiedler y David Carrillo dan vida a las parejas en cuestión. Un juego de amantes reflejados. (Foto: isabel Falcón Rojas)
Juan Diego Rodriguez Bazalar

“Hay una sensación de que el teatro, mientras más familiar, amable o políticamente correcto, va a convocar a más público y a tener más taquilla”. David Carrillo defiende aquellas historias que, ya sea que se muestren sobre las tablas o en pantallas, tratan temas de adultos y que no se dejan engatusar por moralejas. Solo en un contexto en el que la mayoría de ficciones parecen fábulas y están pensadas para un público adolescente, cuenta Carrillo, es que el mundo se sorprende con historias como las que se narra en “Guasón”.

O sin ir muy lejos: la gente alaba ‘Historia de un matrimonio’ de Netflix porque hace tiempo que no veía una película que tocara un tema como el divorcio como si fuera algo hiperimportante”.

En su búsqueda por encontrar historias igual de potentes que eludieran cualquier atisbo de conclusión, Carrillo se topó con la obra de teatro “Humedad”, que transita en un universo similar a la de la producción de Netflix. Según él, la puesta en escena tiene muy en claro que las personas son extremadamente complejas y que, por tanto, no hay recetas para el éxito.

Es muy intimista y explora, sobre todo, el tedio, el hartazgo de la pareja, tomando como pretexto a dos parejas que quedaron varadas en un hotel”, anota Carrillo, quien además de dirigir el montaje, comparte escena con Anneliese Fiedler en Yestoquelotro Estudio.

Punto de ebullición

Las dos parejas que aparecen en “Humedad” están condenadas a mirarse las caras. Quizás el castigo no sea para siempre, pero estar enclaustrados en sus cuartos de hotel por el mal clima hace que la relación se torne, poco a poco, insostenible. Solo el vino los liberará, les dará la posibilidad de expresarse y pensar cómo sacar adelante sus matrimonios, aunque eso signifique romper alguna que otra regla.

Pero la obra no se inicia con ese caos, sino que, poco a poco, el tedio del que habla Carrillo se va volviendo el protagonista. Para llegar a ese clímax, Bárbara Colio, autora de la obra, dispone pistas que, al momento de la explosión, cobran sentido. Uno de los personajes, por ejemplo, llegó al pueblo para reconstruir un puente del siglo XII, pero hasta la fecha no ha tenido éxito, tanto porque los vecinos no están de acuerdo en modificar su patrimonio como por el clima, que hace que el río crezca y no pueda trabajar.

“La tarea que él quiere cumplir habla de construir un puente en una relación, habla de dos personas que necesitan algo que las una –explica Carrillo–. También está la humedad, siempre presente en la obra: puede ser algo refrescante, aunque si se vuelve algo eterno, empieza a oler mal y hacer que todo se llene de moho. Pero no es ni buena ni mala, así como los puentes que no duran toda la vida. A veces hay que destruirlos para hacer uno nuevo. No hay nada sagrado y eso es lo que me gusta de esta obra. No hay moralejas ni dogmas, sino que se busca jugar con el público y que este, con su propia creatividad y sensibilidad, saque sus propias conclusiones sobre sus relaciones de pareja.”

Más información

Lugar: Yestoquelotro Estudio. Dirección: calle Pérez Roca 196, Barranco. Estreno: martes, 8 p.m. Funciones: martes, miércoles y jueves, 8 p.m. Entradas: .

Contenido sugerido

Contenido GEC