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Ifigenia
Enrique Planas

Aún recuerda aquella función de "Ulises", taquillazo dirigido por Mario Camerini y Mario Bava, con Kirk Douglas en el papel protagónico. Él tenía 12 años entonces, pero la fascinación persiste por aquellas historias que sumaban a la fantasía aventura, heroísmo y reflexión. Salvando las distancias, el director Jorge Chiarella piensa que el protagonista de "La Odisea" nos entusiasma tanto como lo hacen hoy las películas de superhéroes. "Toda la mitología se refleja hoy en los filmes de Marvel", exclama. Y si buscamos en el repertorio de héroes clásicos, sin duda son Ifigenia, Electra y Orestes, los atribulados hijos de Agamenón, el Rey de Micenas, los que más interés han despertado en los dramaturgos a lo largo de la historia.

Tomemos el caso de Ifigenia: su historia no fue desarrollada por Homero, pero sí por los trágicos posteriores como Eurípides y Esquilo. El francés Jean Racine, el holandés Samuel Coster o el genio alemán Johann Wolfgang von Goethe, también visitaron su mito: salvada por la diosa Diana de ser sacrificada por su padre, el rey Agamenón, ella sirve como sacerdotisa en la isla de Tauris (Táuride), ocultando su origen. Prisionera del rey Thoas, ella se siente frustrada, sometida a lo que ella considera su maldición familiar. Lamenta su miserable existencia y se sofoca ante aquel ambiente hostil.

Su enloquecido hermano Orestes ha llegado a esas costas con una misión secreta, pero es capturado y sentenciado a muerte por el rey Thoas. El monarca, por cierto, odia a Ifigenia, pues ella rechazó su propuesta de matrimonio. El dilema de la valiente mujer está claro: ¿podrá salvar a su hermano y rechazar al encolerizado rey, aunque ambas acciones puedan costarle la vida?

UNA MUJER ACTUAL
Como señala Jorge Chiarella, quien desde este fin de semana lleva a escena la versión que Goethe escribió en 1787 de la "Ifigenia en Táuride" de Eurípides, la obra aborda temas tan cercanos como la verdad, los derechos de la mujer y el dilema de la inmigración en una tierra donde todo extranjero es condenado a muerte por el hecho de serlo.

¿Qué aporta el genio de Goethe a la Ifigenia clásica? Para el veterano director, el escritor alemán desmonta el machismo original del griego Eurípides y apuesta por la igualdad de género. "La historia de Ifigenia ha sido tratada por muchos autores y cada uno le ha puesto lo suyo. En el caso de Goethe, en realidad, más que escribir una obra teatral hizo poesía en prosa y posteriormente una versión en verso yámbico", explica Chiarella.

Para el director, asistido por su hijo Mateo Chiarella y su director adjunto Luis Tuesta, el reto mayor para este montaje fue traducir y adaptar el poema directamente del alemán. "¡Fue una locura!", confiesa. "Es un texto maravilloso. Jean Paul Sartre decía que, más que una tragedia, la Ifigenia de Goethe es un drama psicológico. Hemos trabajado el texto hasta hacerlo lo más fiel a su concepto dramático", señala.

En efecto, esta versión de "Ifigenia" no es una tragedia porque la historia no termina mal para su protagonista. Una aportación del autor alemán, ícono del pensamiento romántico, es justamente quitar del clásico griego la noción de que el destino se impone a las personas, y más bien proveyendo a los personajes de libre albedrío.

DEBÚT CLÁSICO
A los 74 años, para Chiarella es la primera vez que lleva a escena un clásico teatral griego. ¿A qué se debe este tardío debut? Para encontrar la respuesta, hay que buscar en las raíces de su carrera, en la fundación del grupo Alondra, a inicios de la década de los ochenta. Eran los años en que la creación colectiva estaba en pleno auge, y los montajes con textos dramáticos en franco retroceso. "Entonces no me preocupaba ni en leer teatro", recuerda. "Cuando se acabó esa etapa, me comencé a acercar a Shakespeare, pero debieron pasar muchos años para que mi búsqueda me llevara al teatro griego".

¿Qué ha aprendido un director mayor con este hallazgo? Chiarella se confiesa: "Lo primero fue arrepentirme de no haber hecho antes clásicos griegos. Ahora me provoca seguir haciéndolo".

"Cuando entré al TUC (en 1961), había leído algunos textos, pero entonces no tenía la capacidad para entender su profundidad. No los entendía muy bien. Ahora, cuando las comienzo a descubrir, me fascinan por su capacidad de reflexión, su preocupación social y sus diálogos brutales", añade.

En su puesta en escena, el director ha desoído los consejos de muchos colegas que le propusieron "modernizar" la obra, vistiendo con terno de ejecutivos a los personajes. “Me he negado a eso”, señala Chiarella. "Me interesa que los personajes correspondan a su época para que el espectador piense cómo, hace 2.400 años, se hablaba ya de los problemas que hoy no podemos resolver y que nos remiten perfectamente a la política actual. Es formidable asumir el distanciamiento que pide Brecht: irte a otro país, irte al pasado, para mostrar aspectos del presente".

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: teatro Ricardo Blume.
Dirección: Jr. Huiracocha 2160, Jesús María.
Temporada: desde el sábado 6. Jueves, viernes y lunes, 8 p.m. Sábados y domingos, 7 p.m. Entradas: S/55 y S/30, en Teleticket.

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