En el show, la artista Lara Jacobs logra balancear en el aire hasta diez largas varas de madera. (Foto: Hugo Pérez)
En el show, la artista Lara Jacobs logra balancear en el aire hasta diez largas varas de madera. (Foto: Hugo Pérez)

La neoyorquina Diane Paulus ya era una reconocida directora de ópera y teatro (fue nominada a los Tony en el 2009) cuando el Circo del Sol la contactó. La compañía canadiense quería que ella se encargara de un espectáculo novedoso en el que se destacara la presencia y el poder femeninos, y Paulus, quien siempre gustó de las puestas en escena que incluyeran gran despliegue físico, aceptó sin dudarlo.

“La tempestad” de Shakespeare fue su inspiración: tomó la obra y la adaptó a su manera al punto que cambió de sexo al personaje principal y lo convirtió en Próspera, la maga cuya razón para vivir era la protección de Miranda, su joven hija. Una vez lista la trama, la directora necesitó de más de un año para reunir al elenco que daría vida a “Amaluna”, puesta en escena que la compañía circense estrenó en Montreal (Canadá) en el 2012 y que llegará al Jockey Club, en julio de este año.

Según señala a El Comercio Larry Edwards, jefe de vestuario de este espectáculo, la consigna que el Circo del Sol le encargó a Paulus se cumplió desde el nombre de la puesta en escena: Ama y Luna son evidentes referencias al poder femenino. Además, anotó ayer el vestuarista en su primer contacto con la prensa local, serán 32 mujeres (de un total de 48 artistas) las que demostrarán su fortaleza volando sobre el público suspendidas con cuerdas, ejecutando sus vertiginosas rutinas de gimnasia con las barras asimétricas, entre otras piruetas de alto riesgo.

—Casos icónicos—
Al hablar de la presencia femenina en el circo moderno es inevitable pensar en el famoso caso de la mujer barbuda. Ella era Julia Pastrana (1834-1860), mexicana de poco menos de un metro 40 centímetros de alto que padecía hipertricosis lanuginosa e hiperplasia gingival, enfermedades que deformaron su rostro a la vez que la dotaron de una densa pelambre. Su tragedia comenzó cuando tenía 20 años y fue descubierta por el empresario Theodore Lent, quien la convenció de ser parte del mundo del espectáculo. Su vida sería muy distinta a la que muestra el musical "El gran showman" (2017).

Eran mediados del siglo XIX y los circos de entonces se caracterizaban por la presentación de espectáculos de fenómenos. En ese contexto, fue fácil vender el show por todo Estados Unidos y Canadá con diversos nombres: “El eslabón perdido”, “La mujer más fea del mundo”, “La mujer oso” y, por supuesto, “La mujer barbuda”. Lent, ansioso por aumentar su fortuna, decidió casarse con Pastrana, convertirse en su mánager y exhibirla en Europa. En medio de su gira por el Viejo Continente, ella dio a luz a un bebe que heredó su hipertricosis y que falleció a las pocas horas. Sucedió lo mismo con ella días más tarde.

Pero no todas las historias circenses terminan en tragedia, y Edith Clifford (1889-1971) podría ser un buen ejemplo de ello. Muy joven, conoció en Boston al afamado tragasables Delno Fritz, quien la tomó como aprendiz y le enseñó todos los trucos del peligroso oficio. Ya los espectáculos circenses se habían alejado de lo estrambótico y daban paso a los actos de magia más extraños y peligrosos. Pronto, Clifford, cuyo talento para ese oficio era natural, se convirtió en una celebridad. Introduciéndose tijeras y sables en la garganta hacía temblar a los espectadores nerviosos, quienes estallaban en aplausos al verla salir ilesa de aquellos trances.

Tras la fama apareció su archirrival: Victorina, conocida por ser capaz de tragar espadas y doblarlas dentro de su cuerpo tan solo con el movimiento de su cabeza. Esto, felizmente, animó la competencia y mejoró los contratos de Clifford, quien tras más de dos décadas dedicadas a la vida dentro de la carpa, se retiró.

—Adiós a Shakespeare —
No deja de llamar la atención que Paulus haya elegido "La tempestad" de Shakespeare" como idea inicial para desarrollar "Amaluna". Esto porque se trata de la última obra que el bardo de Avon escribió y con la que se retiró de toda actividad teatral. Así lo anota la especialista en Shakespeare Laura Silva: “La mirada que él plasmó en sus obras sobre lo femenino es interesante. Él planteó todas las tipologías y arquetipos imaginables, tanto en el mejor como en el peor sentido. Desconozco la razón de por qué el Circo del Sol cambió el sexo a Próspero, el personaje principal de 'La tempestad'. Me llama la atención teniendo en cuenta que se trata del personaje en el que Shakespeare se muestra más a sí mismo. Por los registros de la época, sabemos que él mismo interpretó el papel y que la referencia a su hija es clara. Es una obra que habla del teatro, del mundo como un escenario y que termina cuando él dice: 'Bueno, se me acabó la magia, ya no quiero más'". Habrá que esperar a ver si Paulus tuvo en cuenta esos detalles.

Más información
​Lugar: Jockey Club, parcela H. Temporada: desde el 22 de julio hasta el 12 de agosto. Entradas: Plaza Vea y Vivanda.

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