Después de 16 meses alejada de las tablas, la primera actriz Sonia Seminario regresó a la escena presencial el pasado fin de semana. Lo hizo con la comedia “Tu madre, la Concho”, dirigida por Paola Vicente, que ya lleva cinco años en la cartelera local, siempre con gran acogida del público que, para el estreno, agotó las entradas con 10 días de anticipación. El autor y productor de la obra, Ángelo Condemarín, revela que cuando escribió el personaje de la abuelita Clementina, entre el 2012 y 2013, lo hizo teniendo en mente que Sonia debía interpretarla.
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En su amplia trayectoria en telenovelas, películas y en obras de teatro, como en la escrita por Condemarín, Seminario ha dado vida a varias abuelitas, pero ella ha sabido crear sutiles diferencias entre cada personaje, otorgándoles una personalidad e individualidad que los ha hecho memorables. Es tal vez por esa capacidad que, así como Condemarín, el dramaturgo Víctor Falcón escribió el personaje de la ocurrente abuela Aurora de “La Cisura de Silvio” especialmente para la actriz a quien, además, le dedicó su obra. Y, por otro lado, Eduardo Adrianzén, guionista que ha trabajado en repetidas oportunidades con Seminario, mantuvo el personaje de la malvada bruja Jordana, que la actriz interpretó inicialmente para la telenovela “Eva del Edén” en el 2004, en dos producciones más, la telenovela “La Perricholi” (2011) y recientemente en la serie “El último bastión” (2018).
Sonia Seminario admite que la comedia es uno de sus géneros favoritos. Le gusta reír tanto como actuar, dice, pero no recuerda el número de papeles que de ese género, ha interpretado. Lo que sí recuerda con especial son algunas de las producciones en las que participó. Aquí un breve repaso por algunas de sus memorias.
¿Cómo se convirtió en actriz?
De casualidad. Empecé a estudiar en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático, ENSAD, en la época del doctor Ugarte Chamorro y Mario Rivera, muchísimos años atrás. En esa época era la única escuela de arte dramático que había. Ahí se formó bastante gente: Lucía Irurita, Luis Álvarez, Herta Cárdenas, Carlos y Fernando Gassols.
Luego, llegué a la AAA (Asociación de Artistas Aficionados) por Guillermo Nieto y Guillermo Fernández Cornejo, ellos pertenecían a la AAA y estaban trabajando con Ricardo Roca Rey. Ahí conocí a Ricardo Roca Rey que me pareció un director estupendo y después nos hicimos muy amigos junto con Patty Cisneros, su esposa, que era su mano derecha. Fue una época muy linda, verdaderamente.
¿Siempre quiso ser actriz?
No. Si supieras cómo me hice actriz...
¿Cómo?
Me hice actriz porque vi en el diario un aviso que decía “clases de arte dramático en ENAE (Escuela Nacional de Arte Escénico, predecesora de la ENSAD). Yo había entrado a la Universidad Católica a estudiar Literatura, pero quería hacer otra cosa. En esa búsqueda vi el aviso y me dije “voy a ir y ver cómo es”. Ahí, Mario Rivera me preguntó si me gustaba el teatro. “Ay, no sé. Me gusta verlo, pero no sé si me gustará hacerlo”, le dije. Entré y no salí nunca más.
De toda su experiencia en teatro, cine y televisión y de los varios papeles que ha interpretado, ¿cuál es su favorito o el que más satisfacciones le ha dado?
La verdad es que todas las obras que he hecho me han dado satisfacciones. Podría rescatar en televisión, “Eva del Edén”. Una hermosa producción que estaba ambientada en una época antigua y difícil, la de Guamán Poma de Ayala. Me acuerdo que Pold Gastelo hacía de Poma de Ayala. Esa producción fue muy buena y éramos tantos los actores que trabajamos ahí.
Otra de las producciones en la que he estado últimamente y que también me ha gustado mucho, ha sido “Las mejores familias”, de Javier Fuentes-León. Es la última película que he hecho junto con 21 actores. Y después, hay una obra teatral preciosa de un talentoso dramaturgo que lamentable murió muy joven. Lástima, porque hubiera dado muchísimo más, gran autor Víctor Falcón. Su obra “La cisura de Silvio” es extraordinaria.
¿En qué año fue eso?
Ay, hijita, no me preguntes de años porque soy fatal para las fechas. ¡No me acuerdo de nada! Creerán que me quiero quitar la edad, pero no es así (ríe). Es que no recuerdo los años. Será que soy muy mala para las matemáticas y siempre he tenido aversión a los números, quizás por eso no me acuerdo de los años. Pero sí de mis libretos. Tengo una memoria estupenda, gracias a Dios.
¿Siente que las actrices de hoy tienen mejores papeles en el teatro?
Te diré que no porque yo, como te contaba, empecé joven hace años y lo hice con papeles importantes. En esa época estaba Lucia Irurita, que también hacía grandes papeles, y Ofelia Woloshin que era otra mujer que tenía su grupo de teatro y hacía grandes obras. Francamente, no he visto eso.
En una entrevista pasada decía usted que antes, los actores, tenían que batallar contra la indiferencia. Hoy, ¿contra qué batallan?
Sí, hablaba de la indiferencia porque no había un público para el teatro, como sí para el ballet. El Teatro Municipal se llenaba con esos espectáculos y más cuando venían compañías extranjeras. Pero no había público para el teatro, tal vez porque no había suficientes obras. Recién con Lola y Pepe Vilar la gente empezó a ir más al teatro porque ellos trabajaban continuamente. Verdaderamente que a ellos, los Vilar, les debemos mucho porque formaron un público teatral con sus obras. Y después de ellos ya vino Cattone. Ahora ya la gente se ha acostumbrado a ver obras teatrales, ahora sí hay un público que va al teatro. Claro que con la pandemia la gente ha dejado de ir, aunque esperemos que pase pronto, no tendremos pandemia eternamente.
¿Cómo afectó la pandemia a sus planes?
La verdad es que como yo estoy en una etapa de salida, una época de retirada y hago teatro una o dos veces al año, francamente no lo he sentido tanto. Pero entiendo que para la gente joven, que está trabajando en proyectos para hacerlos rentables y hacerse conocida, sí haya sido muy difícil.
¿Qué tipo de papel cree que le falta interpretar o cuál le gustaría?
Creo que ya los he hecho todos: de muy buena, de malvada... Son muchos años haciendo esto, casi 70 años dedicados al teatro. Por eso, solo quiero decir que la gente vaya al teatro y apoye a los nuevos talentos. Y que no se pierdan “Tu madre, la Concho”.
Más información: “Tu madre, la Concho” se presenta en el Teatro Julieta (Pasaje Porta 132, Miraflores). Sábados y domingos de octubre a las 8 pm. Las entradas están a la venta en Joinnus.
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