El tratamiento puede tomar un año, pues se recomienda un intervalo de dos meses entre cada sesión.
El tratamiento puede tomar un año, pues se recomienda un intervalo de dos meses entre cada sesión.
Milenka Duarte

Los tatuajes, que hace algunas décadas tenían cierta connotación negativa, hoy son considerados signos personalizados y de modernidad. No obstante, el haber normalizado este arte sobre la piel tiene sus pros y sus contras, pues a veces se realizan de forma impulsiva, sin profundizar respecto a la zona, el diseño o el tamaño que elegimos, lo que puede generar arrepentimientos con el paso de los años. Les ha sucedido a celebridades como Melanie Griffith, Megan Fox, Mark Wahlberg y 50 Cent, quienes para eliminar los tatuajes de su cuerpo se han sometido a procedimientos como el láser Q-Switched.



Como explica el doctor José Luis Ballesteros, este tratamiento consiste en una emisión de pulsos de luz, con una duración de nanosegundos, que fragmenta el tatuaje, siendo luego ingeridas sus partes por los macrófagos para así eliminarlo a través del sistema linfático. El láser trabaja en longitudes de onda, que se dividen en tres tipos: alejandrita (755 Nm), ideal para tratar tatuajes sobre pieles muy claras; Nd- Yag (1.064 Nm), para pieles oscuras o muy bronceadas, y que absorbe los colores negro y azul oscuro, que son más fáciles de borrar; y el KTP (532 Nm), que se utiliza para la eliminación de tatuajes rojos y tonos derivados: rosa, violeta, morado y amarillo.

Ingrid Inga, del Centro de Medicina Estética de la clínica Ricardo Palma, asegura que con este procedimiento se eliminan distintos tipos de tatuajes: profesionales (emplean variados tintes), amateurs (usan tinta china, carbón o ceniza), traumáticos (resultado de accidentes), médicos (se realizan para mejorar una cicatriz o darle color a una lesión hipopigmentada) y cosméticos (se emplea óxido de titanio y/o de hierro en maquillaje permanente).

El número de sesiones dependerá de la zona a tratar, lo ideal sería de siete a diez, para eliminar un 90% del tatuaje con un “efecto fantasma”, según detalla el doctor Ballesteros. El tratamiento está contraindicado para personas con problemas de coagulación y cicatrización, que tengan alguna enfermedad infectocontagiosa o renal, mujeres gestantes y madres lactantes.

DESAPARECE
El tratamiento con láser Q-Switched se inicia –indica la Dra. Inga– con una evaluación previa. Primero se realiza un disparo sobre la piel y el paciente deberá regresar unos días después para determinar si se ha producido algún tipo de alergia o edematización. Si no hay efecto secundario, se procede a una limpieza de la zona para evitar que haya algún agente contaminante, se coloca anestesia tópica (el proceso genera un poco de dolor), y luego se efectúan los disparos, a unos ocho centímetros de distancia de la piel.

Después de cada sesión, el paciente deberá aplicarse una crema que ayude a regenerar la piel, además de fotoprotector. El resultado dependerá del cuidado de cada persona. Una buena opción sería realizar de forma paralela un tratamiento con láser CO 2 para mejorar la textura de la piel.

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