Chabely Rodriguez es una joven de origen latino que trabaja en un hospital de Estados Unidos como asistente certificada de anestesiología, lo que significa que ayuda a los médicos a mantener a los pacientes sedados cuando se someten a cirugía u otros procedimientos. Su empleo le ha permitido seguir el rubro que siempre soñó, a pesar de no haber cursado la carrera de medicina en una universidad.
“De pequeña me encantaban las ciencias, era mi asignatura favorita, sobre todo la química”, señaló Rodriguez en conversación con el medio CNBC. “Me encantaba el pensamiento crítico que hay detrás, y quería seguir una carrera en medicina”.
En su segundo año como anestesióloga, ya ganaba más de $200 mil al año entre su salario base de $198 mil y las horas extras que normalmente realiza. En 2022, generó más de $210 mil y su objetivo es superar ese monto para este 2023.
Aunque su salario le permite vivir cómodamente mientras ahorra la mitad de sus ingresos, la joven señala que las cosas no siempre han sido sencillas. Sus padres emigraron de México y llegaron a Brooklyn antes de comprar una granja en el norte de Nueva York. Creció junto a sus cuatro hermanos trabajando en este lugar. Además, vendía sus productos en los mercados agricultores de la ciudad.
“Aprecio mucho a mi familia; son las personas más cercanas a mí”, confiesa. “Al crecer no teníamos tiempo libre, pero ahora, como adultos, todos hacemos tiempo para estar juntos”.
Las cosas cambiaron cuando, durante su juventud, le dijo a sus padres que no quería seguir trabajando en la granja: “Creo que su sueño era que continuáramos el negocio como adultos de alguna manera; sin embargo, mis sueños no eran ser agricultora”.
Fue así como se quedó en Nueva York para realizar sus estudios universitarios en Brooklyn College, donde pagaría menos por ser una escuela pública. Gracias al apoyo de sus progenitores, accedió a becas que le permitieron obtener su licenciatura sin asumir deudas estudiantiles.
Se dio cuenta de que la carrera de medicina no era para ella
Estudió química como carrera previa a la medicina, pero tras graduarse se dio cuenta de que el tiempo y el costo que ello implicaba no eran de su agrado.
“Empecé a buscar más asistentes médicos, algo con responsabilidades similares [a las de un médico], pero con un cronograma más corto y, por lo general, menos deuda”, recuerda. “Sería una compensación menor, pero sentí que valió la pena por el tiempo que estuve intercambiando por ello”.
Fue así como su pasión por la química y el interés por la anestesia la llevaron a informarse sobre la anestesiología. Después de investigar sobre el tema y las remuneraciones, supo que ese era el camino para ella.
“Trabajo con muchas agujas, preparando medicamentos”, confiesa Rodriguez, quien trabaja actualmente en Florida. “Les coloco vías intravenosas a los pacientes, puedo colocar vías arteriales, agujas para epidurales, agujas para bloqueos que adormecerán áreas locales de un paciente”.
En un día normal, atiende entre a entre uno y catorce pacientes dependiendo de la duración de cada procedimiento y la hora. “El ritmo es muy rápido, pero me encanta”, señala.
Después de obtener su licenciatura, la joven fue a la Universidad Nova Southeastern en Fort Lauderdale, Florida, para obtener su maestría en anestesiología, lo que le permitió obtener sus credenciales oficiales para laborar en el estado.
A diferencia de sus estudios universitarios, tuvo que pedir préstamos para realizar su posgrado: un total de $200 mil para el programa de dos años.
Siguió trabajando para pagar sus deudas y, cuando llegó la pandemia, aprovechó la indulgencia promulgada por Donald Trump sobre los pagos e intereses para, en vez de costear sus estudios, poner sus ahorros en una cuenta de alto interés.
Cuando la ayuda finalizó en septiembre de 2023, tenía el dinero suficiente para cancelar su deuda y así pudo pagar el monto de seis cifras en solo dos años.
Cómo gasta su dinero y cuáles son sus planes a futuro
Aunque le hubiera gustado poder destinar ese dinero a sus inversiones o simplemente a disfrutar de la vida, la joven confiesa que “al ir a la escuela supe que tenía que pagar esta deuda... y sentí que valía la cantidad que tenía que pagar”.
Ahora, Rodriguez se dedica a ahorrar cerca del 50% de su salario, teniendo siempre en mente que en cualquier momento puede perder su empleo.
Según su testimonio, gasta la mayor parte de su dinero en alimentos y viajes en tarjetas de crédito para poder obtener recompensas. Eso sí, paga todas sus compras cada mes para no tener deudas.
Aparte del alquiler y ahorros, Chavely destina sus ingresos a viajar, una de sus pasiones. Aunque podría vivir sola, se siente cómoda teniendo un compañero de piso, lo que le ayuda a bajar el costo de vivienda. Además, conduce un Toyota económico.
“Podría conseguir un auto más lujoso, también podría vivir en un departamento más bonito o vivir sola, pero esas son cosas que no son una prioridad para mí”, indica. “Trato de ahorrar en las cosas que no son tan importantes para mí, pero gasto en las cosas que sí me importan, como comida y experiencias cuando voy a un país diferente”.
Al preguntarle sobre el futuro, la anestesióloga señala que no piensa en jubilarse anticipadamente. Por otra parte, sí espera reducir algunos de sus turnos y dedicarse más a sus otros pasatiempos como hacer ejercicio o crear contenido para su canal de YouTube.
De la misma manera, asegura que no piensa comprarse una casa en el corto plazo, ya que su mira es visitar a su familia en Nueva York y seguir explorando el mundo.
“Solo quiero mantener bajo mi costo de vida, pero gastar el dinero en hacer que viajar entre los diferentes estados sea más cómodo”, agrega. “Para mí, el lujo sería quizás conseguir un billete en primera clase o en clase business para un vuelo largo”.
Licenciado en periodismo en la Universidad de San Martín de Porres. Cuatro años de experiencia generando contenido de actualidad, cultural y tendencias para medios de comunicación de alcance masivo. Actualmente se desempeña como redactor en el Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.