Los síntomas de la mujer se manifestaron durante su niñez, lo que la obligó a usar férulas, yesos y cabestrillos para ayudarla a sanar sus lastimadas articulaciones. (Crédito: Caters News en Facebook)
Los síntomas de la mujer se manifestaron durante su niñez, lo que la obligó a usar férulas, yesos y cabestrillos para ayudarla a sanar sus lastimadas articulaciones. (Crédito: Caters News en Facebook)

Una joven de a la que llamaron “torpe” por 27 años de su vida debido a sus miles de dislocaciones se sintió aliviada al saber qué es lo que realmente tiene, pese a que en un principio le habían diagnosticado un tipo de mal psiquiátrico.

Thea Smuckler, de 29 años y madre de dos niños, se dislocó numerosas veces sus articulaciones a lo largo de su vida, en ocasiones hasta cinco veces por día, y casi todo su cuerpo se vio afectada por ellas, informó el portal .

Los síntomas de la mujer originaria de la villa de Goshen, en , se manifestaron durante su niñez, lo que la obligó a usar férulas, yesos y cabestrillos para ayudarla a sanar sus lastimadas articulaciones.

Smuckler tenía menos de dos años cuando los doctores tuvieron que volver a poner sus hombros en su sitio, pero muchos creían que sus constantes visitas al doctor por sus lesiones se debían a que era “lerda” y “torpe”.

A lo largo de los años la frecuencia de sus dislocaciones se incrementó y su agotamiento se intensificó. Cosas tan simple como masticar, subir o bajar las escaleras o cargar las bolsas de las compras provocan que sus articulaciones se desalinearan.

Smuckler recibió todo tipo de diagnósticos, desde depresión a deshidratación, para los que los especialistas que consultó le recetaron numerosos medicamentos hasta clases de yoga sin presentar ninguna mejoría.

“Me sentía como una loca hipocondriaca. Me sentí avergonzada de todo lo que había pasado que intenté ocultarlo. Me sentí patética e inútil”, contó la mujer, que dijo que cosas como bajar las escaleras provocan que uno de sus tobillos se disloque.

“Duele mucho y tengo que volverlo a poner a la fuerza la articulación en su lugar. La mitad de las veces regresa a su sitio por su cuenta unos segundos después”, añadió Smuckler, al tiempo que contó que los numerosos exámenes que se hizo no decían nada sobre lo que tenía.

Sin embargo, hace poco los doctores lograron descubrir que la mujer padece del , que afecta los tejidos conectores que soportan la piel, los huesos, los vasos sanguíneos y más, provocando las dislocaciones con el más mínimo movimiento.

Los médicos también sospechan que la joven madre padece de , que combinado con su anterior diagnóstico, explicaría las dificultades para respirar y su fatiga crónica.

Smuckler se siente “aliviada” de tener por fin un diagnóstico para las enfermedades invisibles después de todos estos años y quiere generar conciencia sobre el Síndrome de Ehlers-Danlos, para que otros reconozcan los síntomas y puedan comenzar pronto el tratamiento.

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