Jon Gluck fue diagnosticado con un cáncer incurable hace 20 años. Tras superar la enfermedad, compartió las valiosas lecciones que aprendió. (Foto: Jon Gluck)
Jon Gluck fue diagnosticado con un cáncer incurable hace 20 años. Tras superar la enfermedad, compartió las valiosas lecciones que aprendió. (Foto: Jon Gluck)
Autor Jorge Villanes
Jorge Villanes

En 2002, Jonathan Gluck, periodista, casado y padre primerizo, tenía 38 años cuando notó un dolor intenso en la cadera tras una torcedura menor al salir de su oficina. Ignoró la molestia durante meses, pero al ver que el dolor empeoraba con el tiempo, decidió consultar a su médico. Luego de una resonancia magnética, recibió un diagnóstico inesperado: un tumor en la cadera, producto de un cáncer de sangre incurable llamado mieloma múltiple. Por aquel entonces, los médicos le dieron una expectativa de vida de solo 18 meses.

Mira también:

Más de 20 años después, gracias a los tratamientos revolucionarios que aparecieron con el paso del tiempo, Gluck sigue con vida y se considera un milagro médico. Aunque admite que nunca desearía el cáncer a nadie, reconoce que estar al borde de la muerte le dejó lecciones profundas sobre cómo vivir una vida feliz y sin arrepentimientos a sus 60 años.

En su testimonio publicado en el medio CNBC, indica que una de sus principales reflexiones es que no tiene sentido vivir si uno no disfruta su vida. Aunque desde el diagnóstico intenta cuidar más su salud, sigue siendo realista. Evita los alimentos ultraprocesados y hace ejercicio cuando puede, pero también admite que a veces come en exceso o pasa días enteros descansando sin moverse del sofá.

Estar al borde de la muerte le dejó lecciones profundas sobre cómo vivir una vida feliz. (Foto referencial: Freepik)
Estar al borde de la muerte le dejó lecciones profundas sobre cómo vivir una vida feliz. (Foto referencial: Freepik)

Otro aprendizaje fue descubrir que es capaz de soportar mucho más de lo que pensaba. Al pasar por cuatro rondas de radiación, intensos dolores óseos, problemas gastrointestinales, insomnio crónico e infecciones recurrentes, su cuerpo enfrentó todo tipo de efectos secundarios como la pérdida de sensibilidad en los pies y hasta lesiones en el cráneo. A pesar de todo, sobrevivió.

También aprendió que la mayoría de las personas, especialmente los profesionales de la salud, son buenas. Recuerda médicos que lo atendieron fuera de horario y enfermeras que lo acompañaron en momentos difíciles. Durante la pandemia, fue testigo de cómo los equipos médicos arriesgaron sus vidas para cuidar a pacientes como él.

Una de sus principales reflexiones es que no tiene sentido vivir si uno no disfruta su vida. (Foto referencial: Freepik)
Una de sus principales reflexiones es que no tiene sentido vivir si uno no disfruta su vida. (Foto referencial: Freepik)

A lo largo de los años, su diagnóstico también lo llevó a actuar sin postergar planes. Se convirtió en lo que él llama un “pre-crastinador”, alguien que hace las cosas de inmediato porque sabe que el tiempo es limitado. Además, su relación de pareja pasó por momentos difíciles, pero la enfermedad los obligó a confrontar sus problemas. Tras años de terapia, lograron salir adelante.

Por último, comparte que la mejor forma de apoyar a una persona enferma no siempre es con consejos, sino con gestos simples de empatía. Unas pocas palabras de cariño o una carta sincera fueron, para él, mucho más valiosas que cualquier frase vacía como “lo siento mucho”. Sobre todo, afirma que la mayor lección que le dejó la enfermedad es la aceptación: controlar lo que se puede y aprender a vivir con lo que no.

Para Gluck, la mejor forma de apoyar a una persona enferma no siempre es con consejos, sino con gestos simples de empatía. (Foto referencial: Freepik)
Para Gluck, la mejor forma de apoyar a una persona enferma no siempre es con consejos, sino con gestos simples de empatía. (Foto referencial: Freepik)

Lo que debes saber sobre el mieloma múltiple

Según Mayo Clinic, el mieloma múltiple es un tipo de cáncer que se forma en las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que se encuentra en la médula ósea. Las células plasmáticas sanas son muy importantes porque fabrican anticuerpos que nos defienden de infecciones y gérmenes; sin embargo, en el mieloma múltiple, estas células se vuelven cancerosas, se multiplican sin control en la médula ósea y empiezan a producir proteínas anormales que no sirven y pueden dañar el cuerpo.

Los síntomas del mieloma múltiple pueden variar, pero a menudo incluyen dolor de huesos, especialmente en la espalda o las costillas, ya que las células cancerosas pueden dañar el tejido óseo. Otros signos comunes son el cansancio y la debilidad (por anemia, ya que las células cancerosas desplazan a las células sanguíneas sanas), infecciones frecuentes (debido a un sistema inmunitario debilitado), y problemas renales. En algunos casos, la enfermedad puede no causar síntomas al principio.

El tratamiento del mieloma múltiple no siempre se necesita de inmediato, sobre todo si la enfermedad está en una etapa temprana y no causa síntomas. Cuando el tratamiento es necesario, puede incluir medicamentos que atacan las células cancerosas, quimioterapia, radioterapia, y en algunos casos, un trasplante de células madre. El objetivo del tratamiento es controlar la enfermedad, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente, ya que actualmente no tiene cura definitiva.

Tags Relacionados: