Todo parecía indicar que tenían un matrimonio perfecto; sin embargo, él la engañó con alguien cercano a la familia. Desde ahí, Brandi Lee se propuso separarse definitivamente y cuando por fin salió el divorcio, ideó la mejor venganza hacia él: al ser obligada por un juez a pagarle 7.500 dólares, no encontró nada más idóneo que darle la cifra en monedas de diez centavos. La peculiar historia sucedida en Pensilvania, Estados Unidos, se hizo viral en Facebook.
La mujer contó en una publicación del 19 de octubre, que luego borró de su red social, que las autoridades indicaron que debía darle la suma de dinero por concepto de honorarios referentes al divorcio debido a la división de bienes conjuntos. Fue ahí donde vengó la infidelidad y el haberse quedado sola con dos hijos y sumida en una profunda tristeza.
Según publicó Daily Mail, el esposo la engañó con la mujer de un amigo suyo que estuvo presente en su boda y luego quiso divorciarse de ella.
Debido a esto, Brandi Lee estuvo esperando el momento preciso para vengarse del hombre que la hizo sufrir y al saber que el banco local no acepta monedas si no están enrolladas, decidió hacerle más difícil la tarea por si quería luego depositar el efectivo. Por eso le entregó unos 160 kilos de monedas.
“Tal vez puedas tomarte algo de tiempo libre y pensar en lo difícil que ha sido mi vida desde que me dejaste con dos niños pequeños, dos granjas de las que cuidar, sacando los ingresos de esta familia pero sin llevarte ninguna de las facturas contigo”, escribió la furiosa mujer en su cuenta de Facebook.
Es así que preparó varias cajas llenas de monedas y fue al banco para explicarles su plan. Según reveló, las empleadas de la institución estaban "más que felices" de ayudar. “Les conté mi historia y lo adivinaron, esas hermosas señoritas de nuestro banco estaban más que felices de no solo ayudarme, sino también de apoyarme en mi plan de pago”, explicó.
Tras hacer pública su historia en Facebook y mostrar algunas fotos de las monedas listas para ser entregadas, Brandi Lee recibió cientos de comentarios de personas que apoyaron su “genial idea”, pues consideraron que era el castigo justo para alguien que le fue infiel con una mujer que estaba invitada a su fiesta de bodas.