
Cuando los veterinarios dijeron que a Lola, una golden retriever de nueve años, le quedaban apenas un par de meses de vida, su familia se preparó para lo inevitable. El cáncer en su boca se había extendido hasta sus pulmones y ya no había tratamientos convencionales que ofrecieran esperanza. Pero esta perrita, que para los Roth siempre fue mucho más que una mascota, estaba destinada a desafiar las probabilidades.
En medio de la desesperación, apareció una última oportunidad: un ensayo clínico en el hospital veterinario de la Universidad de California en Davis (UC Davis). Lo que parecía solo un intento más para ganar tiempo se convirtió en el comienzo de una nueva vida para Lola.
El tratamiento experimental combinaba quimioterapia intravenosa con una terapia inmunológica inhalada. La idea era “enseñar” al sistema inmune del perro a reconocer y atacar las células cancerígenas. Al principio, nada parecía funcionar. Incluso su familia creyó que Lola estaba empeorando. Pero semanas después, llegó la sorpresa: las radiografías revelaron que el cáncer había desaparecido por completo.

Hoy, dos años después de aquel diagnóstico terminal, Lola sigue libre de cáncer y se prepara para celebrar su cumpleaños número 11 en octubre. Cada chequeo en UC Davis es una mezcla de nervios y esperanza para sus dueños, Allison y Max, quienes ahora no sueñan solo con tener más tiempo con ella, sino incluso con romper récords de longevidad para su raza.
La historia de Lola no solo representa un triunfo personal, sino también un rayo de luz para la investigación del cáncer en animales y humanos. Los ensayos en los que participó son parte de un esfuerzo más amplio del Centro de Ensayos Clínicos Veterinarios de UC Davis, que busca tratamientos efectivos no solo para mascotas, sino también para personas.

Para Allison, la conexión con Lola va más allá de lo médico. Años atrás, cuando ella misma enfrentó un tumor cerebral, fue su perrita la que nunca se apartó de su lado durante la recuperación. Ahora siente que la vida le dio la oportunidad de devolverle ese cuidado.
“Cada día que tenemos con ella es un regalo”, dice emocionada. “Lo que UC Davis logró no solo le salvó la vida a Lola, también nos regaló tiempo en familia”.
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