Rebecca Kellaway es una mujer de Norwich, Inglaterra, que se ha visto en la necesidad de tener 5 empleos para poder sobrevivir.
“Es una verdadera lucha”, dice la madre soltera de 37 años, quien es camarera, cuidadora y limpiadora. “Los días en que tengo solo un trabajo remunerado, son mis días libres”.
Aunque se las arregla para poder tener varios turnos de medio tiempo y ocuparse de la educación de su hija de 10 años, Rebecca señala que las medidas implementadas por las autoridades dificultan aún más su situación.
La BBC informa que, debido a sus múltiples empleos y la tasa de ajuste de la ayuda del gobierno, que disminuye la cantidad pagada cuando un solicitante gana por encima de su “subsidio de empleo”, la mujer ve una reducción en sus ingresos.
“Debería recibir £1,000 (US$1100) de ayuda (al mes), pero debido a los trabajos que hago, pierdo £350 (US$389) en el ajuste, así, directamente”, explicó al medio citado.
“Por uno de los trabajos que hago, recibo £360 (US$400) al mes, así que básicamente es un intercambio directo (por el dinero perdido a través del mecanismo de ajuste), de dinero desaparecido”, agregó.
El aumento del costo de vida, un serio problema para las personas con menos recursos
Mensualmente, Rebecca gana cerca de 1145 dólares; sin embargo, cada vez puede comprar menos cosas debido al aumento del costo de vida.
La subida en los precios de los alquileres, impuestos, transporte, energía y sobre todo de la comida, provocan que reduzca los gastos que suele hacer.
“Son cosas pequeñas, como la compra de alimentos, que ha subido alrededor de US$1,10 por artículo, lo que pronto se suma”, señala. “Utilizo el escáner de precios en el supermercado para llevar la cuenta y, muy pronto llego a los US$55, y entonces tengo que pensar en lo que voy a devolver”.
El ahorro es algo indispensable para Rebecca, al punto de tener que lavar los platos una vez cada tres días para limitar la cantidad de agua que usa. Asimismo, lo piensa cada vez que se le antoja una taza de té por el costo de la electricidad para hervir su tetera.
“El estrés de preocuparse por todo esto, y ser madre, madre soltera, más los trabajos y las cosas de la casa, es demasiado”, confiesa.
Aunque pudo ahorrar 330 dólares para el cumpleaños de su hija, el cual se llevó a cabo en un centro de trampolines, no pudo pagar un gran regalo.
“Tuve que decir: ‘este es tu regalo’, y ella fue muy comprensiva al respecto y, de hecho, encontré algo de dinero para comprar algo pequeño”, dijo.
A Kellaway le encantaría irse de vacaciones y comprarse ropa o zapatillas, pero es consciente de que hacer algo así, por ahora, es “un sueño”.
“La vida cotidiana es muy costosa”
“La vida cotidiana es muy costosa y frustrante”, se lamenta. “La vida es aún más cara cuando estás en la pobreza porque no puedes permitirte comprar cosas al por mayor”.
No obstante, la mujer asegura que le encanta trabajar, a pesar del bajo salario que percibe. En uno de sus turnos de cuidadora, se hizo cargo de una artista con esclerosis múltiple que le hizo una pintura de ella a mano.
“El trabajo de cuidador es enormemente importante, poder apoyar a alguien que lo necesita es un privilegio y realmente importa, y sin embargo, es un salario mínimo”, dice.
Cuando le preguntan sobre qué haría si tuviera una varita mágica, Rebecca asegura que le “quitaría la tasa de ajuste (de ayudas del gobierno) para que a las personas se les pague por trabajar, subsidiaría el cuidado de los niños adecuadamente y destinaría muchos fondos a las escuelas para el desayuno y los clubes extracurriculares”.
La madre espera que su hija crezca un poco más para capacitarse como consejera o psicoterapeuta. Comenzó a estudiar el año pasado, pero sus múltiples empleos y la maternidad no le permitieron continuar.
“Me mantengo tan feliz y ocupada como puedo”, indica. “Pero luego, cuando mi hija duerme, sí, realmente me deprimo. Realmente estoy profundamente cansada”.