En un mundo donde la mayoría de las noticias se enfocan en lo malo, cuentos como el de Josephine Ortega nos hacen recordar la bondad que todavía existe en la humanidad. Josephine, una joven madre de 22 años de Texas, Estados Unidos, demostró cómo un pequeño gesto puede convertirse en un acto de generosidad que trasciende las fronteras y toca el corazón de miles. La noticia se ha propagado en las redes sociales.
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Todo comenzó cuando Josephine y su novio se encontraban de viaje en Nevada. El plan original era visitar reservas nativas americanas y disfrutar de mariscos, pero una simple notificación en su teléfono cambió el rumbo de su viaje. Una hermana de su iglesia en Texas le había enviado un mensaje a través de Facebook. El mensaje era claro y urgente: una madre de su comunidad estaba desesperada por encontrar a alguien que pudiera recuperar el peluche que su hijo de 9 años, Derek, había dejado olvidado en un hotel en Anaheim, California.
Una madre entiende el dolor de otra madre
Josephine, siendo madre de dos niñas pequeñas, no pudo ignorar la angustia de Yvette Ortega, la madre de Derek. “Cuando vi el mensaje, supe que tenía que ayudar”, cuenta Josephine. “El hotel no estaba dispuesto a enviar el peluche de regreso, y su madre ya había intentado todo para que lo enviaran, pero necesitaban que alguien lo recogiera en persona.”
Fue entonces cuando Josephine, convencida de que “Dios trabaja de maneras misteriosas”, decidió actuar. A pesar de estar disfrutando de su viaje, tomó la decisión de regresar a California para recuperar el peluche.
El viaje de regreso a California
Ese mismo día, Josephine y su novio dejaron Nevada y se dirigieron al hotel en Anaheim. Al llegar, Josephine se acercó a la recepción y explicó que estaba allí para recoger el peluche. Después de verificar con Yvette, el personal del hotel le entregó el preciado juguete. “¡Tenemos el mono! ¡Tenemos el mono!”, escribió Josephine emocionada a Yvette.
Sin embargo, recuperar el peluche fue solo el comienzo. Josephine sabía que Derek había estado llorando por su pérdida, así que decidió hacer algo especial para alegrarle el día. Antes de regresar a Texas, comenzó a tomar fotos del peluche en diferentes lugares, documentando su viaje de regreso a casa.
Documentando la travesía del peluche
Las fotos que Josephine tomó mostraban al peluche en situaciones divertidas: en el camino hacia el aeropuerto, bebiendo Dr. Pepper y viendo películas de Minions en el avión. Lo que Josephine no sabía era que esas actividades eran las favoritas de Derek. “No sabía que a Derek le encantaban los Minions o que era fanático del Dr. Pepper”, recuerda Josephine. “Pero ese día, tuve antojo de un Dr. Pepper y decidí incluirlo en la foto con el peluche, haciendo el viaje un poco más divertido”.
A pesar de la alegría que traían las fotos, el viaje no estuvo exento de complicaciones. “Casi perdí el peluche tres veces más durante el viaje”, admitió Josephine a People. “Se caía constantemente, y yo seguía buscándolo, diciendo: ‘¡No! ¿Dónde estás?’”
El emotivo reencuentro
Finalmente, al llegar a Texas, Josephine se coordinó con Yvette para organizar la entrega del peluche. Cuando llegó al lugar de encuentro, Yvette llamó a su hijo y Josephine se acercó a él con una sonrisa. “Escuché que estabas extrañando a alguien”, le dijo mientras le devolvía el peluche.
Derek, sin dudarlo, corrió hacia ella y abrazó tanto a Josephine como a su querido mono. “En ese momento, lo único en lo que podía pensar era en ver su sonrisa nuevamente”, comenta Josephine. “Aunque solo es un objeto material, significaba mucho para él. Ver su felicidad me conmovió profundamente”.
Un acto que se hizo viral
Yvette, agradecida por el gesto de Josephine, decidió compartir la historia en redes sociales. Publicó todas las fotos que Josephine había enviado y creó un video en TikTok que rápidamente se hizo viral, acumulando más de 500,000 vistas y 2,000 comentarios. “Cuando vi el video en TikTok y leí los comentarios, no pude evitar llorar”, dice Josephine. “Aunque no quería que fuera público, estoy agradecida porque hice un impacto”.
Josephine también compartió la historia con sus hijas, quienes, al ver los comentarios, la llamaron “un ángel”. “Lo que más me alegró fue poder mostrarles a mis hijas cómo ser amables y consideradas”, reflexiona Josephine. “No se trata de los comentarios, sino de ser un ejemplo para mis niñas”.
El acto de bondad de Josephine no solo devolvió un peluche perdido, sino que también creó un lazo entre dos familias. Ahora, Josephine está planeando una cita de juegos entre sus hijas y Derek, y ha invitado a Yvette a su iglesia, esperando que puedan fortalecer su conexión. “Puede que no seamos familia de sangre, pero a través de esta experiencia, nos hemos convertido en una familia en espíritu”, concluye Josephine.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.