¿Te imaginas trabajar todos los días rodeado de arte increíble y, de repente, ver tus propias obras colgadas en las mismas paredes? Pues eso es justo lo que le pasó a Armia Khalil, un guardia de seguridad del Met de Nueva York. Después de pasar horas custodiando las piezas más icónicas del museo, ahora también tiene su propio espacio para mostrar sus creaciones. Es como un sueño hecho realidad, pero con un toque único: ser parte de la historia del museo de una manera completamente diferente. Esta es la simpática historia.
Por momentos, Khalil sentía que su vida se le escapaba de las manos. En 2006, emigró a Nueva York desde Egipto con solo 400 dólares en el bolsillo y una maleta llena de herramientas para esculpir. Había estudiado Bellas Artes en su país, gracias al apoyo de un primo, y soñaba con triunfar en la Gran Manzana. Pero la realidad fue otra. Terminó compartiendo habitación con trabajadores de la construcción en Nueva Jersey y batallando para encontrar un empleo estable.
Sus sueños de ser un escultor profesional no se estaban haciendo realidad, pero al menos quería estar cerca del arte, aunque no pudiera ganarse la vida con eso. Así que, en 2012, Khalil consiguió trabajo como guardia de seguridad en el famoso Museo Metropolitano de Arte (Met), donde al menos podía rodearse de las grandes obras y sentir la inspiración de los maestros.
“Estaba tratando de encontrar un trabajo para ganarme la vida porque estaba endeudado”, cuenta Khalil a CBS News. “Envié muchos correos electrónicos. No tenía experiencia en seguridad, pero esto es el Met. Estaba muy feliz”, añadió. Aunque finalmente consiguió un trabajo estable, Khalil admite que, incluso estando rodeado de arte todos los días, no podía evitar sentir el deseo de estar creando algo por sí mismo.

El día de su suerte
Hace un par de años, Khalil tuvo una conversación con un visitante. Al menos, él pensó que era un visitante, pero resultó que estaba hablando con Akili Tommasino, curador del Departamento de Arte Moderno y Contemporáneo del Met.
Por casualidad, Khalil le mencionó a Tommasino que él mismo era un artista egipcio. “Cuando Armia mencionó que era egipcio, le pregunté si podía ver su trabajo y en ese momento revelé mi identidad”, comentó Tommasino al citado medio.

En 2018, Tommasino comenzó a buscar los mejores ejemplos de arte inspirado en el antiguo Egipto. Pasó seis años explorando y buscando nuevas obras por todas partes. Pero fue con un guardia de seguridad del Met, Armia Khalil, que finalmente encontró una pieza única que no había imaginado.
La única forma en que Tommasino pudo explicarlo fue como un “encuentro ordenado divinamente”. La escultura de Khalil, tallada en una sola pieza de madera de fresno durante cinco meses, ahora forma parte de una importante exposición en el Met. La muestra, titulada “Huida a Egipto: Artistas negros y el Antiguo Egipto, 1876-”, estará abierta hasta el 17 de febrero.
Nunca imaginó que un día su obra también estaría allí. “Es increíble. Fue un momento realmente surrealista para mí”, dijo Khalil.

Varias personas le comentaron a Tommasino que habían visitado la exposición solo para ver la obra de Khalil. Ahora, él es una especie de celebridad, el guardia de seguridad que protege su propia obra, al menos por el momento.
“Lloré”, dijo Khalil sobre la primera vez que vio su escultura en la exposición. “Todo pasó ante mí. Fue surrealista. No dejes de soñar. Mantén la esperanza todo el tiempo”.

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.