A sus 25 años, Abigail Zwerner, una maestra de los Estados Unidos, vivió el horror de primera mano cuando un alumno de primaria de primer año, con tan solo 6 años, armó un tiroteo en su escuela siendo ella misma baleada por el menor con una frialdad de espanto. Hoy, a poco más de 2 meses de la tragedia, decidió hablar y contar su historia que dejó impactados a millones.
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El 6 de enero de 2023, Abigail acudía a la escuela primaria Richneck en Newport, Virginia, todo transcurría con normalidad cuando los balazos se hicieron eco en todo el colegio, siendo ella una de las víctimas de un pequeño cuya expresión en el rostro fue tan hiriente como las balas que penetraron su cuerpo.
Al hablar con Today de NBC, la maestra confesó: “pensé que había muerto... por la mañana parecía un día normal de colegio, pero empecé a oír cosas y empezaron a ocurrir cosas que hicieron que mi miedo aumentara”.
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Los reportes policiales aseguraron que el niño llegó al colegio ocultando la pistola en su propia mochila y Zwerner recibió un disparo en la mano, pero también en la parte superior del pecho. Por esto, plantea demandar al distrito escolar, pues son los administradores de la escuela quienes deben procurar la seguridad, además de revelar que estos recibieron alertas de que el niño portaba con un arma de fuego en sus instalaciones.
Por eso, cuando el menor llegó hasta Abigail el pequeño tenía expresión que, asegura, nunca olvidará: “recuerdo la expresión de su cara. Recuerdo haber sentido ‘algo’. Fue un día bastante aterrador”, dijo a Today y recordó que cuando se reportó el hecho fue enfocada saliendo del colegio con una gasa envuelta en su mano.
“El disparo inicial me atravesó la mano izquierda y me rompió el hueso central, así como el dedo índice y el pulgar. El disparo me entró en el pecho, aquí arriba, donde aún permanece (la bala) … así que tengo una cicatriz aquí arriba. Todavía tengo algunos fragmentos de bala aquí arriba”, para luego recordar que los médicos le dijeron que el balazo pudo ser “mortal”.
Sin embargo, durante el tiroteo, la maestra no pensó en ella, pensó en sus alumnos, por lo que los sacó del aula para ponerlos a salvo del peligro del pequeño tirador.
Pese a ser una adulta hecha y derecha, Abigail confesó que a veces tiene pesadillas con lo ocurrido en Richnek, que a veces es muy difícil levantarse de la cama: “no estoy segura de cuándo desaparecerá el shock... pienso en eso a diario”.
Cuando el tiroteo pasó y las autoridades se hicieron cargo del caso, el fiscal de Newport News, Howard Gwynn, aseguró a BBC que no presentará cargos contra el menor: “la perspectiva de que un niño de seis años pueda ser juzgado es problemático”, aduciendo que los menores no tienen la capacidad cognitiva para entender el complejo sistema judicial.
Sin embargo, eso no quitó que la familia del niño sea acusada, pero estos aseguraron que su hijo padece una “discapacidad aguda”, que eran raras las ocasiones en que iba a la escuela sin el acompañamiento de sus padres, pero que ese día fue solo y la pistola era propiedad de la madre, la cual adquirió legalmente.
Desde el tiroteo del 6 de enero, el colegio no solo despidió al superintendente, ahora aplica un sistema de seguridad las 24 horas, así como detectores de metales.
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