Redacción Mag


Cuando Jillian Hanson y Max Allegretti se dieron el sí el pasado 18 de octubre, esta joven pareja de no solo estaba celebrando su futuro juntos sino la vida misma. Esta es su que ha hecho derramar más de una lágrima a los usuarios de de todas partes del mundo.

En julio de 2017, Hanson fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa II a sus cortos 25 años. Pese a que no tenía idea de lo que estaba por venir, de lo único que estaba segura era que no iba a ser un camino fácil y fue por eso que le ofreció a su novio de ese entonces la opción de “terminar su relación”.

“Fui yo la que mencionó esa alternativa y le dije que esto iba a ser demasiado para él”, reveló la joven en diálogo con el programa . Pero Allegretti no se amilanó y, en vez de optar por el camino fácil, dejó todo para permanecer al lado de su novia, haciendo suya la misión de convertirse en su roca y apoyarla en lo que necesite.

En los primeros días de octubre de 2017, Jillian Hanson comenzó su tratamiento de quimioterapia en el hospital Memorial Sloan Kettering de la ciudad de . A través de todo el proceso, Max Allegretti estuvo siempre a su lado e hizo todo lo posible para mantener viva la llama del romance.

“Aunque era difícil para Jill que saliéramos y tener energía, traté de planear pequeñas cosas aquí y allá, sorpresas, ir a ver una película... solo para que la situación se sintiera normal”, precisó el joven al mencionado espacio televisivo estadounidense, que tenía preparada una gran sorpresa para ella en el último día de su tratamiento.

Fue así que el 28 de febrero de 2018, Max Allegretti le propuso matrimonio a Jillian Hanson en la misma silla en la que su amor se fortaleció a través de extenuantes sesiones de quimioterapia para combatir el cáncer de mama, enfermedad que cada año afecta a miles de mujeres en todo el mundo.

En el video de la pedida de mano, que se volvió tendencia tras ser compartido en Facebook, Hanson está rodeada de enfermeras y familiares cuando Allegretti hace su aparición y le pregunta si quiere casarse con él. Ella quedó sin palabras, al punto de que cuando aceptó, todos en la habitación gritaron de la emoción.

“Siempre te dicen cuánto enfermarás durante el tratamiento, pero realmente nadie puede prepararte para esto”, escribió Hanson en un ensayo personal sobre su experiencia. “Él me cuidó todos los días y recordó cuán hermosa era, incluso cuando mi cabello comenzó a caerse y mi piel se volvió pálida como si fuera un fantasma”, agregó.

Por su parte, Allegretti dijo que tenía pensado pedirle matrimonio “por mucho tiempo” y que, tras hablar con su familia y amigos, todos decidieron que la ocasión perfecta sería el día en que concluyera su tratamiento, ya que le traería mucha más alegría incluso para lo especial que esa fecha estaba destinada a ser.

“No me lo esperaba; él mismo llevó a cabo este gran y elaborado plan del día”, contó Hanson. “Ese fue, sin duda, el mejor momento: comprometerme me trajo una gran luz a mi vida después de un punto realmente oscuro”, agregó la joven que, pese a la emoción del momento, todavía le aguardaba un largo camino para vencer a su enfermedad.

Con sus tratamientos, pruebas y terapias adicionales, planear una boda –y mucho menos la carga financiera que significa– era algo que Jillian no tenía en mente pero a veces la vida nos tiene deparada grandes sorpresas que nos permiten hacer realidad nuestros sueños, colocando a las personas indicadas en nuestro camino.

En octubre de 2018, durante el mes para generar conciencia sobre el cáncer de mama, Jill Hanson y Max Allegretti conocieron a Lauren Grech en un evento benéfico para ‘Breasties’, una organización con la que la joven participó activamente después de recibir el diagnóstico de su enfermedad.

Lo curioso es que Grech es la fundadora de una compañía planificadora de bodas llamada LLG Events y se inspiró tanto con la historia de la pareja que se empeñó en darles el mejor regalo de sus vidas: una ceremonia de ensueño en la que ambos harían realidad su anhelo de dar el primer paso hacia un futuro juntos.

Además de donar todos sus servicios de planificación de bodas, la empresa de Lauren Grech obtuvo servicios gratis de una gran variedad de proveedores que incluían el local para la recepción, la música, el fotógrafo, el maquillaje, el equipo de filmación, el pastel y, por último pero no menos importante, el vestido para la novia.

La magnitud de aquel impresionante regalo será algo que este matrimonio recordará por el resto de sus días. “Quería darle a Jill una asombrosa boda y no había forma de hacerlo sin la ayuda de ellos”, dijo Allegretti. “Ha sido un largo y doloroso camino, y hubieron muchos personas ahí para nosotros”, agregó Hanson.

“[Esta boda] es una celebración de todo: matrimonio, vida, amor, todo eso y más”, reflexionaron los esposos, que aprovecharon la ocasión para darles un invaluable consejo a otras parejas que atraviesen por un momento difícil como el que les tocó vivir y que pudieron superar teniéndose el uno al otro.

“Estén allí tanto como puedan para la otra persona y tengan en cuenta que es algo temporal, y volverá a ser quienes eran”, dijo Allegretti. “En nuestro caso, nosotros salimos más fuertes y como mejores personas”, añadió. Sin duda, un claro ejemplo de “y vivieron felices por siempre comiendo perdices”.

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