La impuntualidad crónica no es solo una cuestión de desorganización o falta de interés. | Crédito: Freepik
La impuntualidad crónica no es solo una cuestión de desorganización o falta de interés. | Crédito: Freepik

En un mundo donde el tiempo es uno de los recursos más valiosos, la impuntualidad se ha convertido en un comportamiento que genera conflictos, incomodidad y hasta malentendidos en la vida diaria. Ya sea en reuniones de trabajo, encuentros familiares o citas personales, llegar tarde puede afectar más de lo que parece. Y, según la Psicología, este hábito repetitivo tiene raíces más profundas de lo que muchos imaginan.

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La Real Academia Española define la puntualidad como la “diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida”, pero cuando esta diligencia no se cumple sistemáticamente, pueden estar actuando factores psicológicos complejos.

Según el psicólogo Oliver Burkman, la impuntualidad frecuente puede estar asociada al egocentrismo. En entrevista con la BBC, explicó que quienes llegan tarde constantemente “quieren mantener siempre el control de las situaciones, y ser el centro de atención cuando llegan y los demás los están esperando”.

Aunque algunas personas impuntuales son más relajadas y creativas, este hábito puede afectar negativamente sus relaciones sociales. | Crédito: Freepik
Aunque algunas personas impuntuales son más relajadas y creativas, este hábito puede afectar negativamente sus relaciones sociales. | Crédito: Freepik

Pero, curiosamente, esta necesidad de protagonismo no siempre es reflejo de exceso de autoestima. Burkman sostiene que muchas veces esconde inseguridades profundas, y que el acto de hacer esperar a otros sirve, inconscientemente, como una forma de reafirmación personal.

Cuando el cuerpo va más lento que el reloj

Más allá del plano emocional, la percepción del tiempo también juega un papel importante. Investigadores de la Universidad de Harvard encontraron que las personas que suelen ser impuntuales perciben el paso del tiempo de forma diferente. Este grupo suele tener una estimación más lenta del tiempo real, lo que las lleva a subestimar cuánto tardarán en realizar una tarea o desplazarse de un lugar a otro.

Además, si siempre llegas tarde, este problema de salud mental puede ser el responsable de tu tardanza constante. La psicología ha identificado una condición conocida como , una alteración que impide calcular con precisión el tiempo necesario para completar tareas. Esto puede generar efectos negativos tanto en la productividad como en la vida cotidiana.

¿Y si llegar tarde no fuera del todo malo?

Paradójicamente, algunos estudios sugieren que la impuntualidad también podría tener beneficios inesperados. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, el estrés crónico deteriora gravemente la calidad de vida.

En contraste, los estudios de Harvard antes mencionados revelan que las personas impuntuales tienden a ser más relajadas, creativas y eficaces en la toma de decisiones, cualidades que incluso se han relacionado con una expectativa de vida más larga.

Es decir, esas personas que no viven pendientes del reloj podrían estar viviendo más tiempo, y mejor.

La impuntualidad crónica puede estar relacionada con rasgos de personalidad como el egocentrismo. | Crédito: Freepik
La impuntualidad crónica puede estar relacionada con rasgos de personalidad como el egocentrismo. | Crédito: Freepik

Pero no todo es tan positivo

Aunque algunas características asociadas a la impuntualidad puedan parecer inofensivas, la verdad es que este comportamiento constante afecta la forma en que otros nos perciben. Burkman lo resume así: “Esas conductas deben cambiarse no solo por el bien personal, sino por la empatía que es obligatoria con el prójimo”.

El psicólogo también señala que algunas personas fueron criadas bajo un entorno donde sus deseos eran prioridad, lo que refuerza patrones egoístas. Sin embargo, aprender a considerar el tiempo de los demás es parte del desarrollo de la inteligencia emocional, algo fundamental para relaciones sanas y duraderas.

SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.


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