Cuando Hubert Montoya leyó el correo electrónico que le exigía abandonar Estados Unidos de inmediato, no pudo contener la risa. Como abogado de inmigración y ciudadano estadounidense, la idea de que debía “irse o enfrentarse a la deportación” le parecía absurda. Pero lo que parecía un error aislado, pronto reveló algo más grande: un fallo masivo en el desmantelamiento silencioso de CBP One, una política de la era Biden que trajo a más de 900,000 personas a través de la frontera con México.
SE REVOCARON LOS PERMISOS OTORGADOS MEDIANTE CBP ONE
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) comenzó a revocar los permisos de dos años otorgados a través de CBP One, y lo hizo sin el más mínimo aviso público. A diferencia de la cancelación del Estatus de Protección Temporal (TPS) o de los programas de libertad condicional humanitaria, este cambio llegó directo a los buzones sin comunicados oficiales ni advertencias. Algunos correos daban siete días para abandonar el país; otros, ni eso.
Lo más alarmante es que entre los destinatarios hay ciudadanos estadounidenses. Timothy J. Brenner, abogado nacido en Connecticut, también recibió el aviso. “Me preocupa que la administración esté usando una base de datos para acosar a abogados de inmigración”, declaró. La CBP respondió que algunas notificaciones se enviaron erróneamente, si los beneficiarios usaron los datos de contacto de otras personas —incluidos ciudadanos— como suyos. El problema es que lo están resolviendo “caso por caso”.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza está revocando discretamente los permisos de dos años de quienes utilizaron CBP One (Foto: AFP)
LOS INMIGRANTES ESTÁN ATERRADOS CON ESTA SITUACIÓN
Los errores han sembrado el caos. Grupos de chat en línea están llenos de miedo, dudas y capturas de pantalla. Algunos inmigrantes ya decidieron irse por cuenta propia. “Tres de mis clientes regresaron a El Salvador, sin saber si realmente tenían que hacerlo”, contó Brenner. El mensaje de fondo, según activistas y abogados, parece claro: generar confusión como estrategia de control migratorio.
El impacto no es solo psicológico. Personas que pensaban tener un permiso válido por dos años ahora enfrentan la posibilidad de ser detenidas o deportadas sin previo aviso. María, una nicaragüense de 48 años que llegó legalmente con un patrocinador y apoyó la elección de Trump, recibió su notificación y quedó “paralizada”. Desde Florida, sigue limpiando casas mientras prepara su solicitud de asilo.
Entre los destinatarios se encontraban ciudadanos estadounidenses (Foto: AFP)
“No sabemos cuántas personas han sido afectadas. Esa es parte del problema”, dijo Hillary Li, abogada del Centro de Acción por la Justicia. Los abogados siguen intentando entender el alcance de la medida, mientras sus clientes se sumen en la incertidumbre. Robyn Barnard, de Human Rights First, lo resume así: “Imagínense enterarse de algo así por un rumor en un grupo de WhatsApp”.
La administración Trump suspendió CBP One en su primer día, pero muchos de los que ya estaban en EE. UU. confiaban en que su permiso sería respetado hasta su vencimiento. Las nuevas notificaciones rompieron esa frágil estabilidad. “Es hora de que salgan de Estados Unidos”, decían algunas de las cartas, con un tono más propio de una amenaza que de un aviso formal.
Mientras tanto, un juez federal ha detenido temporalmente las deportaciones de más de 500,000 personas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. Pero eso no ha detenido la ola de temor. La historia de María, la risa nerviosa de Hubert y la incertidumbre de cientos de miles son señales de que, en medio del caos, la política migratoria de Estados Unidos sigue dejando más preguntas que respuestas.
