Edwin Castro ha tenido dos años de dolor después de haber sido plagado por la mala suerte (Foto: EFE)
Edwin Castro ha tenido dos años de dolor después de haber sido plagado por la mala suerte (Foto: EFE)

Cuando se despertó el 8 de noviembre de 2022, no sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Ese día, sin saberlo, había ganado el premio más grande en la historia del Powerball: 2,040 millones de dólares. Un giro del destino que, según él y quienes lo rodean, no fue casualidad. “Dios lo guió hacia ese boleto”, afirmó una fuente cercana al medio . Pero, como si la fortuna tuviera un precio oculto, lo que siguió fue una sucesión de luces, sombras y fuegos, literalmente.

Castro, un joven californiano apasionado por los automóviles, aceptó su nueva vida con una mezcla de asombro y entusiasmo. Rechazó la opción de pagos anuales y se llevó casi mil millones en un solo golpe. Pronto, fue visto conduciendo vehículos de lujo y comprando propiedades exclusivas, incluyendo una mansión en Malibú. Pero su deseo de pasar desapercibido era tan grande como el premio que había ganado. No quería cámaras ni titulares, solo una vida nueva y tranquila. Pero el destino tenía otros planes.

Edwin Castro gastó parte de su dinero en propiedades y autos de alta gama (Foto: AFP)
Edwin Castro gastó parte de su dinero en propiedades y autos de alta gama (Foto: AFP)

LAS POLÉMICAS Y MOMENTOS DIFÍCILES QUE PERSIGUEN A EDWIN CASTRO

Apenas meses después de su revelación como ganador, una inesperada demanda irrumpió en escena. José Rivera, un jardinero de Los Ángeles, aseguró que el boleto le había sido robado antes del sorteo. Afirmó que era suyo, que él había elegido los números y que su antiguo casero, Urachi “Reggie” Romero, se lo había quitado. La historia parecía sacada de una novela policial, pero no logró sostenerse ante la justicia: sin pruebas, sin testigos y sin el boleto firmado, el caso fue desestimado.

Mientras trataba de dejar atrás ese episodio surrealista, Castro recibió otro golpe, esta vez desde su propio árbol genealógico. Dos de sus primos, Jean Pierre y Byron Castro Jr., fueron acusados de participar en un escándalo de robo de autos clásicos en California. Aunque Edwin negó cualquier vínculo comercial con ellos, la noticia removió su mundo personal. Se dice que está reevaluando su relación con los familiares involucrados, a quienes solía considerar parte de su círculo más íntimo.

La investigación sobre los primos reveló una red de delitos de cuello blanco, documentos falsificados y autos desaparecidos valorizados en cientos de miles de dólares. Jean enfrenta más de 20 cargos criminales, mientras que Byron aparece como coacusado en uno de ellos. Las demandas civiles también se acumulan, mientras ambos optan por el silencio. Para Edwin, este escándalo no solo dañó su apellido, sino que tensó los lazos con una familia que parecía formar parte de su refugio tras la fama repentina.

Los primos de Edwin Castro, Byron y Jean-Pierre Castro, se ocultaron el rostro con viseras cuando llegaron al juzgado de Newport Beach (Foto: EFE)
Los primos de Edwin Castro, Byron y Jean-Pierre Castro, se ocultaron el rostro con viseras cuando llegaron al juzgado de Newport Beach (Foto: EFE)

EL FUEGO NO FALTÓ EN ESTA HISTORIA

Los incendios forestales que arrasaron partes de California destruyeron por completo una de las propiedades que Castro había adquirido en Malibú por 3,8 millones de dólares. Lo que antes era una lujosa casa frente al mar se redujo a cenizas y cimientos. Las imágenes, captadas por drones y medios locales, mostraban un terreno calcinado donde alguna vez hubo madera, diseño moderno y vistas panorámicas.

Castro había comprado esa casa como parte de una estrategia para empezar de cero, lejos del caos mediático. Era su tercer inmueble en pocos meses y, para él, un símbolo de paz. Sin embargo, ni siquiera su fortuna millonaria pudo protegerlo de la furia natural que, desde enero, ha cobrado 29 vidas en la región. Su mansión ahora es parte de las estadísticas que alarman a California, donde más de 2 millones de acres enfrentan alto riesgo de incendio.

A pesar de todo, Edwin ha intentado mantenerse firme. Según sus abogados, sigue enfocado en administrar su riqueza con prudencia y está comprometido con causas sociales, aunque evita los focos. Para muchos, sigue siendo un símbolo de la suerte americana; para otros, un ejemplo de cómo el dinero puede abrir tantas puertas como problemas. Él, mientras tanto, se mantiene en silencio, construyendo una vida entre escombros, titulares y decisiones difíciles.

SOBRE EL AUTOR

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.

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