En un episodio que ha encendido el debate sobre justicia, derechos civiles y libertad de expresión, Mohsen Mahdawi, un migrante de 34 años, fue arrestado durante su entrevista de naturalización en Vermont, Estados Unidos, el pasado lunes 14 de abril. Lo que comenzó como un paso hacia su sueño americano, terminó convirtiéndose en una pesadilla judicial que lo mantuvo semanas bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), a la espera de una respuesta a su recurso de habeas corpus.
A su salida del juzgado tras ser liberado bajo fianza este miércoles, Mahdawi no titubeó al pronunciar sus primeras palabras: “Se lo digo claro y alto al presidente Trump y a su Gabinete: No les tengo miedo”. Con el aplomo de quien ha estado en el centro de una tormenta, el estudiante de la Universidad de Columbia sostuvo su inocencia y reafirmó su compromiso con la justicia, citando incluso a Martin Luther King Jr.: “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes”.
Los abogados de Mahdawi dicen que su arresto fue inconstitucional y que fue realizado en represalia por su defensa de los derechos humanos palestinos (Foto: AFP)
¿POR QUÉ LO CAPTURARON LOS AGENTES DE ICE?
Mahdawi contaba con residencia permanente y una trayectoria académica destacada, pero su implicancia en las protestas propalestinas de la Universidad de Columbia en 2024 lo colocó bajo la lupa del gobierno estadounidense. Para algunos, era un líder estudiantil; para otros, como el Secretario de Estado Marco Rubio, su activismo representaba “graves consecuencias para la política exterior” del país.
El gobierno presentó documentos que incluían declaraciones preocupantes. Entre ellas, un reporte del Departamento de Policía de Windsor en Vermont del año 2015, donde se afirmaba que Mahdawi había expresado en una tienda de armas su deseo de “matar judíos mientras estaba en Palestina” y que solía construir ametralladoras. Esta acusación fue uno de los pilares del argumento de la administración Trump para mantenerlo detenido.
Está previsto que pronto comiencen las audiencias en el caso de Mahdawi en la corte de inmigración, que es separado (Foto: EFE)
MAHDAWI NEGÓ ESTAS AFIRMACIONES
El hombre reconoció haber visitado la armería mencionada, pero negó con firmeza haber pronunciado esas palabras. “Eso no refleja quién soy ni lo que creo. Es completamente opuesto a mi filosofía de vida”, dijo, visiblemente afectado pero decidido a limpiar su nombre ante la opinión pública.
La solicitud del gobierno de EE. UU. para retrasar su liberación fue rechazada por el juez, un revés que no pasó desapercibido. El fallo marca una señal de límites frente a lo que muchos consideran una aplicación desmedida del poder estatal en nombre de la seguridad nacional, especialmente cuando la evidencia no ha sido probada judicialmente.
El caso ha provocado reacciones divididas. Para algunos sectores conservadores, Mahdawi representa un posible riesgo encubierto tras un activismo radical. Para otros, su historia es la de un hombre víctima de un sistema que mezcla prejuicios, intereses políticos y una política migratoria endurecida. En ambos extremos, el caso abre un debate incómodo pero necesario: ¿hasta dónde pueden llegar los gobiernos en nombre de la seguridad sin violar derechos fundamentales?
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