De regreso en México, el hombre dijo sentirse conmovido y triste por dejar su hogar por dos décadas (Foto: AFP)
De regreso en México, el hombre dijo sentirse conmovido y triste por dejar su hogar por dos décadas (Foto: AFP)
De regreso en México, el hombre dijo sentirse conmovido y triste por dejar su hogar por dos décadas (Foto: AFP)
Autor Enzo Mori
Enzo Mori

Después de dos décadas construyendo una vida en , Alfredo Linares y su esposa Raegan Kline tomaron una decisión que cambió radicalmente su historia: se autodeportaron a México. La pareja, con un estatus migratorio mixto, optó por dejar por voluntad propia ante el temor creciente de que Alfredo, inmigrante indocumentado, pudiera ser detenido y deportado por agentes de ICE bajo las nuevas políticas migratorias impulsadas tras el triunfo de Donald Trump en noviembre de 2024.

LA PALABRA DEL INMIGRANTE QUE SE AUTODEPORTÓ

Hoy es mi último día aquí en Estados Unidos después de 20 años. Es hora de irme”, dijo Alfredo en un Los Ángeles. En la grabación, se nota la mezcla de tristeza y determinación mientras empacaba lo que quedaba de su vida en Culver City, rumbo a Puerto Vallarta, Jalisco. Allí, en la costa mexicana, la pareja espera encontrar algo de paz tras años de incertidumbre migratoria.

La historia de Alfredo no es única, pero sí profundamente humana. Llegó a Estados Unidos cuando era adolescente, sin documentos, en busca de un futuro mejor. Trabajó duro, comenzó desde abajo en cocinas de restaurantes hasta alcanzar el prestigio de ser cocinero en un establecimiento con estrella Michelin. Junto a su esposa, lanzaron un negocio de catering y venta ambulante. Eran parte del tejido que conforma el motor económico y cultural de California.

Raegan, ciudadana estadounidense, se casó con Alfredo con la esperanza de que eso facilitaría su proceso migratorio. Sin embargo, el trámite requería que él regresara a México por al menos 10 años. Para ambos, la separación era un sacrificio imposible de asumir. Pero con el panorama político tornándose más hostil hacia los inmigrantes, no vieron otra salida que irse juntos antes de que ICE tocara a su puerta.

Raegan Kline y su esposo, Alfredo Linares, decidieron abandonar Estados Unidos (Foto: Cortesía de Raegan Kline y Alfredo Linares)
Raegan Kline y su esposo, Alfredo Linares, decidieron abandonar Estados Unidos (Foto: Cortesía de Raegan Kline y Alfredo Linares)

LA DECISIÓN NO FUE NADA FÁCIL PARA AMBOS

No iba a arriesgarme a que mi esposo terminara en un campo de trabajo ni a que lo enviaran a El Salvador”, confesó Raegan. “Me encantaba estar allí. Es mi hogar, era mi hogar, y fue difícil irme”. Ahora, vive un proceso de adaptación en Puerto Vallarta, aprendiendo español y enfrentando el desarraigo como un acto de amor y resistencia. Mientras tanto, Alfredo enfrenta otro tipo de choque: el de regresar a un país del que guarda recuerdos vagos y al que siente ajeno.

Me siento extranjero en mi propio país”, admitió Alfredo. A pesar de la alegría de reencontrarse con su madre después de 20 años, también carga con la presión de empezar desde cero: construir una nueva vida, abrir un nuevo negocio y reinventarse en una tierra que alguna vez dejó atrás en busca de esperanza. Su historia es una mezcla de nostalgia, dolor, pero también de esperanza.

Raegan, con la honestidad de alguien que no se esconde, confesó sentir que estaba “traicionando a Estados Unidos”. “Siento que soy de las que se quedan y luchan”, expresó. Pero cuando el costo emocional de vivir con miedo se volvió insostenible, entendieron que marcharse no era rendirse, sino proteger su futuro.

SOBRE EL AUTOR

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.