
Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promete una nueva era de deportaciones masivas, la maquinaria encargada de ejecutarlas se tambalea bajo el peso de su propio gasto. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) enfrenta una crisis financiera sin precedentes: ya ha sobrepasado su presupuesto en más de 1,000 millones de dólares, y podría quedarse sin fondos antes de que termine el verano. La paradoja es brutal: una política migratoria intensificada que, en lugar de reforzarse, amenaza con colapsar por falta de dinero.
ICE PODRÍA QUEDARSE SIN DINERO ANTES DE QUE TERMINE EL AÑO FISCAL 2025
Esta situación ha encendido alarmas tanto en el Congreso como en organismos de control presupuestario. ICE, cuya misión ha sido ampliada y endurecida por la presión de Trump para alcanzar un objetivo de 3,000 detenciones diarias, ha visto cómo sus gastos operativos se han disparado hasta niveles insostenibles. Según reportes de Axios, la agencia podría quedar oficialmente sin recursos antes del cierre del año fiscal 2025, a pesar de que aún quedan más de tres meses por delante.

La solución planteada por la administración: una inyección extraordinaria de 75 mil millones de dólares durante los próximos cinco años, a través del nuevo y ambicioso proyecto de ley migratoria. Pero esta petición ha sido recibida con escepticismo y molestia, especialmente entre legisladores que cuestionan la viabilidad y la ética de seguir financiando una política de deportaciones masivas en tiempos de creciente presión fiscal y humanitaria.
Uno de los críticos más contundentes ha sido el senador demócrata Chris Murphy, quien acusó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de gastar “como marineros borrachos”. Para él, el despilfarro no es solo una irresponsabilidad financiera, sino un síntoma de una política migratoria que funciona más como un espectáculo político que como una estrategia coherente y sostenible.

HAY PREOCUPACIÓN DETRÁS DEL “DESPILFARRO” DE ICE
La historia no es nueva. En 2020, Trump ya recurrió a la reestructuración de fondos federales cuando declaró una emergencia nacional para redirigir 4 mil millones del presupuesto del Pentágono hacia la construcción de su muro fronterizo. Hoy, ICE parece repetir esa táctica: transfirió recientemente casi 500 millones de dólares de otras cuentas internas y ya ha solicitado al menos 2,000 millones de dólares adicionales para cubrir operaciones hasta septiembre.
Sin embargo, los recursos no son infinitos. Legisladores de ambos partidos han expresado su preocupación de que, ante la falta de fondos, Trump intente nuevamente desviar dinero de otras agencias federales. Una estrategia que podría enfrentar obstáculos legales y políticos, especialmente bajo el escrutinio de quienes velan por el cumplimiento de la Ley Antideficiencia, la cual prohíbe gastar más de lo que se tiene asignado por ley.
En medio de este panorama, las comunidades inmigrantes viven con creciente incertidumbre. El discurso de mano dura resuena en los titulares, pero en la práctica, ICE podría verse forzado a frenar su maquinaria por simple falta de fondos. La ironía es evidente: una administración que se define por su dureza en inmigración podría verse limitada no por leyes o derechos humanos, sino por el saldo de su propia chequera.
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Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.