
Treinta y ocho hondureños regresaron a San Pedro Sula en un vuelo fletado por el gobierno de Estados Unidos, como parte del nuevo programa CBP Home, también conocido como “Proyecto Regreso a Casa”, impulsado por la administración del expresidente Donald Trump.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que 64 migrantes indocumentados —incluyendo 26 colombianos— aceptaron autodeportarse de forma voluntaria, en un vuelo chárter gratuito y con un incentivo económico de US$1,000, además de conservar la opción de regresar legalmente a EE.UU. en el futuro.
“Me regresé porque las cosas están feas allá. Allá todo está difícil. Allá nada es bonito”, dijo Wilson Saenz, uno de los migrantes que tomó el vuelo de regreso.

¿UNA AUTODEPORTACIÓN O UNA PRESIÓN DISFRAZADA?
El programa ha sido descrito por autoridades estadounidenses como una forma “digna” de retornar al país de origen, mientras que organizaciones pro derechos de los migrantes lo critican como una medida coercitiva disfrazada de voluntarismo.
Liseth, una joven madre hondureña que volvió con su bebé de dos años, explicó que su esposo fue deportado primero, y que ella decidió autodeportarse para no quedarse sola. Su hija es ciudadana estadounidense, una de las tres menores nacidas en EE.UU. que iban a bordo del vuelo.
“Solo nos dieron la tarjeta de US$1,000 para comprar cualquier cosa necesaria”, contó Kevin Quezada. El proceso —aseguró— fue rápido: “Una semana como mucho”.

HONDURAS Y COLOMBIA: RECIBIR CON LO QUE SE PUEDE
El gobierno hondureño activó el programa “Hermano, Hermana, Vuelve a Casa”, que ofrece un bono adicional de US$100, cupones de alimentos y ayuda para conseguir empleo a los retornados. En Colombia, los migrantes fueron atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y el Departamento de Prosperidad Social.
Pese al incentivo económico, el trasfondo del programa está cargado de tensiones. En paralelo, la justicia estadounidense autorizó a la administración Trump poner fin al TPS para 350,000 venezolanos, lo que muchos interpretan como parte de un giro radical en las políticas migratorias.

Periodista con más de 20 años de experiencia, desempeñándose en diferentes áreas en medios impresos y digital. En la actualidad, se desempeña como redactora del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.