Donald Trump, presidente de Estados Unidos, es alguien que defiende los aranceles. En el inicio de su segundo gobierno, el mandatario ha decidido imponer nuevos derechos de importación a sus tres socios comerciales más cercanos: México, Canadá y China. Esta medida, defendida como una estrategia para fortalecer la industria estadounidense, ha desatado todo tipo de opiniones por parte de economistas y empresarios.
En términos simples, los aranceles son impuestos aplicados a bienes importados. Sin embargo, a pesar de la creencia popular, no son las empresas extranjeras quienes los pagan, sino las compañías estadounidenses que adquieren estos productos. Como resultado, muchas de estas empresas trasladan los costos adicionales a los consumidores finales, encareciendo productos esenciales como alimentos y bienes manufacturados.
Los defensores de los aranceles, como Trump, sostiene que esos gravámenes pueden ayudar a proteger a los fabricantes del país. Por ejemplo, los clientes pueden optar por comprar productos fabricados en Estados Unidos en lugar de importaciones más caras. “Vengan a fabricar sus productos en Estados Unidos”, indicó el presidente en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
Como se recuerda, Donald Trump impuso aranceles del 25% a las importaciones de México, aranceles del 25% a las importaciones canadienses y un arancel adicional del 10% a los productos chinos que ingresan a Estados Unidos. Además, el republicano ha planteado la posibilidad de imponer aranceles adicionales, como un impuesto general del 10% sobre todos los bienes importados a al país estadounidense.

¿QUIÉNES SON LOS QUE PAGAN LAS TARIFAS?
Las compañías que importan los bienes del extranjero pagan los aranceles a su propio país. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. recauda los aranceles de los importadores y luego deposita el dinero en el Fondo General de Estados Unidos. Trump afirmó que los países extranjeros pagan los aranceles. Durante su campaña, él prometió que los aranceles ayudarían a recaudar “billones y billones de dólares” de los gobiernos extranjeros.
De hecho, los clientes estadounidenses probablemente soportarían la mayor parte del costo, ya que los grandes importadores de Estados Unidos trasladarían a los consumidores los aranceles que pagan al departamento de aduanas, según los economistas.
En algunos casos, los fabricantes extranjeros también podrían optar por reducir sus precios para compensar el impacto de esos aranceles y mantener sus ventas. Y algunas empresas estadounidenses podrían absorber parte de los costos arancelarios para evitar ahuyentar a los clientes y potencialmente perder participación de mercado ante los competidores.
De acuerdo con una estimación de la firma de servicios financieros ING, si Donald Trump implementa todos los aranceles que piensa imponer a las importaciones, el consumidor estadounidense típico podría enfrentar hasta US$2,400 en costos adicionales por cada año que los aranceles permanezcan vigentes.

¿POR QUÉ DONALD TRUMP ES DEFENSOR DE LOS ARANCELES?
Para el presidente, los aranceles son una forma de conseguir varios objetivos políticos, entre ellos recaudar más dinero para financiar al gobierno y proteger las industrias nacionales. Sostiene que los aranceles promulgados durante su primera administración no impulsaron la inflación. Pero esos aranceles, que se aplicaron a algunas importaciones chinas, “eran pequeños para tener importancia”, y por lo tanto no tuvieron un impacto inflacionario.
Donald Trump también señaló la necesidad de impulsar la industria manufacturera estadounidense. “Lo primero es proteger a las compañías que tenemos aquí y a las nuevas compañías que se instalarán aquí, porque vamos a tener miles de compañías llegando a este país”, dijo en octubre de 2024.

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.