
La tranquilidad de las calles del sureste de Los Ángeles fue interrumpida el domingo por el rugido de motores y el zumbido de helicópteros. Decenas de oficiales federales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) desplegaron una operación que, aunque silenciosa en su preparación, no logró escapar al radar de la comunidad organizada. Gracias a una rápida respuesta de activistas locales, lo que parecía una redada inminente fue contenido por la vigilancia ciudadana.
¿QUÉ PASÓ EXACTAMENTE EN LA ZONA?
Ron Góchez, organizador de Unión del Barrio, relató cómo su organización recibió múltiples alertas desde temprano el domingo, advirtiendo sobre una concentración inusual de agentes federales en la ciudad de Bell. “Teníamos unos 25 o 30 vehículos allí y pudimos detectar la operación antes de que comenzara”, explicó Góchez. “Definitivamente afectó sus planes”.

La movilización se convirtió en un ejercicio ejemplar de autodefensa comunitaria, donde vecinos y activistas se unieron para monitorear, grabar y advertir sobre los movimientos de ICE.
Según Góchez, algunos vehículos oficiales intentaron impedir la labor de vigilancia, bloqueando el paso a quienes grababan o seguían la caravana. Pero la determinación colectiva prevaleció. “No tenemos ni idea de cuáles eran sus planes, pero estoy bastante seguro de que no era dar una vuelta y luego regresar a sus bases militares”, ironizó el organizador. Para él, el operativo comunitario fue un éxito que demuestra cómo cualquier persona puede participar en la defensa de su vecindario.

LA REACCIÓN DEL GOBIERNO LOCAL NO TARDÓ
El alcalde de Bell, Ali Saleh, realizó una transmisión en vivo desde su cuenta de Instagram mientras recorría la ciudad en su automóvil, preocupado por las calles vacías. “Espero que esto no continúe”, expresó. “Está dañando no solo a nuestros vecinos migrantes, sino a toda la comunidad”. Saleh confirmó que en Bell existe una propiedad federal que pudo haber sido utilizada como base de operaciones y reafirmó el compromiso de la ciudad distribuyendo tarjetas rojas con información legal sobre los derechos de los migrantes.
La presencia de ICE también se reportó en otras localidades vecinas como Bell Gardens, Lynwood y Norwalk, donde las redes sociales se inundaron de videos y testimonios ciudadanos. El miedo se esparció tan rápido como las patrullas, pero también lo hizo la solidaridad.
LA REDADA EN EL SWAP MEET
Ese mismo fin de semana, la tensión llegó al Swap Meet de Santa Fe Springs, un popular mercado latino donde se reportó la irrupción de aproximadamente 100 oficiales federales armados. Una comerciante relató cómo, a pesar de tener estatus legal, su corazón comenzó a latir con fuerza al ver el operativo desde su puesto. “Ahora siento ansiedad de poder ser detenida… están sembrando el miedo”, dijo, aún temblorosa.
En medio del caos, el Swap Meet emitió una declaración tajante: no autorizaron ni fueron informados del operativo. “Para ser claros, el Swap Meet de Santa Fe Springs y su personal no se coordinaron con ICE ni participaron en ninguna planificación previa”, afirmaron en redes sociales. Aunque aún no se ha confirmado el número exacto de detenidos, algunos reportes señalan entre 2 y 40 personas afectadas.
La redada coincidió con la manifestación nacional “No Reyes”, que reunió a miles de personas en Los Ángeles y otras ciudades del país para rechazar la política migratoria federal. Pero mientras la presión política se enfrenta en las calles, el corazón de la resistencia late en los barrios: en cada vecino que levanta su celular, en cada activista que sigue una patrulla, y en cada comunidad que, unida, se rehúsa a vivir con miedo.
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Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.