Casey DeSantis no ha vuelto a pronunciarse sobre una candidatura que algunos operadores creían prácticamente garantizada (Foto: AFP)
Casey DeSantis no ha vuelto a pronunciarse sobre una candidatura que algunos operadores creían prácticamente garantizada (Foto: AFP)
Autor Enzo Mori
Enzo Mori

Durante meses, la idea de una candidatura de a la gobernación de Florida pareció casi inevitable. Con el legado político de su esposo Ron DeSantis aún fresco, aliados en Tallahassee y una plataforma pública impulsada por su iniciativa Hope Florida, la primera dama de Florida había sido presentada como la heredera natural del poder republicano en el estado. Sin embargo, lo que comenzó como una posibilidad vibrante ahora parece un globo aerostático que pierde altura a toda velocidad.

LAS DIFICULTADES QUE TIENE LA CANDIDATURA DE CASEY DESANTIS

El respaldo del presidente Donald Trump al congresista Byron Donalds fue el primer gran obstáculo. El apoyo de Trump, que sigue teniendo un peso decisivo en las primarias republicanas, no solo consolidó a Donalds como favorito, sino que marcó el inicio de una campaña cuesta arriba para DeSantis. Aunque Casey intentó tender puentes, incluso compartiendo un campo de golf con Trump en Palm Beach, el gesto no fue suficiente para cambiar la narrativa.

La primera dama Casey DeSantis habla junto al gobernador Ron DeSantis durante una conferencia de prensa (Foto: AFP)
La primera dama Casey DeSantis habla junto al gobernador Ron DeSantis durante una conferencia de prensa (Foto: AFP)

Pero el golpe más fuerte llegó en abril. Un informe conjunto del Miami Herald y el Tampa Bay Times desató un escándalo que remeció los cimientos de Hope Florida. La revelación de un desvío de 10 millones de dólares de fondos del Medicaid a organizaciones benéficas relacionadas con la iniciativa —que luego canalizaron ese dinero hacia un comité de acción política vinculado al círculo íntimo de los DeSantis— puso a la primera dama en el centro de una controversia ética que debilitó gravemente su perfil público.

Aunque la investigación inicial no la acusó formalmente de delito alguno, el daño ya estaba hecho. La imagen impoluta de Casey comenzó a deteriorarse justo cuando se acercaba el plazo para decidir si lanzaría su candidatura. Peor aún, la posibilidad de reabrir el caso —como advirtió el presidente de la Cámara de Representantes— mantiene la incertidumbre sobre la mesa, como una espada de Damocles política que impide planificar con claridad.

El respaldo inicial de Donald Trump a Donalds siempre representó un obstáculo intimidante para el proyecto de extender el reinado de DeSantis en 2026 (Foto: EFE)
El respaldo inicial de Donald Trump a Donalds siempre representó un obstáculo intimidante para el proyecto de extender el reinado de DeSantis en 2026 (Foto: EFE)

UN AMBIENTE POCO FAVORABLE DENTRO DEL PARTIDO REPUBLICANO

Muchos operadores consideran que enfrentarse a Donalds —armado con 15 millones de dólares en apenas 45 días y con el respaldo inequívoco de Trump— es una batalla que no vale la pena librar. Las encuestas reflejan esa percepción: Donalds aventaja a Casey DeSantis por 19 puntos cuando se informa a los votantes sobre la postura del presidente

La guerra interna entre el círculo de Trump y los DeSantis tampoco ayuda. Figuras como Susie Wiles y James Blair, hoy altos cargos en la Casa Blanca, fueron despedidos por Ron DeSantis años atrás, sembrando una “disputa de sangre” que ahora se traduce en un frente activo contra cualquier intento de Casey por ascender. Y con Trump aún coleccionando agravios, la maquinaria para cerrar puertas está más afilada que nunca.

En este contexto, lanzar una campaña sería para Casey DeSantis no solo una prueba política, sino una lucha por mantenerse relevante. La dificultad para reclutar estrategas de alto perfil, el desgaste de su apellido tras el fracaso presidencial de su esposo y la creciente percepción de que su momento ya pasó, refuerzan la idea de que cualquier paso en falso podría terminar en una derrota humillante, como advirtió el veterano Roger Stone.

No obstante, la primera dama aún no ha descartado formalmente su candidatura. Algunos asesores especulan con que Casey podría estar esperando al otoño, apostando a que la atención mediática sobre Hope Florida se disipe y que Donalds cometa algún error que erosione su favoritismo. Pero el reloj avanza, y cada día sin una postura clara alimenta más dudas que certezas.

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SOBRE EL AUTOR

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.