Su proyecto, impulsado para ampliar el trabajo de menores de edad como respuesta a la falta de mano de obra de migrantes deportados, no prosperó (Foto: EFE)
Su proyecto, impulsado para ampliar el trabajo de menores de edad como respuesta a la falta de mano de obra de migrantes deportados, no prosperó (Foto: EFE)
Autor Enzo Mori
Enzo Mori

Ron DeSantis, gobernador de , volvió a quedar en el centro del debate político con un proyecto que, esta vez, no llegó a destino. Su propuesta para ampliar las horas de trabajo permitidas a menores de edad fue frenada en el Senado de Florida, a pesar de haber sido aprobada en la cámara baja. La iniciativa, que pretendía suplir la falta de mano de obra tras las deportaciones masivas de migrantes, fue recibida con fuertes críticas por poner en riesgo a los jóvenes trabajadores.

EL PROYECTO QUE BUSCABA AMPLIAR EL TRABAJO JUVENIL EN FLORIDA

Bajo el nombre de Senate Bill 918, el proyecto buscaba permitir que adolescentes de 16 y 17 años pudieran trabajar en turnos nocturnos y durante jornadas extendidas incluso en pleno ciclo escolar. Aún más polémico, la ley pretendía autorizar a chicos de tan solo 14 años educados en casa o vía virtual a cubrir turnos de noche. También se eliminaban los horarios laborales establecidos y la obligación de dar pausas para comer.

El equipo de DeSantis redactó el texto, con la clara intención de responder a la escasez de empleados generada por las duras políticas migratorias en Florida. Según el gobernador, los jóvenes estadounidenses podían ocupar los empleos vacantes que antes realizaban migrantes sin estatus legal. En sus palabras, era un “retorno” a lo que ocurría cuando él era joven, aludiendo a trabajos de medio tiempo en hoteles o restaurantes.

La iniciativa buscaba flexibilizar las restricciones laborales para adolescentes, pero generó críticas por los riesgos de explotación (Foto: AFP)
La iniciativa buscaba flexibilizar las restricciones laborales para adolescentes, pero generó críticas por los riesgos de explotación (Foto: AFP)

ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA DEL PROYECTO

El respaldo a la medida no tardó en llegar desde sectores conservadores. Grupos como Moms for Liberty y la Federación Nacional de Negocios Independientes defendieron el proyecto bajo el argumento de los “derechos parentales” y la necesidad de armonizar con las leyes federales. Para ellos, permitir que los adolescentes trabajen más era simplemente una forma de fortalecer a las familias y aliviar la presión económica.

Pero del otro lado, la resistencia fue aún más contundente. Sindicatos, agrupaciones civiles y defensoras de los derechos humanos alzaron la voz. La AFL-CIO, la ACLU, la NAACP y hasta asociaciones estudiantiles advirtieron sobre el riesgo de explotación laboral y el impacto negativo en la salud y educación de los adolescentes. “Tenemos que dejar que los chicos sean chicos”, declaró el senador republicano Joe Gruters, desmarcándose del propio partido.

La propuesta encendía una señal de alarma más allá del plano legal: revelaba una tendencia creciente a reemplazar trabajadores migrantes por menores de edad. En ese marco, las críticas no solo apuntaban al proyecto en sí, sino también al enfoque de DeSantis y su alineamiento con las políticas antiinmigrantes de Donald Trump. Un modelo que, para muchos, busca soluciones laborales en los lugares más vulnerables.

Aunque la Cámara de Representantes aprobó el proyecto en abril, el Senado lo ignoró por completo hasta que el periodo legislativo concluyó. El silencio fue tan efectivo como un voto en contra. Con la sesión cerrada, la iniciativa quedó descartada, al menos por ahora. Las normas laborales para adolescentes siguen vigentes y, de momento, los horarios y las protecciones se mantienen.

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SOBRE EL AUTOR

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.