Este grupo de monedas es muy buscado, pero difícilmente haya alguien que pueda venderlas o comprarlas (Foto: Freepik)
Este grupo de monedas es muy buscado, pero difícilmente haya alguien que pueda venderlas o comprarlas (Foto: Freepik)
Este grupo de monedas es muy buscado, pero difícilmente haya alguien que pueda venderlas o comprarlas (Foto: Freepik)
Pedro Bustamante

¿Te has preguntado alguna vez cuántas veces una pieza de historia podría perderse para siempre? O qué tan raras pueden llegar a ser esas pequeñas reliquias que, en su momento, fueron pensadas para algo mucho más grande. Hay objetos tan únicos que su simple existencia se convierte en un misterio. A veces, incluso el hecho de que existan ya es un milagro. Imagina que sólo quedan 12 ejemplares de una en particular, y que, además, ni siquiera pueden comprarse. Su historia no sólo es increíble, sino también tan excepcional que realmente parece de otro mundo.

Ahora bien, lo que te contaré es un tema que no mucha gente conoce, pero que, sin duda, fascina a los coleccionistas de monedas y a los amantes de la historia. Existen 12 de las cuales, como te decía, sólo hay una pequeña cantidad y su valor es tal que ni siquiera están a la venta. Pero, ¿por qué son tan especiales? Todo comenzó en 1999, cuando la Casa de la Moneda de Estados Unidos decidió acuñar una serie de Sacagawea. Pero no eran cualquier tipo.

EL ORIGEN DE LAS 39 MONEDAS DE SACAGAWEA

En junio de 1999, la Casa de la Moneda de Estados Unidos acuñó 39 dólares de Sacagawea en planchetes de oro de 22 quilates. Estos de metal dorado tenían un grosor de 27 mm y estaban compuestos por oro fino de 0,9167. Si te suena raro, es porque no es común que una moneda esté hecha de tan puro oro, y mucho menos una que en principio iba a ser vendida al público. La idea inicial de la Casa de la Moneda era justamente esa: poner estas piezas de oro a la venta.

Sin embargo, no todo salió como se esperaba. Aunque las monedas fueron acuñadas en la Casa de la Moneda de Filadelfia, su marca de ceca sería distinta a la habitual. En lugar de tener una “P” de Filadelfia, las monedas de esta serie llevaban la “W” de West Point, lo que hacía que fueran aún más singulares. Sin embargo, el plan de comercializarlas se abortó. En lugar de fundir las 39 piezas, la Casa de la Moneda decidió conservar 12 de las mejores y más atractivas, mientras que las otras 27 monedas fueron fundidas y desaparecieron.

En Estados Unidos, durante el 2000, comenzó a circular una moneda con el rostro de Sacagawea, sin imaginarnos que años después podría valer tanto dinero para los coleccionistas (Foto: Casa de la Moneda de los Estados Unidos)
En Estados Unidos, durante el 2000, comenzó a circular una moneda con el rostro de Sacagawea, sin imaginarnos que años después podría valer tanto dinero para los coleccionistas (Foto: Casa de la Moneda de los Estados Unidos)

EL VIAJE AL ESPACIO

Lo que vino después es lo que realmente convierte a estas 12 monedas en algo completamente fuera de lo común. El grupo de ejemplares de Sacagawea fueron enviadas al espacio a bordo del transbordador espacial Columbia, como parte de una conmemoración en honor a Eileen Collins, la primera mujer estadounidense en comandar un vuelo de transbordador espacial. Imagina esto: una moneda, nacida de la Tierra, viajando más allá de las fronteras de nuestro planeta, a millones de kilómetros de distancia. Eso ya las hacía únicas, pero aún no había terminado la historia.

LA CUSTODIA EN FORT KNOX

El 31 de agosto de 2001, tras su viaje al espacio, las 12 monedas fueron transportadas a Fort Knox, en Kentucky, donde recibieron custodia en uno de los lugares más seguros y emblemáticos de Estados Unidos. Desde entonces, estas piezas han sido casi como piezas de museo, exhibidas en muy contadas ocasiones. Una de ellas fue en la Feria Mundial del Dinero de la Asociación Numismática Estadounidense en Milwaukee, Wisconsin, en 2007, aunque sólo se mostraron brevemente antes de regresar a su lugar de origen.

LA CONTROVERSIA SOBRE LAS PLUMAS

Ahora bien, algo interesante también ocurrió con el diseño de la misma. La imagen de Sacagawea, la famosa nativa americana que aparece en el anverso, está acompañada por plumas que fueron cuidadosamente diseñadas para representar su cultura. Sin embargo, el escultor y grabador Thomas D. Rogers Sr., quien trabajó en el reverso de la moneda, hizo algunas observaciones sobre las plumas. En una reciente entrevista, Rogers explicó que, aunque algunos hablaban de una “decimotercera pluma”, él nunca aumentó el número de plumas, pero otros lo interpretaron así debido a las variaciones en el diseño. Este pequeño detalle muestra cómo incluso la más mínima modificación en una pieza de arte puede generar todo un debate.

¿POR QUÉ SON TAN CODICIADAS?

Lo que hace que estas sean tan codiciadas no es solo su material o su historia; es la increíble rareza de las mismas. Actualmente, sólo existen 12 monedas de este tipo, y ninguna de ellas está a la venta. Las monedas de Sacagawea del 2000-W son extremadamente raras, pero estas en particular, con su vinculación al espacio y su conexión con una de las figuras más emblemáticas de la historia espacial de Estados Unidos, las hacen aún más valiosas.

UNA PIEZA IRREMPLAZABLE

Hoy en día, estas monedas son prácticamente inalcanzables. No solo por su precio, que sería astronómico si alguna vez llegaran a salir a subasta, sino por su estatus como piezas de historia viviente. El viaje al espacio les otorga un simbolismo que va más allá del valor material. Son una representación de lo que significa explorar, recordar y, sobre todo, valorar las pequeñas cosas que, a veces, tienen un impacto mucho más grande de lo que imaginamos.

SOBRE EL AUTOR

Bachiller en Periodismo de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Con siete años de experiencia en medios de comunicación escritos, tanto en ediciones impresas como digitales. Actualmente redacto para el Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.

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