
Cada mañana, el estacionamiento del Home Depot en Princeton Park, en Chicago, se convierte en algo más que un simple punto de compras. A la sombra de herramientas y pintura, decenas de hombres —en su mayoría migrantes— esperan con esperanza y ansiedad. No están allí para comprar, sino para ofrecer su fuerza de trabajo a quien esté dispuesto a darles una oportunidad. Sin embargo, lo que para algunos es un acto de supervivencia, para otros se ha vuelto una fuente de estrés, miedo y creciente frustración.
CADA VEZ APARECEN MÁS PERSONAS QUE BUSCAN TRABAJO
Ubicada cerca de la calle 87 y la estación Dan Ryan, esta tienda se ha transformado en una especie de bolsa de trabajo informal. Clientes y vecinos reportan que la afluencia de personas en busca de trabajo ha aumentado visiblemente en los últimos meses. Jornaleros se acercan a los autos, hacen señas desde la acera, o caminan entre los carros con carteles improvisados, ofreciendo limpieza de coches, reparaciones y todo tipo de tareas menores.
“No puedes bajar la ventanilla sin que alguien te pida trabajo”, comentó la Sra. Berger, clienta habitual del local, a FOX 32. “Te hacen señas para que te detengas, como si los fueras a atropellar. Me he sentido realmente incómoda”, añadió. Su experiencia no es aislada; otros residentes afirmaron que evitar el Home Depot se ha vuelto común, especialmente para personas mayores o mujeres que van solas.
Zoe Leigh, vecina de la zona, ha observado un cambio en la diversidad de quienes se congregan frente a la tienda. “Ya no son solo latinos. Ahora hay africanos, haitianos. Es gente que claramente quiere trabajar, pero no puede. Y no me digan que no hay forma de acelerar sus permisos de trabajo. No hay voluntad política”, denunció.
Para Amber, una exempleada de la tienda, el problema no radica en las personas sino en la falta de gestión. “La empresa no hace lo suficiente. La ciudad tampoco. Es un caos en la entrada, los clientes se sienten inseguros, y los migrantes están desesperados. Nadie gana”, señaló. La escena, según ella, ha dejado de ser anecdótica para volverse estructural.

LA RESPUESTA DE HOME DEPOT ANTE ESTA SITUACIÓN
Ante las crecientes quejas, Home Depot emitió un comunicado reiterando su política de “no solicitación” y asegurando que trabaja con las autoridades locales para garantizar la seguridad. Sin embargo, la declaración parece más un gesto de rutina que una solución concreta. Mientras tanto, la oficina del concejal Ronnie Mosley permanece en silencio, sin pronunciamientos públicos ni planes visibles.
Lo que ocurre frente a este Home Depot no es exclusivo de Princeton Park: es una postal de lo que pasa cuando las necesidades humanas chocan con estructuras inflexibles. Personas sin permisos laborales, atrapadas entre la ley y la necesidad, convergen en espacios donde el sistema no les ofrece otra alternativa. Y las comunidades, sin recursos para canalizar esa presión social, responden con quejas, miedo y polarización.

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.