1 de 4Marlene Chumbes levantando el trofeo que la proclamaba campeona mundial infantil de tenis. 20 de diciembre de 1980. Foto: GEC Archivo Histórico
Marlene Chumbes
En 1980, el torneo pre mundial de tenis infantil se desarrollaba en Caracas, Venezuela, donde participaban más de 100 tenistas de 14 naciones, divididos en dos categorías. Perú había enviado una delegación corta, pero preparada acorde con la importancia de tal evento. Una niña peruana de 12 años partía silenciosamente junto a otros compañeros de equipo en busca de cumplir un sueño; obtener el título mundial.
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Marlene Chumbes. 20 de diciembre de 1980. Foto: GEC Archivo Histórico
Marlene Chumbes
Caracas vería nacer a la nueva reina del tenis mundial, Marlene Chumbes Cabezas. Una frágil niña que luego le daría más de una alegría al pueblo peruano. Marlene inició su participación enfrentando a la representante de Aruba, Ivonne Escalona, a quien derrotó con un inobjetable 6-1 y 6-2, triunfo que le agregaría a su buen juego, una dosis de confianza para de esa manera sortear dos obstáculos más y lograr llegar a la semifinal.
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Marlene Chumbes. 20 de diciembre de 1980. Foto: GEC Archivo Histórico
Marlene Chumbes
Dicha semifinal, fue ante una rival más exigente, la local Herriette Gemer, quien le ofreció una dura batalla, pero que finalmente sucumbió ante el gran juego de la peruana, que la derrotó por un doble 6-4. Luego llegaría la final ante la jugadora de Israel, Dalila Coriat, quien al principio opuso una tenaz resistencia ante la peruana que desarrollaba un gran juego.
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Marlene Chumbes. 20 de diciembre de 1980. Foto: GEC Archivo Histórico
Marlene Chumbes
Sin embargo Marlene estaba decidida a quedarse con el título y empezó a hacer uso de su destreza tenística, colocándole todo tipo de bolas a su contrincante. El triunfo no tardaría en llegar, un doble 6-3 coronaría a Marlene Chumbes como la campeona mundial infantil de tenis, la nueva “reina del deporte blanco”. Lo anecdótico fue que había ganado el torneo sin haber perdido un solo set durante todas su presentaciones. ¡Grande Marlene!