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Juego - volar cometa
En la década del 70 las vacaciones escolares de medio año, que se iniciaban a fines de julio y se prolongaban hasta quincena de agosto, era la época propicia para volar cometas. (Foto: GEC Archivo Histórico)
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Además, el viento del invierno limeño apoyaba con su fuerza para el lucimiento de las cometas multicolores. (Foto: GEC Archivo Histórico)
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Era toda una aventura elaborar una cometa en compañía de nuestros padres, hermanos o amigos. En la armazón se usaban varas de caña o zacuara que se unían con pabilo y se revestían con papel de seda el cual era pegado con engrudo (mezcla preparada a base de harina con agua). (Foto: GEC Archivo Histórico)
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La satisfacción era ver nuestra cometa en el cielo de Lima y compararla con las de nuestros amigos del barrio, no bastaba con preparar una cometa muy vistosa porque lo principal era que pueda alzar vuelo. Se podían elaborar varios modelos como el avión, el barril, la estrella, la pava, etc. (Foto: GEC Archivo Histórico)
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En las décadas de los 70 y 80 el vuelo de cometas generó tanto interés que se organizaban concursos para premiar a la cometa mejor elaborada, pero no todo era color de rosas. Hubo tardes en las que los que volaban cometas se retaban en duelos a muerte en parques y descampados populares, donde se intentaba chocar en el aire las cometas de los otros para destrozar su papel, que se denominaba precisamente “papel cometa”, y hacerles caer en picada. (Foto: GEC Archivo Histórico)
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Algunos avezados le ponían un trozo de hoja de afeitar o de cuchilla al comienzo de la cola de la cometa para facilitar el destrozo ajeno y alzarse con la victoria gracias a un arma asolapada y prohibida. (Foto: GEC Archivo Histórico)
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Con el paso del tiempo algunas personas se dedicaron a la fabricación y venta de cometas artesanales y luego aparecieron las de producción en masa que reemplazaron la caña por varas de plástico, el pabilo por el nylon y el papel de seda por plástico brilloso donde destacaban diversos personajes de los cómics, aunque todas con la misma forma de águila. (Foto: GEC Archivo Histórico)