El delantero del Inter de Milán definió magistralmente en dos ocasiones, pero ambas fueron invalidadas. FOTO: Daniel Apuy.
El delantero del Inter de Milán definió magistralmente en dos ocasiones, pero ambas fueron invalidadas. FOTO: Daniel Apuy.
Renzo Gómez Vega

A los 27′ minutos del primer tiempo, sombreó la pelota con una caricia, y a los 34′ amagó con un firulete ronaldesco, pero ninguno de esos balones que ingresaron a la red del arco saudí fueron convalidados como gol. Ambas definiciones soberbias que denotan el amplio repertorio del delantero del Inter de Milán, pero que además nos remitieron al primer Ronaldo legendario que el fútbol conoció: el brasileño dientón de cabeza rapada.

Las dos anotaciones fueron anuladas por offside milimétricos, sobre todo el segundo, privando a Argentina de la posibilidad de sentenciar un partido que después se le complicó en demasía. Pero como la canción de Rubén Blades, el VAR te quita y te da: el primer gol de Argentina y de Messi en Qatar 2022 fue a partir de una consulta del árbitro con otros árbitros que lo asistieron desde un cuarto con muchas pantallas. Leandro Paredes sintió un agarrón en el área y cayó. Sin la tecnología capaz no se hubiese cobrado.

Pero la gran diferencia es que el gol de Messi se trataba de una jugada de interpretación. Un offside no lo es. Es una jugada mucho más fáctica y objetiva. O es o no es. Los “goles” que se le anularon a Lautaro Martínez, más allá de desatar el grito de gol y la solidaridad sudamericana, iniciaron con el ‘Toro’ unos centímetros adelantado. Queramos o no. ¿Qué tan saludable es esa literalidad para un deporte que desata tantas pasiones y subjetividades? ¿Cuáles son los límites de la justicia?

El VAR se creó para ahorrarnos polémicas, pero como ya hemos visto esta madrugada eso es imposible. El VAR solo ha abierto nuevas discusiones y un argumento prestado que hoy resuena en Argentina, pero que mañana será la bandera de otro país: se está atentando contra el espíritu del fútbol. La aplicación a rajatabla de la ley podría ser también un despropósito, dicen desde el Río de la Plata. Un dedo también puede ser off-side claman. Sería injusto que se amparen en los goles que no fueron de Lautaro Martínez. Nada justifica la derrota argentina en su debut mundialista. Arabia Saudita ya hizo su mundial.

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