España 82. (Foto: captura de pantalla)
España 82. (Foto: captura de pantalla)
Redacción EC

Irak reclamaba la devolución de kilómetros de territorios petroleros y el pago de miles de millones de dólares por la explotación de esas tierras. El 1° de agosto de 1990, tras el fracaso de las negociaciones en Yidda, Arabia Saudita, Saddam Hussein activó a sus tropas e invadió Kuwait. Fue la primera Guerra del Golfo.

El emir Jaber Al-Ahmed Al-Sabah huyó a Arabia Saudita. Su hermano, Fahid, eligió quedarse a defender el palacio Dasman, la residencia oficial. Estaba dispuesto a la lucha cuerpo a cuerpo. No era algo nuevo para él, era un militar de alto rango, tras su participación en la guerra de los seis días contra Israel en 1967. Y estaba dispuesto a repetir lo que había hecho con la brigada Yarmouk en el frente egipcio.

Pero no le dieron la posibilidad. Una ráfaga de metralla de un avión a reacción iraquí lo alcanzó dentro del palacio y murió de inmediato. La respuesta de George Bush fue inmediata y un anticipo de la Operación Tormenta del desierto. Con ese nivel de tensión, la muerte de Fahid, apenas ocupó unas líneas en los diarios de todo el mundo. Su fama la había obtenido ocho años antes, cuando fue el protagonista de la situación más insólita de la historia de los Mundiales.

El 21 de junio de 1982, en España, Kuwait perdía 3 a 1 y faltaban tan solo dos minutos para terminar el partido por el Grupo 4 en el estadio José Zorrilla de Valladolid. El volante Alain Giresse marcó el cuarto tanto francés con una defensa rival que se quedó literalmente parada, pero... En el video de la transmisión oficial, se escucha claramente un silbatazo. Pero no fue del árbitro ruso Miroslav Stupar, que convalidó el gol. Los defensores kuwaitíes se miraban entre ellos sin entender lo ocurrido.

Trataron de explicarle al referí lo ocurrido y en eso estaban cuando desde la platea, un hombre con un turbante rojo y blanco le hacía señas a los jugadores. Los invitaba a retirarse del campo. Era Fahid Al-Sabah, por supuesto. Un apasionado de los deportes, que era miembro del Comité Olímpico Internacional, pero también había ocupaba el cargo de presidente de la Federación de fútbol. Antes había sido presidente de la Federación de Básquet y de la Federación asiática de handball. Un dirigente completo.

Las quejas continuaron y antes de que Stupar pudiera reanudar el juego, Fahid estaba en la cancha. Tuvo una conversación con el árbitro. Mientras tanto, el DT de Francia Michel Hidalgo, que no podía creer la insólita situación, era retirado por la Guardia Civil.

"La Guardia Civil española le abrió paso al jeque en vez de detenerlo. Nos sacó el gol. Nosotros nos preguntábamos en la cancha si iba a sacarnos los otros tres y Kuwait pasaba a ganar 3 a 1", contó Giresse años después en un documental.

Nunca se supo qué le dijo Fahid a Stupar, lo cierto es que el ruso anuló el gol y reanudó el partido con un pique en el centro del campo. Una situación que no se encontrará en ninguno de los reglamentos de fútbol. En la jugada siguiente, finalmente Francia marcó el 4-1 por intermedio del defensor Maxime Bossis.

La FIFA, tras el escándalo, tomó medidas: al jeque, una multa de 10.000 dólares, y a Stupar no lo dejaron volver a dirigir a nivel internacional nunca más.

Siempre en el poder

Ahmad Al-Sabah, hijo del jeque que anuló un gol en un Mundial, junto con el argentino Luis Scola, en la Villa Olímpica de Buenos Aires 2018. (Foto: Pablo Elías)
Ahmad Al-Sabah, hijo del jeque que anuló un gol en un Mundial, junto con el argentino Luis Scola, en la Villa Olímpica de Buenos Aires 2018. (Foto: Pablo Elías)

Tras aquella invasión, Saddam Hussein anexó a Kuwait como una provincia iraquí más, pero el 28 de febrero de 1991, el triunfo de una coalición liderada por los Estados Unidos restituyó en su puesto al emir Jaber Al-Ahmed Al-Sabah, que gobernó hasta su muerte, en 2006, y luego fue sucedido por el príncipe heredero Saad Al-Abdulá Al-Salim Al-Sabah. La familia tiene el control del emirato desde 1756.

La tradición continúa. Al igual que la vinculación con el deporte. Ahmad Al-Sabah, uno de los hijos de Fahid, es actualmente miembro COI. Y fue uno de los que, por su buena relación con Gerardo Werthein, apoyó a Argentina en la candidatura para los Juegos Olímpicos de la Juventud que se realizarán este año en Buenos Aires.

El jeque, estuvo hace menos de un mes en Buenos Aires, visitando las instalaciones olímpicas. Como su papá, también formó parte de la FIFA, pero renunció en abril del año pasado, acusado de sobornar a dirigentes para comprar votos en distintas elecciones internas.

(GDA / La Nación)

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