Jefferson Farfán y el primer tanto ante Nueva Zelanda en el repechaje para el Mundial Rusia 2018. (Foto: USI)
Jefferson Farfán y el primer tanto ante Nueva Zelanda en el repechaje para el Mundial Rusia 2018. (Foto: USI)

Por: Morten Glinvad, periodista danés


Salté de la cama del sofá en un grito triunfal cuando Jefferson Farfán marcó el gol, temiendo que iba a despertar a mi hijo mayor en la habitación contigua. Estaba de madrugada en mi apartamento en Copenhague. Me había levantado para encontrar una señal de Lima en Internet del último paso hacia Rusia de la . Sentí la tensión en el cuerpo y me sudaron las manos cuando los enormes neozelandeses tenían algunas de sus temidas jugadas a balón parado. Hubiera sido típico de Perú encajar un gol idiota en los últimos minutos después de un tiro de esquina. Me calmé cuando Christian Ramos anotó el 2-0 y me conmovió cuando todo terminó. En mi pantalla de TV vi que el Estadio Nacional era un revoltijo de lágrimas, de alegría y de caos.

Algunas semanas más tarde vi el sorteo del Mundial en Moscú en la televisión. Francia, Perú. Y mi Dinamarca. Inmediatamente empecé a investigar cómo llegar a Saransk y cuál era el costo de viajar de Copenhague a Lima. Visité a Edison Flores en Aalborg y él me habló de la emoción que sentía por ir a la Copa del Mundo: “Nunca he visto a mi país participar en un Mundial. Ahora voy a jugar en uno yo mismo. Es muy especial”.

Durante algunos años tuve una novia de Trujillo llamada Ana, a quien conocí durante una gira por el Perú. Con ella viví entre su país y el mío, y durante la Copa América 2004 acordé con una revista danesa de fútbol para cubrir el torneo. Estudié la historia del fútbol de Perú y leí sobre el gran equipo de los años 70, sobre la tragedia de Alianza Lima en 1987 y las muchas decepciones de la selección nacional a lo largo de los años.

Como un extraño, vi el drama durante la Copa América, donde las expectativas fueron reemplazadas por el boicot de los jugadores a la prensa y por las duras críticas hacia el seleccionador Paulo Autuori. Fue un drama y me fascinó. Me llevé el sufrimiento peruano y el fútbol me ayudó a sentirme como un peruano más.

Desde Dinamarca comencé a levantarme por la noche y seguir las Eliminatorias para el Mundial por Internet. Y generalmente volvía a la cama frustrado después de otra derrota. En el 2005 viajé con la selección de Perú a Goiania para un partido de Eliminatorias a fin de escribir un reportaje sobre una de las selecciones pequeñas en Sudamérica en su batalla contra el poderoso Brasil. En el camino fui entrevistado por la televisión peruana y titulado “Marte Climbe, periodista holandés”. Por supuesto, Perú perdió.

Edison Flores con la camiseta del Aalborg de Dinamarca. (Foto: AFP)
Edison Flores con la camiseta del Aalborg de Dinamarca. (Foto: AFP)

Han pasado muchos años desde que Ana y yo éramos novios y hasta este año no había regresado al Perú desde el 2005. Pero después del sorteo de Rusia 2018 decidí volver para escribir sobre el retorno de Perú a un Mundial después de tantos años. Encontré una euforia impresionante y un orgullo nacional que no pude reconocer por completo. Vi a un país cambiado, donde esta nueva selección representaba estos cambios en la calle. Visité a Juan Carlos Oblitas en la Videna y escuché sobre los pensamientos del desarrollo del fútbol en el país. Y sentí que mi amor por este país hermoso, caótico y apasionado florecía de nuevo.

Una mañana tenía una cita con Ricardo Gareca en un hotel de San Isidro para una entrevista. Después de ella seguimos hablando y le conté cómo me había enloquecido frente a la pantalla en Copenhague cuando su equipo se clasificó para el Mundial. Y que tenía algunas dudas de cuáles serían mis emociones en Saransk cuando los dos equipos se encontrarían. Gareca sonrió. “Estoy seguro de que cuando estés en Rusia sentirás dentro de ti que quieres que tu propio país gane el partido”, dijo.

Él tiene razón. El deporte aflora el espíritu nacionalista en la mayoría, aunque sé que la alegría general, si se pudiera medir, seguramente sería mayor en el Perú en caso de una victoria. Pues a lo mejor pasen los dos equipos del grupo.

En cualquier caso, he decidido seguir a la selección peruana a la distancia en el futuro también. Incluso si me va a costar muchas noches de sueño. 

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