(Foto: Reuters)
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Arturo León

Pese a marcharse de tras la fase de grupos, estas estrellas cumplieron el sueño de marcar un gol en los mundiales, un premio más que un consuelo. Sus huellas quedarán grabadas.

Mohamed Salah

Hasta antes del Mundial era firme candidato a pelear el Balón de Oro con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Se seguirá hablando de la jugada con Sergio Ramos en la final de la Champions que lo privó de estar en su mejor nivel en Rusia. De todas formas, la máxima estrella de Egipto cumplió el sueño de niño: anotar un gol en la Copa del Mundo. Lo hizo de penal ante el anfitrión en el 1-3 y contra Arabia Saudita en la otra caída 1-2. No pudo estar en el debut ante Uruguay porque todavía no estaba recuperado de la lesión en el hombro. El crack del Liverpool –aunque quizá pase a otro equipo cuando acabe la Copa– hizo una definición digna de la excelente temporada que hizo: la picó cuando el arquero rival salió a cortar. Con solo 26 años está a tiempo de lograr otra histórica clasificación con su país para volver sin lesiones y con el objetivo de avanzar a la segunda fase.



Creo que no existe otro jugador del Mundial Rusia 2018 que haya luchado tanto fuera de las canchas para disputar el torneo. Paolo pasó casi el mismo tiempo con sus abogados y leyendo argumentos de defensa que en el gimnasio. Pese a todo, logró unirse a la selección peruana antes del 4 de junio, día en que se enviaba la lista oficial de 23 convocados. Se fue triste, pero con la cabeza bien arriba. El capitán, el ‘9’, el goleador histórico, ya sabe lo que es celebrar un gol en los mundiales. Se lo convirtió a Australia en la despedida. Emotiva despedida, vale decir. Fue la primera vez que Perú cerró una Copa del Mundo con un triunfo y fue en parte gracias a Paolo, que también asistió a André Carrillo en el 1-0. Si bien queda la duda de qué nivel hubiera mostrado sin una para de seis meses, el delantero del Flamengo se esforzó al 100% para que ello no se notase. No cree que haya sido su último partido en un Mundial. A Qatar 2022 llegaría con 38 años. Él ya demostró que todo es posible.

Aleksandar Kolarov

No es delantero, pero en la zurda tiene un misil siempre listo a ser lanzado. Kolarov, quien esperó 8 años para volver a disputar el Mundial –en Sudáfrica 2010 jugó dos encuentros y no anotó–, se va con un gol anotado contra Costa Rica. Un golazo, en realidad. El tiro libre que cobró fue tan perfecto que el mismísimo Keylor Navas no pudo atajarlo. El zurdo que por muchos años brilló en el Manchester City estuvo cerca de lograr el objetivo con su querida Serbia: pasar a octavos de final. Lucharon de tú a tú con Brasil hasta el final, pero no lo consiguieron. Con 32 años esta podría haber sido su última Copa del Mundo. Seguro lo seguiremos viendo en la Champions League y en los partidos de la Serie A de Italia –a menos que deje la Roma–, pero para Aleksandar la mejor sensación del mundo fue celebrar ese tanto en el Samara Arena.

Victor Moses

Un jugador made in Premier League. Hace 10 años que luce su fútbol por esas tierras. Llegó a Rusia como una de las figuras de Nigeria y con muchas ganas de marcar un gol. Moses tiene ADN de delantero. Aunque salió campeón con Chelsea hace dos temporadas jugando como lateral derecho, siempre fue un jugador de ataque, sobre todo por su velocidad y facilidad para dejar hombres en el camino. En el Mundial 2018 le tocó anotar –algo que no hizo en Brasil 2014– desde la pena máxima y ante una Argentina que estaba luchando para no ser eliminada, y por consiguiente ser la burla de todo el mundo. En Qatar tendrá 31 años. Llegaría tranquilamente y con dos mundiales en la espalda.

Sadio Mané

En el Liverpool es extremo izquierdo, en Senegal juega de todo. Mané es el último crack que quedó fuera del Mundial, pero podrá contarle a sus nietos que gritó un gol en la fiesta más grande del fútbol. Quedó fuera de la forma menos esperada: por tarjetas amarillas, una nueva disposición de la FIFA que en este caso favoreció a Japón y perjudicó al país sudafricano de la estrella del Liverpool. Pero la clase de Mané perdurará. En abril cumplió 26 años y su carrera está en pleno ascenso. Si se queda en el Liverpool será un milagro. Tendrá que negociar –y mucho– el equipo inglés para que Sadio no cambie de camiseta. Esa soltura con la que juega, su aceleración y remate al arco lo hacen muy querido. Anotó de rebote en el 2-2 ante Japón pero qué importa, hizo realidad un sueño.

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